Image: El caso Pinochet y la impunidad  en América Latina

Image: El caso Pinochet y la impunidad en América Latina

Ensayo

El caso Pinochet y la impunidad en América Latina

Roberto Montoya y Daniel Pereyra

20 septiembre, 2000 02:00

Al igual que Pinochet, Stroessner, Teodoro Obiang, Hugo Bánzer, Duvalier, Hissen Habré, Suharto, Megistu Hailé Mariam son citados en el texto como genocidas a la espera de sentarse en el banquillo de los acusados.

Pandemia. Argentina, 2000. 254 páginas, 2.800 pesetas

El libro-denuncia de Roberto Montoya y Daniel Pereyra demuestra que muchos de estos "asuntos reservados" no son más que trapos sucios con un fuerte olor a sangre. Después de su lectura de queda claro que la Justicia es la asignatura pendiente del siglo XX

Desde hace años venimos asistiendo a una catarata de denuncias de agresiones contra los derechos humanos a lo largo y ancho del planeta. Sin embargo, lo novedoso desde el otoño de 1998, (detención de Pinochet) es que las masacres, los genocidios, las torturas y los asesinatos han dejado de ser noticia de los periódicos para comenzar a ser denuncias presentadas ante los juzgados. Este cambio está siendo sustancial al haber abierto la puerta a la lucha contra la impunidad de ciertos individuos y acciones.

El caso Pinochet y la impunidad en América Latina no está compuesto solamente por la recolección de los casos de agresiones contra los derechos humanos que se han cometido en América Latina en los últimos años, sino que tiene además la misión de subrayar que el "caso Pinochet" está teniendo un efecto demostración benéfico para todo el mundo.

Stroessner, Teodoro Obiang, Hugo Bánzer, Duvalier, Hissen Habré, Suharto, Megistu Hailé Mariam son citados en el texto como genocidas a la espera de sentarse en el banquillo de los acusados al igual que Pinochet. Sin embargo, es una pena que las denuncias que se hacen se circunscriban sólo a América Latina y que el listado de los genocidas pendientes de juicio que se ofrece se restrinja a dicho continente, al africano y al asiático, pues el lector se puede quedar con la sensación de que las impunidades son propias de los "países subdesarrollados", cuando sabemos bien que los "países desarrollados" no se caracterizan precisamente por su limpieza en el respeto de los derechos humanos. Personajes conocidos son responsables de bombardeos masivos filmados ante la complicidad y pasividad de casi todo el mundo y el tráfico de seres humanos se está convirtiendo en una práctica tan habitual y extendida que está pasando a ser "normal". Los autores son dos reconocidos periodistas. Roberto Montoya es corresponsal del periódico "El Mundo" en París y tiene un currículum que muestra su sólida experiencia en el tratamiento de los asuntos internacionales para los medios de comunicación ("El Independiente", "El Tiempo", "Liberación", "El País", "La Calle", "Triunfo", "Argumentos", "Página/12", "Antena 3 Radio", "Radio Nacional de España", "Radio Exterior de España"). Daniel Pereyra es analista de temas latinoamericanos; autor del libro Del Moncada a Chiapas; colaborador de "Resumen", "Cuadernos el Sur", "El Mundo", "Viento Sur"; e investigador del Instituto Galego de Análise e Documentación Internacional y del Centro de Investigación para la Paz.

Después de la lectura de El caso Pinochet... queda claro que la Justicia es la asignatura pendiente del siglo XX. A bastantes ciudadanos de a pie nos sigue resultando incomprensible que ciertos individuos por el cargo que ocupan gocen de la "inmunidad" necesaria para cometer impunemente las acciones que consideran desde su exclusivo punto de vista oportunas para asegurar "el bien del Estado que representan", cuando precisamente por la responsabilidad de su posición debería estar garantizada la rendición de cuentas a fin de controlar sus comportamientos y revisar su concepción del "bien". Una vez más se comprueba que quien hace la ley hace la trampa. Se suele argumentar que la inmunidad de los altos cargos se concede para preservar aquellos secretos de Estado que la ciudadanía no puede ni debe conocer, lo cual convierte a ésta en la práctica en menor de edad y a aquéllos en seres sobrenaturales que gozan del privilegio de ser los únicos capaces de entender y administrar los entresijos de la gestión de lo público.

El libro-denuncia -a veces teñido conscientemente de un cierto tono amarillista- de Roberto Montoya y Daniel Pereyra demuestra que muchos de estos "asuntos reservados" no son más que trapos sucios con un fuerte olor a sangre. ¿Cuándo se enterarán los que tienen el poder de que ellos son también mortales que deben dar cuentas a la Justicia? ¿Cuándo habrá una Justicia digna de tal nombre? ¿Cuándo tendremos una clara división de poderes? ¿Cuándo existirá una igualdad de los ciudadanos ante la ley? ¿Cuándo los funcionarios públicos comprenderán que están al servicio de la ciudadanía y que los cargos que ocupan no son un privilegio personal ni una patente de corso para cometer sus abusos?

Se tardará tiempo en que estos deseos se conviertan en realidad, pero no hay que desesperarse y tirar la toalla. Los autores del libro nos ayudan a recobrar las esperanzas de que es posible construir un mundo mejor en el que quepamos todos dignamente conviviendo pacíficamente con nuestras diferencias.

LA HERMANDAD DE DICTADORES

Cuando los militares dieron el golpe de Estado en Chile en 1973, Sroessner detentaba ya el poder en Paraguay desde 1954; y los militares brasileños se habían levantado en 1964; el general Hugo Banzer en Bolivia en 1971...De hecho según Montoya y Preyera fue el golpe de Banzer uno de los casos de colaboración entre dictaduras más visible, ya que oficiales argentinos y brasileños cooperaron en él y también los gobiernos de Argentina y Brasil aportaron a "la causa" armamento y ayuda financiera.