
El escritor y periodista Manuel Vicent. Foto: Javier Carbajal
Manuel Vicent diagnostica a la España moderna en su 'Retablo ibérico': "Ninguna novela supera un telediario"
El escritor reúne en un volumen las tres novelas en las que caricaturizó la historia de las últimas décadas de nuestro país, desde la Transición hasta la abdicación del rey Juan Carlos I.
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Cuando Manuel Vicent (Villavieja, Castellón, 1936) entra en el Café Varela para ser entrevistado por El Cultural, el dueño del local lo reconoce y se dirige a él para cubrirlo de elogios. Que admira sus artículos, le dice. Que se ha leído una novela detrás de otra, confiesa además.
Acto seguido, decide cambiar la mesa donde estaba previsto realizar la entrevista. "En esta —promete el propietario— estarán más tranquilos". El elogiado, tras tomarse una foto con su admirador, sonríe, agradeciendo las atenciones pero sin darle mayor importancia, marca del que ya ha pasado por estas situaciones y ha aprendido a no envanecerse por ellas.
Con una licenciatura de derecho bajo el brazo, Vicent llegó a Madrid desde Valencia para convertirse en periodista y como tal ha ejercido durante toda una vida. También como autor de novelas como Tranvía a la Malvarrosa (1994) y Son de mar (1999), ambas adaptadas al cine.
Ahora tiene 89 años, son las 10 de la mañana de un sábado de junio en el que el sol madrileño parece tener algo en contra de la vida, ya ha pasado por una entrevista en la radio y ahora es el turno de otra. Cuando se sienta frente a la mesa, se repantiga en el sofá y extiende un brazo para apoyarlo en el respaldo donde lo mantendrá durante toda la conversación, despreocupado y acostumbrado a lo que está por venir en los siguientes 30 minutos.
Él, reconoce, solo tiene ganas de marcharse unos días a su casa en Denia. No dice si para solazarse al sol, tumbarse a la sombra o flotar en el mar Mediterráneo, viejo conocido al que ninguno que haya nacido en sus orillas puede olvidar. De escribir admite que ya no tiene tantas ganas, siendo más que suficiente sus columnas semanales en El País y, como mucho, "un alegato de 100 folios, no más, de lo que ha sido una vida".
No fue siempre así. Prolífico como pocos, con sus ojos, de un azul aséptico y afilado, como de metal, diseccionó el interior de la política y la sociedad española contemporánea. El diagnóstico es inequívoco: huele mal, está podrido y es imposible apartar la mirada. Así lo explican esa suerte de informes médicos que publicó a modo de novelas hace ya diez años.
La primera de ellas, Aguirre, el magnífico (2011), sigue los pasos de Jesús Aguirre, duque de Alba, antes, durante y después de la Transición. La segunda, El azar de la mujer rubia (2012) tiene como protagonistas a Suárez y Carmen Díez de Rivera, hija ilegítima de Serrano Suñer y amiga íntima del legendario presidente de la UCD. La última, Desfile de ciervos (2015) retrata la degradación de la familia real que culminó con la abdicación de Juan Carlos I, utilizando como hilo conductor el retrato inmaculado que de ellos hizo el pintor Antonio López. Ahora, Alfaguara publica estas tres historias en un solo tomo, titulado Retablo ibérico.
Pregunta. Hay una clara referencia en el título de este volumen al Ruedo ibérico de Valle-Inclán. ¿Considera que sigue su misma estela?
Respuesta. Estoy convencido de que si Valle-Inclán hubiera conocido a Jesús Aguirre no lo hubiera dejado escapar para su literatura. Es un personaje demasiado jugoso: hijo de madre soltera que se hace cura, homosexual, que hace unas liturgias que crean sensación en los últimos años del franquismo, que confiesa y casa a la futura élite política... y que para colmo deja los hábitos y contrae matrimonio con la duquesa de Alba.
