Image: Atiq Rahimi

Image: Atiq Rahimi

Letras

Atiq Rahimi

"Cuando voy a Afganistán pienso que estoy en la Edad Media"

27 junio, 2012 02:00

El escritor afgano, ganador del Premio Goncourt 2009, presenta su nueva novela Maldito sea Dostoievski

Las novelas del escritor afgano, Atiq Rahimi (Kabul, 1962), ganador del Premio Goncourt 2009 por La piedra de la paciencia, se esfuerzan por encontrar un sentido a los valores actuales por los que se rige Occidente, cultura en la que el escritor estudió y reside, y Oriente, de la que proviene. Su voz es un encuentro entre estos dos universos que dividen el mundo, opuestos, también en valores y tradiciones. Rahimi nació y estudió en Afganistán dentro de una doble cultura franco-Afgana. Hasta que en 1984, la guerra le obligó a refugiarse en Pakistán, desde donde obtuvo el asilo político en Francia. Actualmente, vive en París.

En su última novela Maldito sea Dostoievski (Siruela), toma como punto de arranque la trama de Crimen y Castigo para trazar el recorrido que sigue el personaje protagonista Rasul. Es una novela de amor, ya que Rasul mata para salvar a Sufia. Es una novela histórica ya que cuenta de primera mano el contexto de la guerra civil y el colapso de todos los valores. Es una novela sobre la sabiduría ya que en Sufia habita la pureza, la sapiencia, que no tiene posibilidad de sobrevivir en un Kabul perdido en la brutalidad y el descontrol. Es una novela que se interroga sobre la religión, el valor de la religión y la comprensión religiosa del ser humano. De hecho, para Rasul, Dostoievski no es ni revolucionario, ni comunista, sino un místico. "Este libro es para leerlo en Afganistán, un país de otra época, místico, que ha perdido el sentimiento de responsabilidad. ¡Rasul está convencido de que, si se enseñase aquí, no habría tantos crímenes!"

- ¿Cómo surge la idea de una libro sobre la historia de Afganistán de los últimos veinte años, y que parta de una novela de Dostoievski?
- La idea me vino varios años atrás, en 2002, a partir de la caída de los Talibanes. Yo recuerdo pasearme por las calles de mi cuidad, y quedarme impresionado de que, los que el día anterior eran asesinos, podían pasearse tan tranquilos, con una falta total de consciencia y de culpabilidad. A partir de ahí, quise escribir sobre el tema de la culpabilidad, y pensé que la obra de Dostoievski no podía ser mejor. Lo curioso es que una vez que empecé a escribir este libro, me di cuenta de que estaba escribiendo el mismo comienzo de la obra Crimen y Castigo. En mi novela hay mucho humor negro. Al final, por ejemplo, el personaje principal es juzgado y es a través de su juicio que también se sentencia a los demás criminales de guerra.

- Sus novelas tienen todas una base histórica muy solida
- En verdad, mis personajes viven entre lo imaginario y la realidad, como yo mismo. Para mí, soñar es vivir. Luchamos por nuestros sueños con lo cual vivimos nuestros sueños. Lo mismo le ocurre a mis personajes.
- La novela nace de un falta de sentido religioso. Es a partir de que la religión se convierte en un sistema político.
En efecto, toda ideología, creencia, política, en un momento dado, ayuda al ser humano a estructurar su pensamiento. Pero en el momento en que la religión impulsa al ser humano a la barbarie, la disculpa pierde su sentido. Ahí es cuando el pensamiento destruye y se destruye a sí mismo. Lo que pasa hoy en día en el mundo árabe es evidente. Todas estas sociedades que se sublevan contra el dictador se quedan desorientados cuando se dan cuenta de que no están fundadas sobre ningún pensamiento o argumento moderno que permita a la civilización en cuestión evolucionar. El personaje de mi novela es un individuo que se pelea, que se subleva, contra la sociedad entera. Y esta sociedad intenta condenarle, no como individuo que es lo que él querría, que ha cometido un crimen, sino como alguien que pertenece a una familia comunista.

- Solo una persona le escucha, Sufia, su amada, que también es el símbolo del conocimiento, de la sapiencia. ¿Ese es el precio que hay que pagar si se busca alcanzar la sabiduría?
- Rasul decide no hablar más. Es un inadaptado, eso está claro. Yo mismo, con 16 años, después de la ocupación soviética, me fui un tiempo a vivir a la India. Desde allí, pude observar mi sociedad con cierta distancia y eso me hizo entender muchas cosas.

- Las obras rusas son verdaderas tragedias, ¿considera su novela una tragedia afgana?

- No se puede alcanzar la verdad rápidamente como se pretende en Occidente, pero tampoco se puede pasar uno la vida buscando la verdad. En algún momento, hay que pensar que la verdad reside en los momentos y en los gestos más simples de la vida. Esa búsqueda de la verdad no existe y cada cosa se convierte en verdad, en la vida y sus detalles más banales. ¿De donde viene esta búsqueda imposible? La tragedia de mi país es que nos encontramos entre dos culturas. Por un lado, tenemos la civilización judeo cristiana musulmana. Por el otro lado, tenemos la India.. Dos maneras de ver el mundo, de ver la vida y de ver la muerte. Cuando voy a mi país, a veces me pregunto si no estoy en la Edad Media, sobre todo al ver el decorado, cómo van vestidos, sus costumbres, sus formas de vivir hasta que veo surgir, de repente, un soldado americano, con las armas más sofisticadas y pienso, ¡oh, cielos, estoy en la película de Star Wars!