Detalle de la fotografía de portada de 'Los años peligrosos'

Detalle de la fotografía de portada de 'Los años peligrosos'

Letras

Del 15-M al surgimiento de Vox: el libro que explica por qué la política se ha vuelto radical en los últimos años

'Los años peligrosos', de Ramón González Férriz, evita las respuestas fáciles y se lee como una historia de la que hemos formado parte.

20 febrero, 2024 01:35

El subtítulo de este ensayo resume una pregunta que muchos se han hecho al observar la radicalización de muchas fuerzas políticas, con el consiguiente daño a la democracia. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Las respuestas han sido variadas y, generalmente, unívocas.

Los años peligrosos

Ramón González Férriz

Debate, 2024. 216 páginas. 19,90 €

Entre dichas respuestas ha estado la de culpar a la política y a los políticos. Un recurso fácil que ha llevado al abuso de significantes hoy carentes de cualquier valor explicativo, como populismo o posverdad. Las cosas son más complicadas. De ahí que Ramón González Férriz (Granollers, 1977) huya expresamente en Los años peligrosos de esos recursos y de la simplificación y opte por un análisis transversal de una época –la nuestra– marcada por la complejidad que le han conferido los cambios tecnológicos y la resaca de la crisis de 2008.

Los efectos políticos de la Gran Recesión tardaron en hacerse notar, pero llegaron. A partir de 2015 los goznes de los sistemas políticos de las democracias occidentales comenzaron a crujir para empezar a ceder durante los siguientes años: el Tea Party y el trumpismo en Estados Unidos; el Bréxit en Reino Unido; el auge de la extrema derecha en Francia y de la izquierda radical de Syriza en Grecia… Y del 15-M en España, seguido de la llegada de Podemos y Ciudadanos primero, y finalmente de Vox.

Ramón González Ferri. Foto: Crónica Global

Ramón González Ferri. Foto: Crónica Global

[Ramón González Férriz: “El fracaso de los años 90 fue el fracaso de la Ilustración”]

Dada la naturaleza tan distinta entre ambos movimientos, comenzar el libro asociando el 15-M al Tea Party puede sonar provocador. Explica Férriz ambos fenómenos como manifestaciones divergentes de los mismos malestares, expresados en función de las culturas políticas de las sociedades en las que se insertan. Más debatible es su afirmación de que, más que un problema entre pueblo y élites, lo que vivimos fue una lucha entre élites.

Una repolitización que “no sirvió para que la política fuera mejor, más eficaz, más justa y, en muchos casos, ni siquiera más representativa”, escribe. Pero Férriz defiende que ninguno de los operadores de la sociedad que hoy vemos más radicalizados –ni los partidos, ni los líderes, ni los medios– actuó de forma irracional. Todos tenían incentivos para actuar como actuaron en el nuevo escenario.

Este ensayo tiene la virtud de todos los libros de su autor: un genuino deseo de saber al que aplica claridad e ironía

“El mercado de las ideas nunca había sido pacífico, pero las redes sociales quizá incentivaron la agresividad”, describe, y resume: “La suma de distintos fenómenos –la aparición de las redes sociales, la digitalización de los periódicos y su gratuidad, la decadencia de la figura del intelectual clásico, la conversión de los políticos en entertainers y el auge de la comunicación electoral– creó un nuevo mercado de las ideas políticas” (al que dedica el profundo y brillante capítulo 3).

A ese nuevo mercado de las ideas se le unieron pronto dos hechos relevantes que terminaron de configurar nuestra época. El primero, una crisis de refugiados en 2015 que instaló el marco actual con el que se miran los fenómenos migratorios, y que ha trastocado la configuración ideológica de la derecha y el conservadurismo, y con ella, las democracias occidentales. No hay equidistancia aquí: la responsabilidad de la derecha es mayor en el nuevo clima de los años peligrosos. El segundo es el cambio generacional y la nueva forma de reivindicar las identidades.

[Naomi Klein carga en su nuevo libro contra los derechistas conspiranoicos del 'mundo del espejo']

Un ensayo muy recomendable, que se lee como una historia de la que hemos formado parte. Tiene la virtud de los libros de su autor, uno de nuestros mejores desbrozadores del pasado inmediato: un genuino deseo de saber al que aplica distancia emocional, claridad, mesura, y no poca ironía y algo de piedad con sus objetos de estudio.