Carta-Galdós

Carta-Galdós

Letras

Suyo, Benito Pérez Galdós

Autor de un abundantísimo epistolario publicado por Cátedra, en sus cartas se retrata el lector, el escritor, el amigo y el político. También el amante, aunque a menudo dijera que "las cartas de amor no se enseñan"

3 enero, 2020 17:13

A Emilia Pardo Bazán

5 de marzo de 1883

Señora D.ª Emilia Pardo Bazán

Señora y distinguida amiga: hace tiempo que pensaba escribir a V. felicitándola por los admirables artículos de La Cuestión Palpitante, en los cuales, adelantándose V. a los críticos más perspicaces, ha dicho cosas tan verdaderas, hermosas y oportunas, en un estilo que seguramente podrían envidiar a V. los que con más empeño han cultivado la dicción castellana. De no haber cumplido aquel deseo tienen la culpa mis muchas ocupaciones y quehaceres de todas clases, de que todavía no puedo verme libre.

Soy de los primeros y más vehementes admiradores de sus escritos

Ahora, con motivo del telegrama que tuvo V. la bondad de dirigir a los organizadores de la fiesta del 26 de marzo [se refiere a un banquete-homenaje que se ofreció a Galdós], no puedo de ningún modo aplazar esta carta, cuyo principal objeto es dar a V. gracias mil por su felicitación. La adhesión de una dama y un escritor como V. dan a aquel acto un realce que quizás de otro modo no tendrá.

Soy de los primeros y más vehementes admiradores de sus escritos.
Reiterando las expresiones de su gratitud es de V. servidor y amigo q.b.s.p.
B. PÉREZ GALDÓS

A Clarín

8 de junio de 1888

Mi querido Clarín: no estoy ya en Barcelona, sino aquí y me apresuro a cumplir mi promesa. Eso de los datos biográficos me tiene preocupado. ¿Qué datos le voy a dar? No se me ocurre nada. Debo decirle que siento cierta repugnancia a entregar al público la vida privada. Nunca me han gustado los interviews ni la intrusión de los reporters en el hogar doméstico. […].

Sepa V. que no tomo con calor ningún debate literario de estos que agitan a nuestra inquieta juventud, ganosa de laureles. “¡Hombre, que la poesía se va a acabar!”… Bueno, hombre, por mí que se acabe cuando quiera… Hombre, que el teatro está pasando por una gran crisis… ¿qué quiere V. que hagamos? Pues llevamos con paciencia la carestía del pan, ¿no hemos de soportar la escasez de obras dramáticas…? ¡Que ya no hay autores!… qué me cuenta V. Pues yo no he de llorar por eso. Que la novela no debe ser esto sino aquello; que el naturalismo pasa, y va a volver la moda de Chateaubriand. Bueno: que venga la que quiera, incluso el petróleo. En esto, lo mejor es ponerse en brazos de la providencia. Que cada uno eche de sí lo que tenga dentro; que cada uno se exprese como pueda, dejándose influir por la moda, que también es una ley, o manteniéndose autónomo. Lo que yo digo y que cuando se tiene algo dentro, se producen obras de valor, con sistema y sin sistema. Pero cuando no está encendida la linterna, […] no aparece nada en la pared.

¿Qué la poesía se va a acabar?... Por mí que se acabe cuando quiera

Le diré a V. que mi aversión a las disputas literarias es tal, que como no sea lo de V. o algo muy, muy bien escogido, no leo nada. La lectura ha llegado a fatigarme tanto que rara vez cojo un libro en la mano. Tengo una buena biblioteca. Hace días, al volver de Barcelona, quise leer y estuve cuatro días enloquecido. ¿Creerá V. (y no se ría de mí) que todo me aburría, que agarré a Heine, a Goethe, a otros grandes maestros, y no hallaba distracción ni encanto alguno en la lectura […] Pero fuera de esto, debo confesarle que hace algún tiempo lo que me atrae y me seduce es la verdad, los fenómenos de la naturaleza y más aún los del orden social. […] Más que Homero o el Dante me gustaría acercarme a un grupo de amigos, oír lo que dice, o hablar con una mujer o presenciar una disputa, o meterme en una casa de pueblo, o ver herrar un caballo […]

Le enviaré Miau. Esta obra es débil. La publico porque la he escrito y no gusto de guardar manuscritos. Contésteme.
Suyo B. PÉREZ GALDÓS

A Concepción Morell Nicolau

31 de mayo de 1892

Chacha querida, niña de mi corazón, Rusiña salada: recibí anoche tu cartita triste. Tristes o alegres, tus cartas son mi encanto, y el no recibirlos es lo que me desazona. Tú habrás recibido otra mía, en la cual te hablo de mis muchísimos. Veo que los dos tenemos muchísimos. ¿Sabes lo que vamos a hacer? Pues un cambalache. Yo te daré mis muchísimos, y tú me darás los tuyos, y así no tendremos ningunísimos.

