Berta Vias Mahou

Berta Vias Mahou Daniel Hidalgo

Letras

Berta Vias Mahou: "En el arte hay cada vez más presunción, menos oficio y demasiada moralina"

La escritora vuelve a la novela con 'La voz de entonces' (Lumen), historia de tres generaciones de mujeres en la que funde recuerdos de familia y ficción

19 mayo, 2022 03:22

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¿Qué libro tiene entre manos?

Releo La voz de Mallick de Pedro Casariego. Me fascina el cantar de los esclavos negros que el basurero Mallick escucha desde su celda. Las voces en el libro.

¿Qué le hace abandonar la lectura de un libro?

El sueño. El ruido. El hambre… Como no arriesgo al elegir lo que leo, es difícil que algo en las páginas de un libro me haga abandonar la lectura.

¿Con qué personaje le gustaría tomarse un café mañana?

Con Dostoievski. Aunque yo tomaría té negro. Anastasia. O Prince Vladimir. Con un chorro de ron.

¿Recuerda el primer libro que leyó?

El principito de Saint-Exupéry. En mayo del 68 mi padre apareció en casa con un regalo. No solía entrar en ninguna tienda. Verle con un paquete y que fuera un libro me hizo dar saltos de alegría. Aquel día cumplí siete años.

¿Cuáles son sus hábitos de lectura: es de tableta, de papel, lee por la mañana, por la noche...? .

Leo en cualquier sitio. Tirada en el suelo. En el metro… Pero donde más me gusta hacerlo es sentada junto a una ventana. O al aire libre. Viendo el cielo. El horizonte. Y leo a cualquier hora, aunque mejor de día. En papel. Y encima del libro pongo un tenedor. Atravesado. Para que el viento no pase la página.

Cuéntenos una experiencia cultural que cambió su manera de ver la vida.

Ninguna ha llegado a tanto, pero sí recuerdo una que me produjo una honda impresión. Dos obras de Heinrich von Kleist que vi representadas en 2005. Penthesilea y Käthchen von Heilbronn. Una detrás de la otra. En el Volkstheater de Rostock. Con puesta en escena de una nieta de Bertolt Brecht. Me enamoré del teatro hasta tal punto que no he vuelto a pisar uno.

¿Cuántos recuerdos de familia y cuanta ficción hay en La voz de entonces?

Hay más ficción, aunque el esqueleto lo componen recuerdos, documentos escritos y fotografías. Cuanto más remoto es el tiempo en el que transcurre el relato, mayor esfuerzo de imaginación ha exigido. Para rellenar huecos y trascender la pura anécdota.

¿Es quizás la historia de Lino, el esclavo escondido, su favorita de todas las que recupera en esta novela?

Cada una de las historias es como un hijo. Imposible elegir.

¿Con cuál de todos los personajes se identifica más?

Con Elba. La que mira. La que escucha. La que va a contar la historia. Es también el personaje que tiene más de mí misma.

El libro recorre el siglo XX español… ¿estamos condenados a repetir nuestra historia?

Nunca nada se repite de la misma forma. Sin embargo, el peligro de caer en trampas similares es enorme.

¿Y seguirán mandando dentro de veinte años “los que de verdad mandan”?

Como decía Sánchez Ferlosio en uno de sus títulos: mientras no cambien los dioses… Y los dioses, para muchos, siguen siendo los mismos. El poder, la fama, el dinero… Por eso debemos seguir defendiendo la libertad, la igualdad y, sobre todo, la fraternidad.

¿Entiende, le emociona el arte contemporáneo?

A veces sí. A veces no. Siento que en el arte hay cada vez más presunción, menos oficio y demasiada moralina.

¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?

De Joseph Cornell. Alguna de sus maravillosas cajas.

¿Cuál es la película que ha visto más veces?

Mi vida como un perro de Lasse Hallström. Es importante comparar, dice el niño protagonista ante cada una de las desgracias que le suceden, recordando una y otra vez las que han padecido otros.

¿Le importa la crítica? ¿Le sirve para algo?

Reconozco que siento pudor y casi miedo. Aunque, en general, me ayuda a la hora de seguir escribiendo. Como los lectores que descubro.

¿Le gusta España? Denos sus razones.

Sí. Y todas las provincias. Me gusta porque tiene paisajes, ciudades y pueblos hermosos. Y, sobre todo, personas hospitalarias.