Letras

Shlomo Ben-Ami

“La paz vendrá de fuera o no vendrá”

27 marzo, 2002 01:00

Shlomo Ben-Ami

Shlomo Ben-Ami, historiador y político israelí, amigo de España y protagonista en los acuerdos de Camp David, tiene una cabeza ordenadísima, la palabra exacta (y entrenada) para definir las aristas de las cosas y unas formas de intelectual anglosajón que marcan distancias con la algarabía y con la historia. Ha sido durante años profesor de Historia moderna en la universidad, y se le nota: le delatan su afán didáctico y su capacidad de síntesis. Su lema podría ser "la razón frente a las mitologías", que son las culpables, a su juicio, de mucho de lo malo que nos sucede. Ahora este hombre de izquierda ha escrito un ensayo que me parece de lectura urgente: ¿Cual es el futuro de Israel? que Ediciones B publicará la semana que viene.

Díficil salir esta vez del terreno político. Su nuevo libro no deja resquicio para otras cosas. No he encontrado hueco para hablar de su origen sefardí, de sus lecturas acotadas, ni siquiera de su fervor al Real Madrid, algunas de sus pasiones. El conflicto palestino-israelí hoy lo inunda todo.

-¿Da su libro pistas para salir de esta situación dramática? ¿Se puede detener la guerra?
-Yo pienso que de una situación dramática podemos salir sólo a través de un paso dramático. Este intento de la administración americana de negociar un cese al fuego en torno a soluciones parciales no puede resolver el problema. Ni siquiera es acertada la expresión alto el fuego, no es aplicable a un conflicto de esta naturaleza.No creo en los acuerdos parciales entre israelíes y palestinos. La confianza entre nosotros ha desaparecido, y los mitos de ambas partes se enfrentan de tal manera, son tan divergentes, que un compromiso libremente negociado entre ambos es humanamente imposible. Quiero decir que, o la paz se hace a través de terceros, o no se hace. Yo propongo recuperar los parámetros de Clinton, construir un Madrid 2 con el objetivo de traducir los principios en acuerdos y no de negociar los principios. Será necesaria una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que convierta los parámetros de Clinton en la interpretación internacionalmente reconocida de lo que debe ser un compromiso histórico razonable. Los parámetros no son un invento de Clinton, son más bien el punto de equilibrio entre las posturas de las partes en la última etapa de las negociaciones, un centro desde el cual podemos construir la paz.

-Con su mirada de historiador, es decir, tratando de distanciarse del conflicto, ¿quiénes son los mayores enemigos, en ambos bandos, de estas negociaciones?
-Hay dos, fundamentalmente: por un lado, los que definen el conflicto sólo en torno a mitos absolutos y, por otro, los sistemas políticos de ambas partes. El sistema israelí convierte a todo primer ministro en su rehén. Fíjese: cuando yo estaba en el gobierno, en el gobierno de Barak, fuimos hasta el final y nos quedamos solos, porque el sistema nos abandonó. Como no queríamos ser rehenes, nos salíamos del control y de las limitaciones del propio sistema. ¿Qué ha hecho Sharon? No moverse. La diferencia entre Sharon y nuestro gobierno es que nosotros sacrificamos consideraciones de supervivencia política para encontrarnos con el desafío histórico. Y Sharon ignora el desafío histórico para sobrevivir políticamente. En fin, Israel necesita cambiar el sistema. A quienes reclaman un De Gaulle israelí les diría que De Gaulle, para resolver el problema de Argelia, cambió la IV República. Sin cambio de sistema, todo primer ministro fracasará. Ocurre lo mismo con el sistema palestino, donde no hay capacidad de convencer entre mayorías y minorías. La solución tiene que ser internacional, tiene que venir de fuera. De hecho, yo hablo de una solución prácticamente impuesta.

Los responsables del fracaso
¿Cual es el futuro de Israel? es el desarrollo de las entrevistas que tres historiadores -Ives Charles Zarka, Jeffrey Andrew Barash y Elhanan Yakir-han mantenido con Ben-Ami acerca de las relaciones entre Israel y Palestina, Israel y Europa e Israel y Estados Unidos. Hay un anexo y un epílogo que, muy expresivamente, titula Ben-Ami "ésta es la paz que rechazó Arafat". Las responsabilidades del fracaso del proceso de paz han originado una importante polémica intelectual no sólo en Estados Unidos, también en Europa. Resumiéndola mucho, Ben-Ami explica que la izquierda israelí considera que no fueron suficientemente lejos en los acuerdos de Camp David y la derecha les acusa de lo contrario. "Estoy en condiciones de afirmar, y tengo pruebas para ello, de que Camp David fracasó por las obsesiones panislámicas de Arafat. Se rechazó un punto de equilibrio sensato y ya veremos cómo, al final, cuando se logre la paz, no estaremos lejos de aquél punto. La tragedia es la sangre derramada en el camino".