»Lo mismo le puedo decir de Carmen Díez de Rivera, hija ilegítima de Serrano Suñer que se enamora de un hermano con el que no sabe que comparte lazos de sangre. Y también de la mismísima familia real, con todos los escándalos que pudimos ver y que seguimos viendo. Todos ellos son material eminentemente valleinclanesco.
P. Tanto Aguirre como Díez de Rivera son personajes históricos de segunda línea, que no se suelen mantener en la memoria colectiva, como sí que lo hacen otros como Suárez. ¿Por qué eligió este tipo de personalidades como base para realizar su retrato de la España de aquellos años?

Portada de 'Retablo ibérico', de Manuel Vicent (Alfaguara, 2025).
R. Por el efecto mariposa de este tipo de personas. Por cómo influían en la forma de pensar de aquellos que luego tomaban las decisiones que cambiaron la historia. Carmen Díez de Rivera era conocida en determinados círculos: aristócratas, intelectuales, políticos... pero en general pasaba desapercibida. Era una mujer moderna que había olido el cambio de los tiempos que se avecinaba, y por su amistad estrecha con Suárez puede influirle. Lo transforma.
»Suárez era en buena medida un antiguo. Por su forma de vestir, de peinarse, de hablar. Ella es un vendaval rubio y joven que lo moderniza todo a su paso. Hasta su despacho, que olía a tabaco y tenía un cuadro de Franco. Aunque esté en segundo plano, esa clase de gente es la que tiene un papel decisivo en el cambio de los tiempos, porque cambian la mentalidad de las personas adecuadas. Lo mismo pasa con Aguirre, que además está en todos los lugares en los que había que estar. Toca todos los palos. Es cura, es un intelectual, confiesa a toda la bancada socialista y, para completar el "chafarrinón ibérico", se casa con la duquesa de Alba.
P. A la duquesa no le gustó Aguirre, el magnífico...
R. No, no le gustó. Incluso escribió o hizo que le escribieran una carta que se publicó en El País en la sección de opinión a tres columnas. Eso lo único que consiguió es que el libro se vendiera más. También me llamaron de la televisión para que yo entrara en la charca mediática que tenían montada. Me negué a hacerlo. Desde luego, si hubiera entrado en ese embrollo y me hubiera puesto a hablar de todo lo que sabía de Aguirre, que es mucho, el libro se hubiera seguido vendiendo muchísimo. Pero no lo hice.
P. ¿Ha seguido siendo bien recibido en el Palacio de Líria a partir de entonces?
R. La verdad es que ya no me preocupé. Supongo que me seguiría odiando la señora aquella. A medida que pasan los años y las personas van adquiriendo una silueta histórica, se convierten en personajes literarios. Es imposible imaginar un personaje de ficción que tuviera los saltos en la historia en una sola vida que tuvo Aguirre. Incluso su final trágico: padecía de cáncer de laringe y murió de sida. Sus últimos días los vivió arrinconado en un salón del Palacio de Liria. El día que falleció, la duquesa estaba en Sevilla dándole un premio a Curro Romero.
"España ha ido a peor porque es especialista en malgastar su energía en cosas secundarias"
P. Desde que culminó su retablo con Desfile de ciervos, que termina en 2014, hasta hoy ¿ha cambiado España?
R. Sí, a peor. El albañal en el que está atascado este país con la corrupción es inexplicable. Siempre ha habido corrupción, desde el principio de los tiempos, pero uno se extraña al ver cómo gente con valores como los de Koldo llegan tan profundamente a las capas más altas del poder. ¿Cómo es posible? Y que el otro (Pedro Sánchez) no se entere...
»Y no es solamente la corrupción, es la cutrez. Es como estar viviendo una película de Esteso y Pajares. Es humillante. Aparte, si eres de ideología de izquierdas, se siente uno traicionado. España ha ido a peor porque es especialista en malgastar su energía en cosas secundarias. Este es un país maravilloso, considerado uno de los mejores para vivir, y, sin embargo, está desangrándose. Y todo por una política de baja calaña. Pero bueno, ante eso está la resistencia de vivir los pequeños placeres. En eso también somos expertos.
