Mario Vargas Llosa, en su despacho-biblioteca en Madrid.

Mario Vargas Llosa, en su despacho-biblioteca en Madrid. Silvia P. Cabeza

Letras

Muere a los 89 años Mario Vargas Llosa, el último gigante de la literatura en lengua española

El escritor peruano, autor de 'Conversación en la catedral' y 'La ciudad y los perros', fue reconocido con el Premio Nobel de Literatura y fue una de las figuras más influyentes de las letras hispánicas en las últimas siete décadas.

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El escritor peruano Mario Vargas Llosa ha fallecido este domingo en Lima a los 89 años, según han informado sus hijos Álvaro, Gonzalo y Morgana en un comunicado y sin que hayan trascendido las causas del fallecimiento.

“Su partida entristecerá a sus parientes, a sus amigos y a sus lectores, pero esperamos que encuentren consuelo, como nosotros, en el hecho de que gozó de una vida larga, múltiple y fructífera, y deja detrás suyo una obra que lo sobrevivirá. Procederemos en las próximas horas y días de acuerdo con sus instrucciones”, señala el comunicado de sus hijos.

“No tendrá lugar ninguna ceremonia pública. Nuestra madre, nuestros hijos y nosotros mismos confiamos en tener el espacio y la privacidad para despedirlo en familia y en compañía de amigos cercanos. Sus restos, como era su voluntad, serán incinerados”, añaden.

Ganador del Premio Nobel de Literatura en 2010, del Cervantes en 1994 y del Príncipe de Asturias de las Letras en 1986, entre otros muchos reconocimientos, fue uno de los grandes exponentes del boom latinoamericano, el movimiento literario que sacudió el mercado editorial español en la década de los 60 y los 70 del pasado siglo con autores tan influyentes como Gabriel García Márquez, Julio Cortázar o Carlos Fuentes.

Novelas como La ciudad y los perros (Premio Biblioteca Breve en 1963), La casa verde (Premio Rómulo Gallegos en 1967), Conversación en la catedral (publicada en 1969 y considerada una de las grandes novelas en español del siglo XX) o La fiesta del chivo (publicada en el 2000 y adaptada al cine por su primo Luis Llosa) han marcado a varias generaciones de lectores.

El escritor formó parte de la Real Academia Española desde 1994, de la Academia Peruana de la Lengua desde 1977 y de la Academia Francesa desde el 10 de febrero de 2023. Aunque había sido condecorado por el gobierno francés con la Legión de Honor en 1985, el ingreso del autor peruano en la institución gala no estuvo exento de polémica.

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Más allá de los recelos por su edad longeva o por no haber escrito una sola obra en el idioma de Molière, las principales críticas se fundamentaban en su ideología política, cuya deriva hacia la derecha fue significativa en las últimas décadas. En su discurso de recepción, dijo que "la novela salvará la democracia o se dañará con ella y desaparecerá".

Vargas Llosa nació en el seno de una familia de clase media en Arequipa (Perú) el 28 de marzo de 1936. Con sólo un año, se desplazó con toda su familia a Cochabamba (Bolivia), donde vivió hasta los 10 años. En diciembre de 1946 su madre, Dora Llosa, le presentó a su padre, Ernesto Vargas, que supuestamente estaba muerto. En realidad, se había fugado al quinto mes de embarazo y su madre se lo había ocultado. Fruto del reencuentro, Ernesto consigue convencer a Dorita para que se vayan a Lima con su hijo, abandonando al resto de su familia.

Vargas Llosa comprueba, sin haber llegado a Lima, que su padre es un hombre autoritario y severo. En las primeras horas junto a él, que inspiraron algunos pasajes de La ciudad y los perros, ya sintió el miedo hacia su figura, aunque tal vez entonces no imaginara que muy pronto sería testigo de los maltratos a su madre.

