La escritora india Arundhati Roy. Foto: Mayank Austen Soofi

La escritora india Arundhati Roy. Foto: Mayank Austen Soofi

Letras

Arundhati Roy, escritora: "Hay quien cree que está tocado por la gracia divina y luego escribe libros horrendos"

La autora de 'El dios de las pequeñas cosas' presenta su nuevo trabajo: unas memorias en las que reconstruye su relación con su madre.

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Arundhati Roy (India, 1961), ganadora del Premio Booker en 1997 con su primera novela El dios de las pequeñas cosas, tenía una relación compleja con su madre.

Definición de "mujer hecha a sí misma", la señora Roy (que así es como la llamaban tanto ella como su hermano) huyó con sus hijos del hogar que compartía con su marido aficionado al alcohol. Los siguientes años, fue dando tumbos por varias localizaciones del subcontinente indio sufriendo el rechazo de sus familiares. Un buen día, se le ofreció la posibilidad de montar de cero una escuela en el estado de Kerala con la ayuda de una activista.

Fue aquella la semilla para la creación de una comunidad que tendría en su epicentro a la muy admirada y venerada señora Roy. Allí fue un referente para muchas niñas que veían en ella a una mujer fuerte y combativa. Con su ejemplo, les animaba a no vivir en la mansedumbre que se esperaba del género femenino en su país.

Una historia encomiable si no fuera porque esa mujer a menudo hacía de la vida de sus hijos un auténtico tormento. Arundhati Roy, de hecho, reconoce haberse avergonzado por haber llorado su muerte. Para comprender el motivo de esas lágrimas, explica a la prensa que se ha reunido con ella en Madrid, ha escrito Mi refugio y mi tormenta (Alfaguara, 2025), donde reconstruye el espinoso lazo que le unía a su madre.

"Nunca fui capaz de entrar en su cabeza, tampoco de hablar con ella", se lamenta con una sonrisa triste la autora de Mi refugio y mi tormenta. "Mi madre sufrió fuertes ataques de asma durante toda su vida. Cuando intentaba hablar con ella me hacía creer que le iba a provocar uno de esos ataques y yo iba a ser la responsable de que la hospitalizaran y se muriese. Este libro es mi intento de por fin entablar una conversación con ella".

Portada de 'Mi refugio mi tormenta', de Arundhati Roy (Alfaguara, 2025)

Portada de 'Mi refugio mi tormenta', de Arundhati Roy (Alfaguara, 2025)

No por eso, sin embargo, nos encontramos ante un relato "freudiano" en el que la escritora haga responsable a su madre por todos los errores y problemas que ha sufrido a lo largo de su vida. "Echarle la culpa a tu progenitor es una forma de no crecer —reflexiona Roy—. Es algo muy habitual en Occidente. Mi madre tenía su parte oscura y su parte valiente. Era una mujer tan compleja que creo que debe pertenecer a la literatura".

Roy vivió bajo el techo de su madre hasta los 16 años, edad en la que se fugó a Delhi para estudiar Arquitectura. De ahí que sea al comienzo de su nuevo libro, correspondiente a la infancia de la autora, donde nos encontremos con la mayor cantidad de anécdotas que definirán la relación entre madre e hijos.

"No entiendo por qué el feminismo solo tiene que tratarse de las mujeres"

Uno de los episodios más ilustrativos corresponde al momento en que la madre conoció las notas de sus dos hijos en el instituto donde estaban internados. "Vi por la mirilla cómo castigaba físicamente a mi hermano diciéndole que 'ningún hijo suyo iba a ser un estudiante mediocre'. Acto seguido, mi madre vino a mi habitación y me felicitó por mi trabajo. Desde entonces sufro cuando me felicitan por mis logros porque pienso que en la habitación de al lado están castigando a alguien por mi culpa".

Curiosamente, la madre de Roy no trataba a su hijo como uno podría esperar en un país en el que hay un claro trato de favor hacia el varón de la familia. "Al fin y al cabo, a mí las luchas de mi madre por los derechos de la mujer me beneficiaban, si no como su hija, sí como mujer. Mi hermano nada más que recibía mazazos".

Arundhati Roy durante su encuentro con la prensa en Madrid.

Arundhati Roy durante su encuentro con la prensa en Madrid.

Algo que, según comparte en su libro, le ha hecho replantearse algunas cuestiones del feminismo actual: "No entiendo por qué el feminismo solo tiene que tratarse de las mujeres. En mi país nos encontramos con mujeres que son auténticas fascistas preparadas para matar en cualquier momento. Es algo mucho más complejo que una división entre hombres y mujeres".

En lo que respecta a los derechos de la mujer, la autora, conocida por su valentía a la hora de posicionarse en temas de actualidad, considera que actualmente se están vulnerando algunos logros por los que su madre luchó. "A día de hoy la lucha feminista se ha metido dentro de silos, se ha compartimentalizado. Se está debatiendo cosas bastante nimias, bastante tontas. Los temas verdaderamente importantes están ahí, pero nadie los toca".

"India es un mercado demasiado jugoso como para castigarla económicamente"

Un deterioro que la escritora amplía al estado actual de los países democráticos, para lo que le sirve de ejemplo la guerra en Gaza: "¿Quién está permitiendo el genocidio? ¿Quiénes están siendo cómplices? Estamos asistiendo a la caída de la democracia. Y lo peor es que nos están haciendo a todos partícipes de ello, haciéndonos entender que no podemos cambiar nada de este engranaje. Es una locura".

Se trata de una situación, la de la pérdida de las garantías democráticas, que lleva más de una década viviéndose en su país: "Lo que estamos viendo en Estados Unidos hoy ya sucedía en la India en 2014: ataques a universidades, a escritores... ¿Cuántos amigos míos están en la cárcel o han muerto? El propio Primer Ministro de mi país (Narendra Modi) era antes gobernador de un estado en el que se asesinó a 2.000 personas musulmanas. Pero nadie hizo nada. Nadie hace nada. India es un mercado demasiado jugoso como para castigarla económicamente por esta clase de vulneraciones de los derechos humanos".

Mientras, lo que permanece es el temor a represalias por sus trabajos y sus opiniones contestatarias: "Siempre puede pasar algo. Hay polémicas absurdas, pero otras mucho más serias. No solo me ocurre a mí, a muchos de nosotros se nos tacha de antinacionalistas simplemente por ser críticos", alerta Roy. "Detrás del brillo exótico de Bollywood, en mi país hay mucho miedo y silencio".

Y sin embargo, considera Roy que desde el púlpito de la escritura no se puede hacer nada para combatir o revertir la situación: "Respeto demasiado la belleza de la literatura como para reducirla a un manifiesto. Hay quien cree que está tocado por la gracia divina y luego escribe libros horrendos. Yo creo en el arte y creo que no hay excusa para hacer mal arte. El arte, si se hace, se tiene que hacer bien, esa es la prioridad número uno", concluye la escritora.