P. En su último libro describe la degeneración de la clase política en general y de la corona en particular, con todos los escándalos que salpicaron a la Casa Real en aquellos años y la crisis económica como telón de fondo, ¿verdaderamente piensa que estamos incluso peor que entonces?
R. Económicamente estamos mejor, pero el problema ahora es que el mundo puede cambiar en un solo telediario. La ciencia avanza a tal velocidad, que el futuro está sumido en un misterio insondable. Estamos en la prehistoria de lo que está por venir. Esto hace que el ser humano esté rodeado de incertidumbre y no sepa distinguir lo real de lo irreal.
»Su único asidero, entonces, es la confianza en el refugio inmediato del discurso populista. Esta gente simplifica las cosas hasta el extremo, y en una época en la que todo es tan complicado, es algo demasiado atractivo: prometen cosas muy difíciles de conseguir con soluciones muy fáciles. En eso estamos peor.
P. ¿Nos podríamos encontrar con una continuación de su Retablo, quizás ambientada en los años de este último gobierno socialista, que llegó al poder por una trama de corrupción y se está desmoronando por otra?
R. No, no lo creo. A mí lo único que me puede quedar por escribir es un alegato de unos 100 folios, no más, de lo que ha sido una vida. De la experiencia de haber pasado por este mundo. Me han empujado a bailar en esta vida que decía Beckett que es "un caos entre dos silencios". Me empujaron a bailar y bailé.
P. ¿Y esa es toda la producción literaria que podemos esperar de Manuel Vicent de aquí en adelante?
R. Eso y escribir alguna columna que merezca la pena. Sigo publicando mi columna semanal cada domingo. Con eso ya me siento leído. Todo lo que se puede contar en 100 folios se puede hacer también en 50, 25 o uno solo. Un ensayo, si lo exprimes bien, lo acabas convirtiendo en un aforismo. Además está todo dicho ya. ¿Para qué más palabras si ya lo dijeron todo los chinos hace 4.000 años?
"¿Qué autor puede inventarse un personaje que sobrepase a Koldo? A Koldo lo tienes ahí a tu merced para convertirlo en literatura. No hace falta inventarlo"
P. Hablando de sus columnas, comentó en una de ellas hace poco que renegaba de consumir ninguna producción literaria o audiovisual nueva... ¿Se le ha agotado la curiosidad?
R. Sí, totalmente. Yo releo mucho, pero es todo rumia. Pero, ¿para qué más? La verdad es que creo que ninguna novela supera un telediario. Ahora mismo puedes ver en internet o en la televisión una guerra en directo entre dos civilizaciones que mantienen una lucha milenaria y se están tirando cohetes a la cabeza. Está hasta en las redes sociales. Todos podemos ver cómo están matando niños y están saliendo camiones llenos de mortajas blancas. ¿Qué autor puede desafiar o sobrepasar todo esto, que lo ves en un telediario? ¿Qué autor puede inventarse un personaje que sobrepase a Koldo? A Koldo lo tienes ahí a tu merced para convertirlo en literatura. No hace falta inventarlo.
P. ¿Qué opina de todo lo que ha salido a la luz estos últimos días con respecto a Koldo, Ábalos y Santos Cerdán?
R. A mí me extraña muchísimo que esa gente haya llegado tan lejos en el poder sin que nadie se haya dado cuenta de lo que estaban haciendo. Además de que hoy en día está todo grabado en el móvil, hay que ser imbécil. Y luego está la duda de si Sánchez se salvará otra vez, si será una vez más el vaquero que huye de los balazos pegado al lomo del caballo o si será en esta ocasión cuando finalmente caiga. A uno se le quitan las ganas de escribir, porque ninguna invención puede superar esto.