Te quiero, te amo y te amaré mientras crea que me amas tú a mí

Me pides que te diga que te quiero. ¿Pero no lo ves, no lo sabes: no es esto tan claro para ti como la luz del día? Por milésima vez te declaro que me es imposible amar a nadie más que a ti. […] No te oculto que estos runrunes (referidos por ti) de que estás en relaciones amorosas con el joven ese, me tienen muy intranquilo, por dos razones: primera, por la herida que recibo en el corazón; segunda, por la que recibo en el amor propio, pues como muchos saben que tú y yo &,… si te ven distraída se burlarán de mí. […] Yo no te engaño, ni puedo engañarte a ti ni a nadie. Te quiero, te amo, y te amaré mientras crea que me amas tú a mí. […]

No seas tonta. A ti, a ti sola quiero, sábelo Dios, y con el pensamiento, ya que de otra manera no puedo hacerlo, te aprieto muy fuerte, muy fuerte contra mi corazón y te doy un millón de besos. Quiéreme mucho, y no hagas padecer a tu Ojirris

A Antonio Maura

Madrid, 2 de marzo de 1898

Mi querido amigo y maestro: confiado en su benevolencia hacia mí me he permitido un nuevo aplazamiento en el pago gradual de los honorarios. […] No vaya V. a creer, por mi aparente pereza en el pago de aquella obligación, que los negocios de mi flamante casa editorial van mal o medianamente. Ha de saber V. que, a pesar de la ruindad de los tiempos que corren, el desarrollo de mi negocio supera a cuanto bueno podíamos esperar. Pero me ha caído una lotería negativa; he tenido que hacer frente a un asunto de mi familia, enojosísimo […]; he tenido o tengo que abonar, en nombre mío y de mis hermanas, una fuerte suma por impuesto de Derechos Reales en la herencia de mi hermana política. […]

Me ha caído una lotería negativa

Para recobrar el equilibrio que pierdo en este mes y en los sucesivos, me decido a emprender la Tercera Serie de los Episodios Nacionales, que en opinión de editores y libreros es de un éxito grande y seguro. Después de los estudios previos que aquí he podido hacer, hoy salgo para Navarra y Vascongadas con objeto de conocer el escenario de Zumalacárregui (primer tomo). Allá me pasaré unos ocho días. Vuelvo a Madrid a escribir el tomo, y a preparar el segundo (Mendizábal), y así sucesivamente.[…] A mi regreso iré a ver a V. Sabe cuánto le quiere su constante amigo y agradecidísimo cliente, B. PÉREZ GALDÓS

Extractos de cartas de Galdós a Rubén Darío y a Antonio Maura

A María Guerrero

Santander, 1 de octubre de 1894

Mi señora D.ª Mariquita: le contesto a escape, porque me voy, me voy… pero pronto volveré, pronto quiere decir a principios de noviembre.

Ya veo que están Vds. ensayando para irse a provincias. Créame V., Mariíta, que si me opuse y me pareció mal que V. se fuera de la Comedia y tomase el Español, ahora que ya está hecho, sus contratiempos me duelen como si fueran míos. No quiero que V. tenga contrariedades en su camino y me incomoda y me pongo de mal humor cuando veo que las cosas no van tan sobre carriles como V. y yo quisiéramos. Ánimo, y no acobardarse. Y cuando empiece V. su campaña en la restaurada casa de Lope y Calderón, que lluevan sobre su preciosa cabeza las prosperidades. Esto quiero, esto mando y esto será.

Ánimo, y no acobardarse y cuando empiece su campaña, que lluevan sobre su preciosa cabeza las prosperidades

Ahora vamos a tratar de negocios, con la formalidad con que los negocios se tratan. Los condenados, que hoy van camino de Madrid, es una obra que se pensó y se escribió para V. El papel de dama está hecho para V. y para que en él tuviera V. un lucimiento extraordinario, y nunca visto. Luego vino el divorcio, que yo he llorado y lloro, y todo se torció, y etc…

Pues ahora haremos un trato, que por mi parte queda sellado y ratificado en esta carta: Art [ículo] 1. La señora D.ª Mariquita se compromete a hacer esta obra (en caso de que tenga éxito, pues si no hay éxito no hay que hablar) y la representará en provincias si el estreno la coge en provincias, y en Madrid en las temporadas siguientes,

