Joan Didion. Foto: Brigitte Lacombe

Joan Didion. Foto: Brigitte Lacombe

Letras

'Apuntes para John', las confesiones de Joan Didion desde el diván de su psiquiatra

En el libro la autora relata las sesiones que ella y su hija tuvieron con profesionales de la salud mental, donde emergían los traumas, miedos y ansiedades de ambas.

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Alexandra Jacobs
Publicada

Tras la muerte de Joan Didion (1934-2021) se encontró, tentadoramente escondido en una caja cerca de su escritorio, un registro en primera persona de sus sesiones con el psiquiatra Roger MacKinnon. ¿Es su publicación, en un nuevo y delgado libro titulado Apuntes para John, poco ética?

Apuntes para John

Joan Didion 

Traducción de Gabriela Ellena Castellotti. Random House, 2025. 256 páginas. 21,90 €.

No lo creo. Los escritores famosos, sobre todo los que fueron también periodistas, saben que deben deshacerse de sus papeles íntimos si no quieren que todos acaben leyéndolos. (Recuerden a Paul Moran o, como lo llamó The Atlantic, "el hombre que se llevó la basura de John Updike"). En realidad, en 2025, ante la edición de este libro póstumo de Didion, deberíamos estar exclamando: "¡Aleluya! La gente todavía quiere leer estas notas y no solo ver los desnudos de algún influencer".

Además, los demás protagonistas aquí expuestos —el escritor John Gregory Dunne, esposo de Didion, a quien van dirigidos los apuntes; su atribulada hija Quintana Roo, editora de fotografía y fotógrafa de revistas, y MacKinnon— también han fallecido. La propia Didion nos ofreció un asiento en primera fila para este sombrío desfile de muertos en El año del pensamiento mágico (2005), que se convirtió en obra de teatro, y en Noches azules (2011). Es fácil imaginar los Apuntes para John completando la trilogía, incluso encajando a la perfección en una colección sobre el duelo.

Este material también está disponible en el archivo de la pareja, inaugurado a finales de marzo en la Biblioteca Pública de Nueva York, sin restricciones de acceso. ¿De verdad creemos que Didion preferiría que un biógrafo torpe citara e interpretara sus notas, antes que el tratamiento sobrio (unas pocas notas a pie de página) de su fiel editorial Knopf?

El libro comienza a finales de diciembre de 1999 y termina a principios de enero de 2002, con una breve y triste posdata extraída del ordenador de Didion que relata una sesión que ella y Quintana tuvieron con el psiquiatra de esta última, el doctor Kass. Fue él quien sugirió que el psicoanálisis podría ser útil para Quintana, quien fue adoptada siendo una bebé y que podría tener una predisposición genética al alcoholismo.

Este no fue el primer encuentro de Didion con profesionales de la salud mental. De hecho, presentó a Roger MacKinnon, un freudiano que también se inspiró en el conductismo y en la obra de Melanie Klein, las notas de un par de sesiones con un psicólogo al que acudió en 1955, cuando estudiaba en la Universidad de California, Berkeley, mientras se planteaba si abandonar su hermandad y estaba preocupada por su padre.

Tampoco se menciona el fragmento del informe psiquiátrico que incluyó en El álbum blanco (1979), después de que un episodio de "náuseas y vértigo" provocado por el asesinato de Robert Kennedy en 1968 la enviara al hospital.

'Apuntes para John' plantea más preguntas que respuestas. Ligeramente sórdido, es absolutamente fascinante

El diálogo con MacKinnon se relata con tanta precisión que uno se pregunta si Didion utilizaba una grabadora durante la terapia, como solía hacer en sus reportajes. De lo contrario, el nivel de detalle sugiere una negativa absoluta a estar realmente presente (posible), un nivel de memoria sobrehumano (dudoso, ya que se quejó al menos una vez con él de un fallo en la memoria a corto plazo), o simplemente una hábil reconstrucción del Nuevo Periodismo.

Sin embargo, aunque Apuntes para John comparte con Noches azules temas como las relaciones madre e hija, los traumas generacionales y el problema de la ansiedad, y ambos están escritos con la meticulosidad propia de Didion, el nuevo libro no es obviamente un zafiro finamente tallado sino más bien como una nube de polvo de diamante.

El libro nos descubre, por ejemplo, cómo Didion no tuvo reparos en ver a medianoche con Quintana, de siete años, la película de terror La noche de los muertos vivientes, lo que parece dejar atónito al doctor MacKinnon. "Le pregunté qué creía que debería haber hecho, aparte de acostarla, lo cual no me pareció propio de una buena madre", escribió Joan en estos Apuntes.

También nos enteramos de que Didion controlaba el peso de su hija y que hubo un notorio "incidente del huevo revuelto", después del cual Quintana terminó en la ducha, con su madre lavándole el pelo, mientras gritaba: "¡Lo odio!", refiriéndose a su padre adoptivo, John G. Dunne.

Y averiguamos el profundo escepticismo de la pareja hacia Alcohólicos Anónimos, uno de los muchos tratamientos que Quintana Roo probó contra la adicción. (Falleció a los treinta y nueve años por complicaciones de una pancreatitis). "Este tipo de fracaso teatral parecía inherente", reflexionó Didion. "Si quieres una copa y te rindes, no acabas con resaca y un ataque de culpa como en la vida real, sino en la miseria o en un bar ligando con alguien que te va a pegar".

Además, Didion nos cuenta que los médicos no estaban de acuerdo en cómo abordar la pulsión suicida de Quintana: MacKinnon le aconsejó a Didion "jugar la carta de la culpa, jugarla sin vergüenza, decirle que [la escritora] nunca tendría otro buen día si algo le sucediera [a Quintana]", mientras que Kass creía que "no es útil decirle que tiene que vivir para mantenerte a ti con vida".

Apuntes para John resulta tosco, incompleto, plantea más preguntas que respuestas. Ligeramente sórdido, es absolutamente fascinante. Con alusiones casuales a cenas en el Four Seasons, vacaciones en San Bartolomé, rehabilitación en Canyon Ranch y un viaje en el Concorde a París, también da la impresión de que esta obra es una especie de intento de lucro por parte de sus fideicomisarios o de la editorial, extrañamente santurrona.

A Didion y a Dunne les encantaba el dinero. Nadaban en él. ¿Crees que escribieron todos esos guiones por pura diversión? Ella modelaba gafas de sol para Celine. (Gafas de sol que, en una subasta de sus pertenencias, en 2022, se vendieron por 27.000 dólares). Este libro es una ganga con el mismo efecto: oscurece parte del resplandor de una estrella importante, aclarando pero también complicando nuestra visión.