Este trauma lo marcaría para siempre, si bien las consecuencias no solo devinieron en un carácter férreo e insurrecto frente a cualquier tipo de autoridad. Los libros, que entonces fueron su refugio y vía de escape, acabarían completando un proceso de transformación personal hasta convertirlo en un autor inconmensurable. En 1948, fue enviado al colegio militar Leoncio Prado. La atmósfera violenta del centro tuvo efectos decisivos en el comportamiento del autor venidero. Siguió leyendo y descubrió a Victor Hugo y a Alejandro Dumas.

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En el verano de 1952, cuando tenía 16 años, Vargas Llosa entra en la sección de sucesos de La crónica, el rotativo que dirigía Pablo Becerra. Colabora en la investigación de secuestros, asesinatos de prostitutas y otros episodios escabrosos que a la postre resonarían en su narrativa.

Vargas Llosa vuelve a casa de su tío Lucho y su tía Olga para terminar su último año de colegio. Fueron meses alegres e ilusionantes. Mientras trabajaba en el periódico local La industria, en el que fue recomendado por sus compañeros de La crónica, escribe la pieza teatral La huida del inca, una obra que hoy no está disponible para los lectores y, sin embargo, entonces fue un éxito.

El estudiante marxista

En la biblioteca del tío Lucho, el escritor en ciernes comienza a contagiarse de la ideología marxista gracias a títulos como La noche quedó atrás, la autobiografía del comunista Jan Valtin. Pletórico de conciencia social, se enfrenta al director de su colegio y lidera una huelga que acaba con su expulsión. Casi sin darse cuenta, se había convertido en un líder estudiantil.

En diciembre de 1952 regresa a Lima, ahora sí, absolutamente convencido de que quiere escribir. En la Universidad de San Marcos, además de estudiar Derecho y Literatura y aprender francés, ingresa en la célula revolucionaria Cahuide (referencia a un líder inca). Su nombre de guerra sería Camarada Alberto. Las revoluciones estudiantiles en las que participó inspiraron buena parte de la narración correspondiente a Conversación en la catedral. "¿En qué momento se jodió el Perú?", reza el arranque de esta novela en la que Santiago, protagonista y trasunto del propio autor, no comprende la realidad social de su país.

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El siguiente giro en su vida tiene lugar en mayo de 1955. Vargas Llosa se enamora perdidamente de Julia Urquidi, hermana de su tía Olga, que estaba casada con Luis Llosa, hermano de su madre. Contraen matrimonio en secreto cuando Mario tenía 19 años, diez menos que ella. De aquella historia manan muchos de los pasajes que componen La tía Julia y el escribidor, novela publicada en 1977.

En aquellos años, a través de la revista argentina Sur, dirigida por Victoria Ocampo, conocería a Juan Rulfo, Bioy Casares y Octavio Paz. Sus relaciones literarias empiezan a consolidarse en Perú, pero Vargas Llosa se muere por ir a París, que era la patria de los grandes escritores. Logró ganar un premio con el cuento El desafío, cuya recompensa consistía en una estancia de diez días en la ciudad del Sena. Tenía 21 años cuando, en enero de 1958, pisó por primera vez el paraíso anhelado.

A su regreso a Lima, finaliza la carrera y presenta su tesis sobre Rubén Darío, pero ahora sí está convencido de que quiere ir a Europa. Semanas después recibe la beca "Javier Prado" para realizar estudios de posgrado en la Universidad Complutense de Madrid. Vargas Llosa tenía 22 años. No volvería a Perú hasta 1964.

En plena posguerra, los escritores que vivían en Madrid estaban ahogados por la censura y muy pocos se ganaban la vida publicando novelas. Sin embargo, en diciembre de 1958 decide que va a dedicarse exclusivamente a la escritura: se promete no aceptar ningún encargo que no tenga que ver con la creación literaria. En El Jute, una tasca con un camarero vizco frente al Retiro, escribe las primeras líneas de La ciudad y los perros.

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En plena crisis con el proceso de escritura de la novela, le comunican que Los jefes, su primer libro de cuentos escrito en Lima, había ganado el Premio Leopoldo Alas y se publicaría en la editorial Roca, de Barcelona. El reconocimiento vuelve a motivarlo y se desplaza a París junto a Julia para cumplir su sueño: convertirse en escritor en la capital francesa.