Art [ículo] 2. El señor D. Benitito se compomete a entregar a D.ª Mariíta la obra (epoca de Carlos III) el 1 de septiembre del año próximo.
¿Queda cerrado el trato? Para este año, maldita la falta que le hace a V. la obra nueva. Tiene V. de sobra con la de Guimerá y las dos de D. José [Echegaray].
En fin, no puedo extenderme más. Mi viaje es largo. Me voy a Cádiz mañana o pasado. Allí me embarco para mi tierra. […] Siempre queriéndola a V. Re-muchísimo. D. BENITO

A Francisco Navarro Ledesma

Madrid, 18 de diciembre de 1894

Sr. D. Francisco Navarro Ledesma

Mi muy querido amigo, su amabilísima y graciosa carta me ha causado mucha alegría. Créame V., la derrota no me abate ni mucho menos, y los graznidos de la fauna periodística más bien sirven para regocijarme que para abatirme.

Los graznidos de la fauna periodística más bien sirven para regocijarme que para abatirme

La campaña póstuma de Urrechea y Arimón es asquerosa. Así lo reconoce todo el mundo, y esta es mi satisfacción, Déjelos V. que ya caerán. En la prensa de provincias van apareciendo algunos garrotazos dirigidos a esa gente. Yo no le incito a V. a hacer nada, ni tampoco le disuado de hacerlo, si quiere. Pero más vale que no se meta V. con esa gente, que en la opinión imparcial tienen el concepto que merecen. Cierto que si dejáramos impune esta baratería, pudieran llegar los tales a un grado de insolencia que exigiría correctivos enérgicos,. Pero le diré a V. por algo que he oído, que andan algo mohínos y como avergonzados.

Estoy escribiendo el epílogo que irá al frente de la edición de Los condenados. Se lo mandaré a V. […]

Suyo invariable amigo,

B. PÉREZ GALDÓS

A José María de Pereda

Madrid, 18 de marzo de 1895

Mi queridísimo D. José: para que V. no me riña por mi largo silencio, empezaré diciéndole que desde fines de enero he vivido en un verdadero cole literario. En cuarenta y tres días justos de chapuzón, abstraído de todo, y trabajando a altas presiones, he escrito Torquemada y San Pedro, que terminé hacia el 10 del presente. Después me he metido en las pruebas y aquí me tiene V. a punto de concluirlo todo, para que salga el libro a fin de la semana. Aquí tiene V. explicado mi silencio: cuarenta y tres días de trabajo, durante los cuales no he escrito cartas, ni siquiera he podido leer las que recibía.

Desde fines de enero he vivido en un verdadero cole literario

Empecé a leer Peñas arriba cuando me lo trajeron, y luego tuve que suspender la lectura de esta maravilla del arte, y no le he dado finiquito hasta la terminación de mi tarea. Creo que se puede poner al lado de Sotileza, que es cuanto hay que decir en su elogio, y ambas componen la obra más grande y hermosa que cabe imaginar, con un carácter poemático y de durabilidad que las eleva por encima de las miserias de arte narrativo y deleznable que compone nuestro oficio. […]

Siempre suyo devotísimo y fidelísimo amigo,

B. PÉREZ GALDÓS

A Joaquín Malats

Madrid, 14 enero 1897

Mi querido Malats: ¡Al fin, al fin….! Digo que no he escrito antes a V. porque he tenido ocupaciones apremiantes, después ausencias de esta capital y, por fin, la grippe, de la cual, gracias a Dios, estoy ya convaleciente.

Hace días mandé a Vd. Marianela. ¿La recibió Vd.? Si hace Vd. De ella una ópera, me honrará V. en extremo. Vea V., pues, dónde puede un gran artista coger un pedazo de barro y hacer con él oro.

Tocamos, digo degollamos el andante del septeto de Beethoven

En fin, ya estoy oyendo su partitura y, como es consiguiente, relamiéndome de gusto. Mi sobrino y yo estamos hechos unos virtuosos formidables y latosos. Tengo el harmonium en casa, y hemos afinado el piano concertándolo con el órgano. No le quiero decir a V. los conciertos que damos, para recreo de nosotros mismos y desesperación de la vecindad.

Tocamos, digo, degollamos el andante del septeto de Beethoven, y el larghetto del quinteto de Mozart. También, en harmonium solo, descuartizamos con alevosía y ensañamiento al buen Pergolesi, a Gluck, Handel, Astorgo, etc, etc… Esperamos con ansia que la sociedad de conciertos nos le traiga a V. para casa. Desde luego está V. invitado a nuestras serenatas clásicas.

Siempre suyo afmo. amigo,

B. PÉREZ GALDÓS