josémateos

josémateos

Letras

Un sí menor

El título de la nueva entrega de José Mateos juega con las palabras para referirse a la tonalidad musical que mejor representa su tono poético

16 diciembre, 2019 23:21

José Mateos

Pre-Textos. Valencia, 2019. 72 páginas. 13 €

José Mateos (Jerez, 1963) es pintor, editor, ensayista (Soliloquios y adivinanzas, La Razón y otras dudas, Silencios escogidos, Un mundo en miniatura y El ojo que escucha) y narrador (Historias de un Dios menguante y Un año en la otra vida); pero, sobre todo, poeta. Autor de Días en claro, Canciones, La niebla, Cantos de vida y vuelta y Otras canciones. Y de las recopilaciones Reunión y Poesía esencial.

El título de su nueva entrega no es baladí. Juega con las palabras para referirse a él mismo y a la tonalidad musical que mejor representa su tono poético. Schubert la asoció a los términos solitario y melancólico. Una cita inicial de San Juan de la Cruz resalta esa voluntad de discreción: “No a lo más, sino a lo menos”. Como el primer canto del libro: “Quisiera escribir poemas / sin el dogal riguroso / de los poemas bien hechos”. Luego menciona al silencio y añade: “Como esas flores sin nombre / que hay en los cementerios”.

Por eso desde el principio prima la cortedad, la concisión, la exactitud. En busca, diría de lo imprescindible: “¿No cabe el universo / en esa gota de agua?” También lo popular y lo clásico, fundidos en coplas, canciones, soleares, endechas, villancicos… Y todo bajo una atmósfera de naturalidad que pasma al lector por su luz, tan limpia. Se suceden las preguntas, las formuladas por alguien que contempla, desde la extrañeza, “cualquier cosa, lo más simple” y su “razón tiembla”. Lo obvio y lo evidente, la realidad más pura, conducen siempre a la perplejidad. Un ciprés, un álamo, una higuera, una cometa, una lagartija… “Y esta emoción sin porqué”.

En la segunda parte, abundan los poemas logrados, como “Sin título”, “El balcón abierto”, “Un olor” (“pasar por la vida así, suavemente”)… A determinada edad, vivir no deja de ser el ensayo de una despedida; así, la “muerte insaciable” acecha en “Primeras lluvias” (“Yo habré desaparecido”) o “El último viaje” (“Si algo pudieras llevarte…”).

Y ya que de pérdidas hablamos, en la tercera, la más emotiva, la protagonista es su madre, “en la frontera indecible / que es siempre la enfermedad”, en inhóspitos cuartos hospitalarios donde la infancia y la alegría, a pesar del dolor, sobreviven. Porque ésta “cuando sucede una vez, / sucede ya para siempre”. De ahí que en “Ruinas” (“tu patria”), reafirme su voluntad de canto. Qué “misteriosa claridad”, qué “secreto transparente”.