Vargas Llosa trabaja como profesor de español, como periodista en la agencia France Press y presenta Literatura al día, un programa de divulgación en la Radio Televisión Francesa que le ofrece la oportunidad de entrevistar a Borges, entre otros. Cuatro años después del inicio de su escritura, en 1962 termina La ciudad y los perros.

Trata de encontrar una editorial, pero cuando no recibe la callada por respuesta, los mensajes son demoledores. Hasta que aparece, para dar un vuelco a su vida, Carlos Barral. El poeta convertido en editor del sello Seix Barral queda fascinado por el manuscrito y en el hotel Port-Royal de París le propone enviar la novela al Premio Biblioteca Breve. El 2 de diciembre de 1962, el jurado decide por unanimidad que la novela de Vargas Llosa, presentada con el nombre de Los impostores, es la vencedora. El éxito absoluto de ventas que supuso se complementó con el Premio de la Crítica. La novela de Vargas Llosa fue el detonante del boom latinoamericano, que albergó en Barcelona a narradores soberbios bajo el auspicio de la agente literaria Carmen Balcells.

En 1965, el escritor se integró en la revista cubana Casa de las Américas como miembro de su consejo de redacción y permaneció en ella hasta 1971. Durante este periodo trabaja además como traductor para la UNESCO en Grecia, junto a Julio Cortázar. Posteriormente viaja a Nueva York, invitado al Congreso Mundial del PEN Club.

La decisiva aparición de Carmen Balcells

La novela posterior al exitoso debut llegaría en 1966: La casa verde. Carmen Balcells propone al escritor centrarse exclusivamente en la literatura. Le garantiza sustento económico durante el tiempo que durase la escritura de Conversación en La Catedral, a condición de que la negociación con la editorial lo hiciese ella. A partir de ese momento, Balcells se convirtió en su agente literaria y llegó a conseguirle contratos extraordinarios.

Por entonces, Vargas Llosa se había instalado en Londres, donde trabajaba como profesor de Literatura Hispanoamericana en el King’s College. Era 1969 y "la Balcells", como también fue conocida, convenció al escritor para que se mudara a Barcelona y se dedicara exclusivamente a escribir novelas. Fue en la ciudad condal donde se desarrolla la gran amistad que durante ocho años mantuvieron Vargas Llosa y García Márquez, aunque también fue el lugar en el que se fraguó el puñetazo que les separó definitivamente.

Aunque habían mantenido una correspondencia de admiración desde hace años, se conocieron personalmente en el aeropuerto de Caracas (Venezuela) en 1967, cuando García Márquez acababa de publicar Cien años de soledad en la editorial Sudamericana de Buenos Aires, acontecimiento que supuso el despegue definitivo de su carrera. Vargas Llosa, por su parte, iba a recoger el Premio Rómulo Gallegos por La casa verde.

Durante los primeros años 70, los escritores vivieron felices junto a sus esposas en Barcelona. Los encuentros entre las familias eran constantes, aunque en 1971 las posiciones de ambos respecto a la Revolución cubana empezaron a separarles.

El primer alejamiento se produjo a propósito del encarcelamiento del poeta Heberto Padilla por parte del régimen de Fidel Castro. Al parecer, el escritor, periodista y diplomático colombiano Plinio Apuleyo Mendoza incluyó la firma del Gabo sin su consentimiento en una carta en la que varios intelectuales, Vargas Llosa entre ellos, pedían su libertad.

El autor de Crónica de una muerte anunciada no solo habría exigido que se retirara su nombre de aquella lista, sino que siguió defendiendo la Revolución cubana en los años venideros. Su amigo, en cambio, se acababa de apartar para siempre del castrismo, con el que se identificó desde sus años como estudiante revolucionario (incluso en 1962 había acudido a la isla para expresar su apoyo al gobierno cubano en la crisis de los misiles, el conflicto diplomático con Estados Unidos que tuvo en jaque al mundo).

