Ana Merino. Foto: Alejandro Meter

Ana Merino. Foto: Alejandro Meter

Letras

'El camino que no elegimos', de Ana Merino: cuando la realidad se hace añicos

La escritora publica una novela coral sobre relaciones rotas y romances de consecuencias impredecibles, lastrada por demasiadas digresiones y diálogos poco naturales.

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La vocación más temprana de Ana Merino (Madrid, 1971) fue la de poeta, una actividad por la que obtuvo el Premio Adonais con un trabajo de 1995 –Preparativos para un viaje– que se reeditó en 2013.

El camino que no elegimos

Ana Merino

Destino, 2025
382 páginas. 20,90 €

Desde entonces, la escritora ha seguido cultivando esta forma de creación, según se revela en su publicación de 2023 Los pasos de la cordura. Antología (1994-2023).

Pero Merino también ha ejercitado sus habilidades en otros géneros como el teatro, la literatura infanto-juvenil, el álbum ilustrado, el ensayo y la narrativa.

En este último, sin embargo, no fue tan precoz. En 2009 publicó la novela juvenil El hombre de los dos corazones y hasta 2020 no vio la luz El mapa de los afectos, su primera novela para público adulto y también su obra de mayor repercusión.

En El mapa de los afectos Ana Merino derrochaba madurez narrativa. La novela destaca por su complejidad técnica, lo que incluye la dificultad de construir una historia fragmentaria y coral en la que los mismos hechos se abordan desde diferentes puntos de vista.

Como en 'El mapa de los afectos', en esta novela la autora también mira de forma compasiva a sus criaturas de ficción

Así se ofrece un mosaico donde cada pieza encaja, un texto unitario que resulta coherente y en el que la autora mira de forma compasiva a sus criaturas de ficción, algo que también encontramos en su nueva novela, El camino que no elegimos.

El texto está formado por tres historias principales de las que derivan otras de menor relieve. A Juana se le hace añicos la realidad cuando, tras más de dos décadas de matrimonio, su marido –Connor– le dice que ya no la quiere y que ha decidido dejarla.

Abrumada ante la nueva situación, la mujer solo es capaz de contárselo a Cécile, su mejor amiga. Esta, a su vez, inicia una relación con Marco, un atractivo policía que había combatido en las guerras de Kosovo, Afganistán e Irak, aunque también mantiene el vínculo en secreto.

El tercer argumento tiene como protagonista a Lieke, una joven investigadora que se enamora de Connor. A pesar de la diferencia de edad, ambos iniciarán un romance de consecuencias impredecibles.

Los tres relatos se desarrollan en una pequeña ciudad norteamericana en la que se ubica un campus universitario. Algunos protagonistas, no obstante, se desplazan a España y a Groningen, en los Países Bajos, por motivos familiares.

Aunque su contenido es diferente, las dos novelas comparten el mismo tono y un carácter parecido, hasta el punto de que, en ocasiones, reflejan una voz similar.

En su última entrega, incluso, Merino reutiliza ciertos elementos que ya aparecían en la anterior, entre ellos la estructura fragmentaria, el personaje coral, la doble ubicación geográfica y ciertos temas queridos para ella.

En El camino que no elegimos, sin embargo, la escritora no acaba de modular la narración que, a mi juicio, no consigue elevar el vuelo.

Hay en el texto demasiadas digresiones de carácter histórico, literario o político que resultan postizas, rompen el ritmo de la trama y, consecuentemente, el de la lectura.

En algunos casos, además, muestran en exceso la voz autorial, como cuando se detalla la situación con Hillary Clinton, su triunfo ante su compañero demócrata Bernie Sanders y su posterior fracaso frente a Donald Trump.

Asimismo, la novela abunda en descripciones sobradamente explícitas (qué alimentos contiene el carrito del supermercado de un personaje, por ejemplo), y lo mismo sucede con ciertas explicaciones, que parecen estar dirigidas a un lector poco avisado.

A ello se unen diálogos escasamente naturales, escenas estereotipadas y algunas inverosimilitudes que ponen en duda la credibilidad de los personajes.