Image: Una locura cotidiana

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Letras

Una locura cotidiana

Elisabeth Bishop

6 febrero, 2002 01:00

Elisabeth Bishop

Trad. Mauricio Bach. Lumen. Barcelona, 2001. 137 páginas, 12’62 euros

Puede que a un buen número de lectores les resulte extraño encontrar un volumen de relatos breves de la autora Elisabeth Bishop, pues su nombre siempre ha estado íntimamente ligado a la poesía. Su poemario North and South: A Cold Spring (1946), que recibió el premio Pulitzer, es considerada una de las aportaciones fundamentales a la poesía norteamericana del siglo XX. Bishop, junto a Marianne Moore, con quien mantuvo una intensa amistad, y Sylvia Plath, conforman el indiscutible triunvirato de poetas en los Estados Unidos, para algunos, superiores a los modernistas de la primera mitad del siglo XX.

Pero no viene Bishop a estas páginas debido a su faceta lírica, sino a su menos conocida actividad narrativa. A lo largo de su vida fue publicando, en revistas como el New Yorker o Partisan Review un puñado de relatos que se recuperaron, junto a otros escritos en prosa, en el volumen Collected Prose, publicado, en 1984, cinco años después del fallecimiento de su autora.

En esta edición española se han incluido exclusivamente los ocho relatos junto a una breve y oportuna "Introducción" del traductor.
Estos ocho relatos, escritos a lo largo de un periodo de 40 años ("El bautizo" se publica en 1937 y "Recuerdos del tío Neddy" en 1977), no reflejan un cambio de actitud, ni personal ni literaria, sustancial pese al periodo trascurrido. Es posible encontrar una serie de constantes que se repiten en todos ellos. Desde luego la más sobresaliente es el tono poético. Incluso la propia autora manifestó: "Sospecho que algunos de los cuentos que he escrito son en realidad poemas en prosa". También la actitud melancólica y el soporte autobiográfico son fundamentales en las historias.

Su relato más conocido es "En el pueblo" publicado en el New Yorker en 1953, donde el referente es la locura de su madre (su padre había muerto cuando era una niña y la cuidaron sus abuelos); pero, tal vez por conocido, no ha sido el que más me ha impresionado. "El bautismo" y "Los hijos del granjero" son dos pequeñas joyas literarias escritas con tanta sutileza y mimo como las de la mismísima Flannery O’Connor. El inesperado desenlace trágico de ambas les confiere un halo pesimista, una suerte de ensoñación fatalista que en cierta forma permea el resto de los relatos. En la primera historia una joven obsesionada por la religión muere a consecuencia de la pulmonía contraída por bautizarse en un río en pleno deshielo. En el segundo son dos hermanos los que fallecen a consecuencia del frío de la noche cuando dormían en un granero. Ambos relatos son paradigmáticos de la visión que Bishop tiene del mundo. Un punto de vista ciertamente similar al de sus poemas. Desde luego, su poesía es superior a su narrativa, pero no por ello se debieran ignorar estos cuentos, entrañables y dulces, escritos con tanto cuidado como cariño y que "provocan sin quererlo las lágrimas".