Sócrates y Adolf Hitler

Sócrates y Adolf Hitler

Letras Filosofía

Rüdiger Safranski: historia del pensamiento occidental, de Sócrates a... ¿Hitler?

El historiador de las ideas alemán plantea en su ensayo '¿Cuánta verdad necesita el hombre?' que los crímenes del Tercer Reich obedecieron a una metafísica y a un propósito relacionado con la verdad: mucho cuidado, pues.

3 noviembre, 2023 02:14

El ensayo del historiador de las ideas alemán Rüdiger Safranski (Rottweil, 1945) titulado ¿Cuánta verdad necesita el hombre? Lo que se puede pensar y lo que se puede vivir fue publicado originalmente en 1990, y vertido al español hace diez años por Valentín Ugarte. Vayamos, antes de nada, a los contenidos del ensayo. Ya por el título y subtítulo (bastante confusos, por cierto) se puede deducir que no se trata de una de las estupendas biografías intelectuales o monografías históricas de Safranski, sino de una disertación libre en torno a un tema.

¿Cuánta verdad necesita el hombre?

Traducción de Valentín Ugarte
Tusquets, 2023
224 páginas. 19 €

El libro está compuesto de piezas muy desiguales en tamaño que versan, aproximadamente, sobre el tema filosófico de la verdad en relación con la vida. Hay tres escritos breves, “Desaparecer en el cuadro”, “Las verdades inmundas” y “Una variación libre sobre la libertad”, que pretenden vertebrar un hilo argumental compuesto, sobre todo, por otros tres escritos, mucho más largos. Estos son “Tres afirmaciones de la verdad del yo frente al resto del mundo”, “La metafísica o el intento de volver a casa” y “Kafka o el arte de residir en lo extraño”.

El primero trata sobre Rousseau, el caminante soñador, Kleist, el suicida, y Nietzsche, el profeta: estos tres solitarios consideran que el yo interior es el ámbito de la verdad y que este gran tesoro se pierde, se traiciona, en el comercio con el mundo y el diálogo con la inauténtica sociedad. En la comunidad se fragua lo falso. Nos hallamos, parece, ante todo, con un problema de comunicación.

“La metafísica o el intento de volver a casa” es una breve historia del pensamiento occidental que, aunque comienza con el filósofo Sócrates (algo comunísimo) y termina (algo extraño) con los nazis Hitler y Goebbels. Esta sección atiende a lo que, según Safranski, necesita el pensador cuando piensa en la verdad. Es decir, parece que, para él, la idea de verdad es un ideal por el que sacrificar algo y, sobre todo, por lo que obtener otro tanto. Curiosamente, a veces, parece que para Safranski el término “metafísica” se podría intercambiar por el de “religión”. En resumen, el platonismo busca trascender. El cristianismo busca el amor. Descartes persigue la certeza. Kant enfoca su búsqueda en la libertad. El idealismo de los románticos anhela, sobre todo, la totalidad. En la segunda mitad del XIX, el llamado vitalismo (Wilhelm Dilthey o Ludwig Klages) plantea una dicotomía u oposición entre vida y conceptos, vida y cultura.

Leer a Safranski siempre comporta las ganancias del deleite y el conocimiento. Da interpretaciones claras de textos complicados

En la sección última, “Metafísica y crimen”, Safranski cierra el recorrido con una especie de advertencia sobre los peligros del pensamiento totalizador (¿neorromántico?), y su papel en los crímenes del Tercer Reich. Para este historiador, aquellos crímenes tremendos obedecen a una metafísica y a un propósito relacionado con la verdad: mucho cuidado, pues.

Mucho antes de la página 167, en “Kafka o el arte de residir en lo extraño”, el lector sospecha que el libro en cuestión puede ser una reunión de textos dispersos, al que Safranski ha ambicionado dar un retoque por mor de la unidad. Esta parte sobre el autor de El castillo y Ante la ley vuelve al tema del yo desconectado. Safranski se conduce como siempre: empleando textos de bibliografía primaria, iluminando las grandes obras por medio del epistolario, y ofreciendo interpretaciones claras de textos complicados.

La sección final postula una política “del respeto a las reglas del juego que permiten a cada uno descubrir o incluso inventar su verdad vital” y unas “verdades intrépidas de la cultura a la par que las frías y útiles verdades de la política”. ¿Es una conclusión? Sí… pero no. Leer a Safranski siempre comporta las ganancias del deleite y el conocimiento, pero este es un libro algo confuso que quiere disimular que lo es.