
Miguel Herráez. Foto: Piel de Zapa
Miguel Herráez reconstruye el desencanto juvenil en la Valencia de la Transición
La sátira periodística 'Aparte de lo otro' traza, con humor y zozobra, el retrato de un joven que intenta abrirse paso en un país incierto.
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El profesor Miguel Herráez (Valencia, 1957) es conocido biógrafo y antólogo de Julio Cortázar y pionero estudioso del calibre posmoderno de Eduardo Mendoza. Esta dedicación académica en torno a la narrativa la ha simultaneado con una amplia labor como narrador que abarca cuentos, diarios, viajes y, en especial, varias novelas que conjugan la interpretación crítica del pasado y el rescate emocional de la memoria histórica.

Aparte de lo otro
Miguel Herráez
Piel de Zapa, 2025. 229 páginas. 21€
En esta línea se inscribe Aparte de lo otro, que constituye, en lo más aparente, una crónica del primer posfranquismo. La acción se sitúa en Valencia en 1979, fecha en que el narrador y protagonista, con 22 años, trabaja en un modesto, insulso y convencional semanario informativo. Del joven sabemos unos cuantos datos significativos: se ha independizado de la familia y comparte un humilde y viejo piso con un estudiante vasco de químicas, Viktor. Hace trabajillos de traductor, coordina un taller literario y colabora con un guionista para ayudarse económicamente.
El perfil laboral del periodista sirve de sostén anecdótico para una historia que gusta de referir sucesos y de recrear el ambiente de época. Todo ello constituye la base de unas memorias que servirán para hacer un relato autobiográfico, evocando el trabajo estresante en el periódico, modificando, ampliando o reduciendo los hechos reales. Se alían, por tanto, verdad y ficción.
La decena de desalentados redactores del semanario sirve de eje principal al relato y supone una incisiva y pintoresca estampa de la prensa local. Se añaden pinceladas psicológicas de la fauna humana que cohabita en un periódico de medio pelo. El grupo funciona como núcleo argumental, pero Herráez amplía la acción mediante frecuentes "apartes" narrativos que incorporan materiales complementarios, como la historia familiar del protagonista.
La trama principal se enriquece con un elemento que marca su rumbo: unos misteriosos agentes de un extraño grupo policial clandestino siembran en el narrador sospechas sobre su conviviente Viktor, antiguo antifranquista que, según sugieren, fue un frustrado magnicida y ahora agente de la extrema derecha. Este giro desequilibra al joven y añade una peripecia semipolicial muy jugosa, con una veta de disparate donde se perciben ecos de Mendoza, quizás homenajeado por su estudioso.
Es esta una novela amena. La trama sencilla engancha, pero debajo borbotea un serio asunto intemporal
No obstante, la novela no se limita a ser una crónica de la Transición. Todo el conjunto apunta hacia un objetivo superior: ofrecer un relato iniciático donde se muestra la determinación de un joven, algo irresoluto, por forjarse una personalidad adulta bien marcada. Herráez entrega, así, un relato de formación en el que predomina el desencanto sin llegar a la amargura.
Aparte de lo otro es una novela amena. Ello se debe a la galería de personajes sugestivos que rodea al protagonista, a los pasajes de buena invención que complementan la trama principal, a una eficaz arquitectura narrativa y a las dosis de humor que impregnan la historia. La trama, sencilla, engancha por la fluidez del relato, pero debajo borbotea un serio asunto intemporal: cómo percibe un joven con ambición de ser alguien los inciertos caminos del futuro y cuán azaroso es conseguirlo.