Escena de la obra teatral 'Safo', con Christina Rosenvinge. Foto: Jero Morales/Festival de Mérida

Escena de la obra teatral 'Safo', con Christina Rosenvinge. Foto: Jero Morales/Festival de Mérida

Letras

Las nueve vidas de Safo, la poeta griega que se convirtió en icono feminista y LGTB

Laure de Chantal disecciona en un libro su biografía, sus dimensiones simbólicas y su proyección a lo largo de los siglos.

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La palabra, la mirada, la memoria de Safo de Mitilene se despliegan en el tiempo como una ofrenda de misterio, inteligencia y sensualidad, como una vibración que ha experimentado apagones, ataques y renacimientos y que resurge siempre renovada, sorprendente y providencial.

Las nueve vidas de Safo

Laure de Chantal

Traducción de Susana Prieto
Siruela, 2025
197 páginas. 19,95 €

Nacida en torno al año 700 a. C., es una de las figuras más poliédricamente sugerentes de la cultura occidental. Cada época tiene su Safo y su manera de proyectar sus facetas: poetisa, filósofa, música, maestra, bruja medieval, referencia en el Renacimiento, aliento para escritoras y activistas en la Edad Moderna, símbolo del feminismo, icono LGTB… Laure de Chantal revisa todas las dimensiones de su figura en Las nueve vidas de Safo (Siruela).

1. Safo es la primera escritora, sin necesidad de implorar inspiración a las musas. Inventora del lirismo, comunica sus emociones y experiencias, introduce el yo y eleva lo escrito a la categoría de arte. Emerge en el mundo griego con una poderosa condición pionera.

Su vida histórica es la más misteriosa. Lleva el nombre de la ciudad donde floreció su talento: Mitilene, en la isla de Lesbos. Tuvo dos hermanos y una hija. No hay constancia de un esposo pero sí de un largo listado de amantes. Camaleón será su primer biógrafo. Dice la leyenda que se suicidó por mal de amores. Cada siglo revive, metamorfoseada, reinterpretada, iluminada desde nuevos ángulos.

2. Para Safo, “la fiesta es ante todo un asunto de mujeres”. De mujeres activas que cantan, bailan, trenzan coronas para sus cabellos y mantienen el espíritu celebratorio. En Lesbos, en aquella época, la fiesta está en su apogeo. Se alaba a las diosas, siempre por detrás de los dioses en los textos de Safo, que interpela a Artemisa, Hécate y, sobre todo, Afrodita. A las bodas, fiestas privadas, la poeta dedica un libro en el que reúne sus cantos de epitalamio.

Cada época tiene su Safo y su manera de proyectar sus facetas: poetisa, filósofa, música, maestra, aliento para escritoras...

3. Safo sufre “el precio del éxito”. Es plagiada por Catulo, evocada masculina y virilmente por Horacio y metamorfoseada por Ovidio. Muchas comedias la ponen en escena para ridiculizarla. La Safo romana está lejos del original. Su ejemplo “nos abre el laboratorio del primer éxito femenino, pero igualmente del primer éxito del dominio masculino sobre una autora”.

4. Safo, con su obra dedicada a todos los tipos de amor, fue modelo para filósofos de la Antigüedad. Platón la convierte en la décima musa. Aristóteles la cita como referencia poética y de sabiduría. En Alejandría, el programa escolar la incorpora como autora preferente. Máximo de Tiro la considera el equivalente femenino de Sócrates.

¿Qué se sabe de la escuela de Safo? Se rodeaba de muchachas para formarlas en su arte, pero no hay rastros arqueológicos ni menciones textuales a un lugar preciso. La clave de su enseñanza es la voluntad de no cerrar nunca la puerta al amor: placer, sensualidad y elevación a las regiones de Afrodita. Venerada por los pitagóricos, Safo está en el punto de mira cuando el cristianismo emprende la denigración de la cultura antigua.

5. La obra de Safo fue reducida a humo y cenizas en el Occidente medieval, donde la cultura griega (lengua, pensamiento) es anulada. La poeta renace “a jirones” en Vida nueva de Dante y en Triunfos de Petrarca, y recupera “su nombre y la posteridad” con Boccaccio.

Es una nueva Safo, “joven, luminosa y latina”, que sirve de modelo a poetas y a mujeres en busca de excelencia. Y a las alturas de 1508 reina con desdén en el Vaticano, obligando a los papas a alzar la cabeza para admirarla (con su lira y un rollo de papiro en el que está escrito su nombre) como una de las protagonistas de El Parnaso de Rafael en la Sala de la Signatura. Eco, voz, nombre, cuerpo: procesos para una nueva vida.

6. Una posteridad prolífica: “En cada escritora y quizás en cada mujer que emprende la escritura corre una gota de sangre de Safo, como una lejanísima antepasada común”. La lesbia es la poetisa que dice “yo” y firma como Psafo, “ese nombre único en la Antigüedad griega, libre de toda pertenencia a un linaje masculino”. En su espejo se reflejan Christine de Pizan y Louise Labé. Con la gracia, la honestidad y la sabiduría de su lira, Safo está en el nacimiento y el origen de la emancipación de las intelectuales francesas.

7. En Mitilene y Ereso han aparecido monedas acuñadas con la efigie y el nombre de Safo, que con su voz cautivadora se convertirá en portavoz de los proyectos políticos de escritoras y teóricas de la libertad. Entre ellas, en el siglo XVII, Madeleine de Scudéry, que lucha contra la dominación masculina y propone un nuevo reparto de roles, y Anne Dacier, que traduce a la poetisa al francés y le dedica una inteligente biografía. Durante la Revolución francesa, Safo parecía una candidata perfecta para ponerse el traje de revolucionaria, y lo hizo en los teatros, de la mano de Constance Pipelet.

8. Baudelaire admiraba tanto a Safo (“hermana de spleen”) que pensó en poner a Las flores del mal el título Las lesbias, pero fue disuadido. Baudelaire “aguarda el regreso de Safo”, a la que dedica el memorable poema “Lesbos”. En el imaginario del poeta renace una Safo insomne y blasfematoria. Fue uno de los 13 poemas incriminados por ofensa a la moral pública y las buenas costumbres y a la moral religiosa. Baudelaire es acusado de mostrar a las mujeres deseando y gozando libremente, sin consecuencias: un erotismo femenino liberado.

Este proceso tuvo como efecto el surgimiento de los términos “lésbico” (aparece en 1862 en el Diario de los hermanos Goncourt) y “sáfico” para designar, sin carga peyorativa, a mujeres que aman a otras mujeres.

9. Tres poemas de Safo son descubiertos en Egipto a principios del siglo XX. Théodore Reinach los traduce y presenta en la Academia de las Inscripciones y Bellas Letras de Francia. Las palabras que la poetisa dedica a una antigua amiga son inequívocas. De las arenas de Egipto ha renacido una Safo “lesbiana y orgullosa de serlo”. Descoloca tanto la evidencia de un amor poderoso como la normalidad con que la poeta se expresa.

En esos años, la feminista Renée Vivien “no se limitó a traducir a Safo: se convirtió en Safo”, y con ella la inmortal lesbia llegó a América, alcanzando el estatuto de icono para mujeres homosexuales y modelo de emancipación.