La segunda decepción de Vargas Llosa con García Márquez tendría lugar tres años más tarde. En el regreso del primero a Lima, en 1974, Perú seguía dominada por una dictadura de izquierdas que ese año secuestró dos importantes periódicos del país: El comercio y La prensa. Vargas Llosa no entendió que su colega se posicionara junto al ejecutivo, aduciendo que aquellos medios de comunicación —en el primero, incluso había trabajado el peruano— servían a los burgueses.

Una violenta ruptura con García Márquez

La brutal agresión de Vargas Llosa que dejó a García Márquez inconsciente, sangrando y con el ojo izquierdo amoratado ocurrió el 12 de febrero de 1976, en el auditorio de la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica de México. Faltaban escasos minutos para que se proyectara el documental La odisea en los Andes, con guion de Vargas Llosa. Son muchos quienes aseguran que la causa tuvo que ver con un encuentro entre García Márquez y Patricia Llosa, entonces esposa del escritor peruano. Cierto es que los testigos aseguraron haber escuchado al agresor: "Esto fue por lo que le hiciste a Patricia". La verdad solo la sabían ellos.

Un año antes, en 1975, había iniciado una serie de trabajos cinematográficos, y en marzo fue elegido Miembro de Número en la Real Academia Peruana de la Lengua. También fue jurado del Festival de Cannes de 1976 y el mismo año fue elegido presidente del PEN Club Internacional, cargo que ocupó hasta 1979. En 1981, fue presentador en el programa televisivo peruano La Torre de Babel, donde entrevistó a escritores de perfil tan variado como Borges o Corín Tellado. Vargas Llosa, aficionado al fútbol y experto en estadísticas relativas a este deporte, escribió crónicas durante el mundial de España en 1982.

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En 1983 preside la comisión investigadora del Caso Uchuraccay para tratar de resolver el asesinato de ocho periodistas. A finales de los ochenta entra en el mundo de la política en Perú. Inició su carrera fundando el movimiento Libertad y se presentó como candidato a la presidencia de Perú en 1990. Durante gran parte de la campaña electoral, fue el candidato favorito. El crecimiento de la popularidad de Alberto Fujimori, quien hasta 15 días antes de la elección aparecía con menos del 10% de las preferencias en los sondeos, forzó una segunda vuelta electoral en la que Vargas Llosa fue derrotado.

Cabe destacar aquí que en 2021 pidió el voto para Keiko Fujimori, hija del que lo derrotara entonces, para salvar a Perú de Pedro Castillo, lo que significaría "caer en manos del totalitarismo", según declaró. Aunque en 2007 participó en el acto de presentación de UPyD, originalmente socialdemócrata, los guiños al liberalismo se han sucedido progresivamente. En 2018 publicó La llamada de la tribu (Alfaguara), un conjunto de semblanzas sobre los principales teóricos del modelo capitalista, y en una de sus últimas intervenciones se mostró categórico al respecto de su ideología: "El enemigo del escritor no es la derecha; es la izquierda la que controla la vida cultural".

Tras su derrota en las elecciones de 1990, se instaló en Madrid. En 1993 el gobierno le concede la ciudadanía española, aunque sigue manteniendo la peruana. Instalado en España, colabora en el diario El País y en la revista cultural Letras Libres. En 1994 es nombrado miembro de la Real Academia Española y ese mismo año gana el Premio Miguel de Cervantes. Posteriormente sería reconocido doctor honoris causa en numerosas universidades de América, Asia y Europa.

En 2013 le conceden el premio Columnistas de El Mundo, en reconocimiento a su faceta periodística, y en 2015 salta a las revistas del corazón españolas por su relación sentimental con Isabel Preysler. Hacia finales de 2022, se anuncia su ruptura. Desde entonces, el autor ha estado siempre arropado por la compañía de sus hijos y de su exmujer, Patricia Llosa. En octubre de 2023 se publicó su última novela, Le dedico mi silencio.