-O sea, que usted cree que sí, que se logrará la paz.
-Sí, lo creo, pero vendrá de fuera, con la ayuda internacional.

La paz de los agotados
Explica Ben-Ami que, hasta el 11-S la actitud de la Administración Bush era de cierta indiferencia y lejanía, por dos razones: "La primera por la lección recibida del experiento Clinton; vamos a ver, Clinton fue hasta el final, se involucró en la causa palestina como ningún político lo había hecho hasta entonces, y perdió la poca buena imagen que le quedaba tras el affaire Lewinsky. ¿Por qué voy a tomar yo ese camino?, se dijo Bush. La segunda razón es que la administración republicana, en su naturaleza, no es una administración de gente que hace la paz, sino de gente que resuelve asuntos internacionales por la política del poder, del equilibrio de fuerzas. Si ahora se acercan más al conflicto es por razones estratégicas, de cara a una posible guerra contra Irak. Sucedió lo mismo con Bush padre.

-¿Hasta qué punto el pueblo israelí se identifica con las decisiones de Sharon?
-Lo que llevó a Sharon al poder con una mayoría sin precedentes fue una situación muy similar a la que explicaba antes respecto a Bush. "¿Qué más se puede hacer?", se preguntaba la gente. "Hemos aceptado la creación de un estado palestino, la devolución de los territorios, la división de Jerusalén, y esto no es suficiente para Arafat, esta gente sólo nos quiere llevar al abismo". ése era el estado mental de la mayoría de los ciudadanos. La frustración era tal que se convirtió en apoyo a Sharon. Pero en los últimos meses hay una caída muy marcada de apoyo popular y una búsqueda desesperada de alternativas. La identificación con Sharon ya no existe. Yo no acepto ese cliché que habla de la intransigencia de los israelíes, etc., nunca lo he aceptado. Este pueblo está dispuesto a una paz en las condiciones más difícilmente imaginables. El problema no es el líder -Barak lo intentó y no hubo respuesta. Falta un mensaje claro y enérgico de propuesta de paz por parte palestina. No acuso a Arafat de mentir, pero sí afirmo que Arafat es tan leal a su mundo, a sus cosas, a su ethos, que es incapaz de reconciliarse y de salir de sus mitos. No se trata tampoco de deshacerse polícamente de Arafat. La solución yo la veo a través de Arafat y con la ayuda internacional

Habla Shlomo Ben-Ami de ironías de la historia, de túneles del tiempo y retornos a la etapa más anacrónica, y está hablando de hoy: "El reencuentro de estos dos personajes, anclados en los mitos, me parece una visión del pasado, y no es adaptable a la realidad de hoy.

-¿Sería posible y deseable otra Conferencia de Madrid?
-No sería ningún disparate que en suelo español se pudiera celebrar, si no una verdadera conferencia de paz, sí una reunión internacional que reflexionara sobre las soluciones al conflicto. Yo hablo de Madrid 2 porque creo que es importante desencadenar un proceso de reuniones que involucraran a toda la comunidad internacional. Tal vez así lográramos no la "Paz de los valientes" de la que habla Arafat, sino la "Paz de los agotados". Las soluciones suelen venir después de las catástrofes.

-¿Qué opinión le merecen las tesis de intelectuales como Said o Chomski?
-Son dos personajes extraordinarios, de una capacidad intelectual fuera de duda. Pero a mí me serían más digeribles si pudiera detectar en ellos una mínima empatía hacia el conflicto israelí, no mayor que la que tienen sus homólogos israelíes por los palestinos.

Cataclismos y prioridades
-Le he oído decir que las cosas han cambiado excesivamente desde el 11-S.
-Sí. Aquello fue un cataclismo, pero al mismo tiempo no sé si un cataclismo, por grave que sea, debe obligar al mundo civilizado a dar un giro de 180 grados en sus prioridades. Creo que es excesivo. Mira, yo estuve en Davos y ví a Bush diciendo a los maestros cómo también en las escuelas se podía luchar contra el terrorismo... No exageremos. El mensaje que creo que tenemos que trasmitir a los EE.UU. es que tenemos que combatir al enemigo común, pero que es importante también reunir energías para resolver los conflictos. Si este mundo global en el que vivimos tiene algun sentido es el de poder mediar en conflictos que se convierten en tumores malignos y en el que las partes han dado suficientes pruebas de que son incapaces de resolver por sí mismas.