
Lucía Martínez Alcalde. Foto: UNE
‘El arte de no llegar a todo’: una guía para sobrevivir en la jungla de la autoexigencia
Lucía Martínez Alcalde localiza y desentraña los traumas de nuestro tiempo en un lúcido ensayo cuajado de lecturas y experiencias personales.
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"El problema no está en soñar grande", pero debes asimilar cuanto antes que "no vas a llegar todo". En torno a estas dos ideas, no necesariamente excluyentes, se articula el discurso de Lucía Martínez Alcalde. En su libro El arte de no llegar a todo, la escritora y periodista propone 'una conversación sobre la fragilidad, los sueños grandes y el caos', como reza el subtítulo.

Título: El arte de no llegar a todo
Autora: Lucía Martínez Alcalde
Editorial: Ediciones Universidad de Navarra (EUNSA)
Año de edición: 2025
Cuajado de experiencias personales con las que el lector se sentirá a menudo identificado, este ensayo se presenta como un manual de resistencia frente a la competitividad de nuestros tiempos. La autora sabe que el equilibrio emocional resulta indispensable, por lo que ofrece algunas pautas que nos ayudarían a lograrlo.
A menudo recibimos mensajes peligrosos del tipo: "Puedes tenerlo todo, solo hay que soñarlo". Martínez Alcalde nos insta a no conformarnos, pero también a ser realistas, y esto pasa por saber elegir (o sea, también renunciar) para "no fallar donde no puedes fallar". No se trata, por tanto, de una rendición, sino de una actitud ante el mundo.
Además del testimonio autobiográfico, que reporta más crédito y verosimilitud a sus planteamientos, el texto se nutre de múltiples referencias que van desde Tomás de Aquino, Byung Chul-Han y Viktor Frankl hasta ciertos pasajes de Disney y otras alusiones contemporáneas que le sirven para desarrollar algunas tesis.
"La sociedad de trabajo se ha individualizado y convertido en la sociedad de rendimiento y actividad", dice Byung Chul-Han. La cita del filósofo alemán de origen surcoreano bien podría ser el punto de partida de este libro, que se desliza por cuestiones de gran calado en la actualidad: la opresión de los lazos afectivos en nuestro ritmo diario, la gestión de la autoestima en medio de dinámicas laborales tan exigentes, la autoexplotación a la que nos conduce este ambicioso sistema, etc.
En este sentido, se pregunta por nuestra relación con el ocio, un concepto completamente desvirtuado: las autoimposiciones más allá del trabajo –la autora habla de "tengoqueismo" ("Tengo que hacer algo" que en realidad no es obligatorio)– nos impiden la desconexión y "si el descanso no hace descansar, urge un cambio de planteamiento". A propósito, aporta curiosidades como el concurso de no hacer nada que anualmente, desde 2014, se organiza en Corea del Sur: gana quien permanece más relajado durante hora y media.
"Aprender a perder el tiempo es un acto revolucionario", resuelve la autora, que reivindica el JOMO, la alegría de perderse cosas, frente al famoso FOMO, que indica miedo y ansiedad ante la posibilidad de que otros experimenten algo que tú no puedes.
El ritmo de nuestra sociedad es frenético, como explica el hecho de que podamos reproducir los audios de WhatsApp a una velocidad superior a la original (buena observación), así que Martínez Alcalde aboga por detenerse a contemplar el mundo; no siempre intervenir como parte activa. Eso sí, cuidado con incurrir en hábitos como el scroll infinito: "Que no sean las grandes compañías tecnológicas las que nos marquen el ritmo".
Martínez Alcalde, que estudió Filosofía y Periodismo en la Universidad de Navarra, donde ahora trabaja como redactora en la revista Nuestro Tiempo, celebra en este libro que la salud mental al fin no sea un tabú y se muestra muy partidaria de "asumir la imperfección". Negar nuestra vulnerabilidad nos hace más vanidosos de puertas para afuera y más frustrados de puertas hacia adentro, sobre todo si nos dejamos llevar por las vidas idealizadas que se promocionan a través de las redes sociales.
La autora prefiere las relaciones personales empáticas y sencillas, aunque sea con desconocidos ("la amabilidad de los extraños", dice). "Huir de la prisa" y saber "decir no" son algunos de los mantras que promociona este libro. La vida diaria requiere cierto orden, pero nunca está de más "abrazar el caos".