Montaje con imágenes del desfile del Día de la victoria de 1945 y de 2024. Diseño: Rubén Vique

Montaje con imágenes del desfile del Día de la victoria de 1945 y de 2024. Diseño: Rubén Vique

Historia

Rusia celebra el Día de la Victoria, "lo más parecido a un desfile nazi que se pueda vivir hoy"

Se cumplen 80 años del fin de la II Guerra Mundial en Europa. Marc Marginedas, autor de 'Rusia contra el mundo' y excorresponsal en Moscú, ofrece a El Cultural las claves de este día. 

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Hay un día del año que siempre amanece despejado en las calles de Moscú. Cada 9 de mayo, el cielo moscovita parece un lienzo azul. En el Día de la Victoria, fecha en la que la capital rusa se engalana para celebrar el fin de la II Guerra Mundial, todas las nubes parecen haber sido convenientemente exprimidas los días anteriores para que así nada impida a los rayos del sol iluminar con su debido esplendor el armamento militar que desfila frente al Kremlin.

Lo que pudiera parecer obra divina es "simple" química. Los días anteriores al gran desfile de los ejércitos rusos con la que el gigante del norte intenta convencer al resto del mundo y a ellos mismos de su poderío castrense, varios aviones sobrevuelan la capital rusa y esparcen una extraña sustancia a su paso. Es yoduro de plata, un compuesto que acelera las precipitaciones en un proceso denominado siembra de nubes. Lluvia para hoy, cielos despejados para el gran día.

"El desfile del Día de la Victoria se ha convertido en un acto de intimidación y de lealtad hacia el régimen de Putin", explica a El Cultural Marc Marginedas (Barcelona, 1967), corresponsal en Moscú hasta 2022 y autor de Rusia contra el mundo (Península, 2025). En su libro, donde ofrece un análisis incisivo de los métodos por los que el Kremlin ha afianzado el poder, el reportero apunta que las guerras perpetradas por el régimen de Putin, desde la Segunda Guerra Chechena hasta la invasión de Ucrania, han tenido siempre como objetivo devolverle al país el estatus de imperio —o su equivalente en la actualidad—. El desfile del Día de la Victoria se integra en este marco de pensamiento, de ahí la importancia de que todo, hasta la meteorología, marche según lo establecido.

Aunque Hitler se había suicidado el 30 de abril y Berlín había caído el 2 de mayo, la rendición de las fuerzas nazis no se hizo efectiva hasta una semana después. Según cuenta Olivier Wieviorka en Historia total de la Segunda Guerra Mundial (Crítica, 2025) no se trataba de un gesto obstinado de un ejército que, incluso descabezado, se negaba a aceptar la derrota.

Era, por el contrario, un último esfuerzo por parte de Karl Donitz —jefe de la Kriegsmarine y presidente del Reich por decisión de Hitler en su testamento— por salvar al máximo número posible de tropas y civiles de las garras del ejército rojo. Las maniobras dilatorias duraron hasta el 7 de mayo, cuando se firmó la primera versión de la rendición en Reims. Bajo petición soviética, el acto se repitió en Berlín un día después, el 8, ante la mirada de los principales generales aliados.

Portada de 'Rusia contra el mundo', de Marc Marginedas (Península, 2025).

Portada de 'Rusia contra el mundo', de Marc Marginedas (Península, 2025).

Fue ese día a las 22:45, hora local, cuando los máximos representantes de las fuerzas armadas del Tercer Reich firmaron frente a Georgy Zhukov (representante de la URSS), Arthur Tedder (Reino Unido), Jean de Lattre de Tassigny (Francia) y Carl Spaatz (Estados Unidos) la capitulación. En Moscú el reloj ya había pasado de las 00:00 en ese momento, motivo por el que el Día de la Victoria se celebra el 9 de mayo y no el 8, como sucede con el resto de países Aliados.

Pero el primer desfile de la victoria organizado por Stalin en 1945 no ocurrió en el mismo día de la capitulación alemana. Se celebró el 24 de junio de ese año y contó con un despliegue de tropas que no ha sido igualado hasta la fecha (más de 40.000 soldados y 18.500 vehículos militares).

"En el desfile del Día de la Victoria se intenta involucrar a la población, que participe activamente en el desfile para que la ciudadanía se sienta parte de los avances militares", Marc Marginedas

Aunque la algarabía militar y el paseo de tanques y misiles por la vía pública es algo muy del gusto de los dictadores, lo cierto es que aquel fue el último desfile de la Victoria que se celebró con Stalin vivo. "Después 1945 no se volvió a realizar nada así durante décadas. Habían muerto millones, era un recuerdo traumático para la población rusa, no un motivo de celebración", señala Marginedas. El siguiente no ocurriría hasta 1965, en conmemoración del 20 aniversario de la capitulación nazi y con Leonid Brézhnev al frente de la URSS. Tras este le sucedería el ocurrido en 1990, con la Unión Soviética en sus últimos estertores. En 1995 se homenajearía el 50 aniversario del fin de la II Guerra Mundial, ya en el contexto de la nueva Rusia federal con Boris Yeltsín al frente.

Fue a partir de entonces cuando el desfile del Día de la Victoria se volvió anual. Sin embargo, es a partir de 2015, tras la invasión rusa de Crimea el año anterior, cuando la ceremonia adquiere la carga simbólica que tiene hoy, tal y como precisa Marginedas: "La anexión de Crimea fue un punto de inflexión. Rusia ya había entrado en una dinámica de confrontación en el panorama internacional. Era la primera vez desde la Segunda Guerra Mundial en la que un país se trataba de anexionar territorio en Europa por la vía militar. Se intenta involucrar a la población, que participe activamente en el desfile para que la ciudadanía se sienta parte de los avances militares".

El método por el cual Rusia consigue fusionar ejército y ciudadanía es el llamado Regimiento inmortal. Una vez que las tropas profesionales y los vehículos militares han pasado frente al Kremlin, millares de civiles aparecen en la retaguardia de la comitiva enarbolando fotografías más bien añejas. Es el retrato de los antepasados que lucharon durante la "Gran Guerra Patriótica" contra el ejército nazi. "Es el preludio de la militarización de la sociedad", advierte el autor de Rusia contra el mundo, "se invita a la población a que forme parte del espiritu militarista, a fusionarse con este. Los niveles de seguridad, la altísima militarización, la parafernalia patriótica... es lo más parecido a un desfile nazi que se pueda vivir hoy".

El involucramiento de la población en el esfuerzo bélico es algo que le viene de casta al galgo. La victoria sobre la Alemania nazi que se celebra el 9 de mayo se consiguió, al fin y al cabo con un sacrificio masivo de la población, "muchos de los cuales venían de Bielorrusia y Ucrania", precisa Marginedas. "Es una técnica que siguen empleando. La invasión ucraniana se está manteniendo a expensas de un enorme sacrificio de vidas".

Fue precisamente la invasión de Ucrania el 24 de febrero de 2022 lo que empujó al corresponsal barcelonés a salir de Rusia al día siguiente. Este año, cuando se celebran los 80 años de la rendición alemana y se ha confirmado que asistirán 30 mandatarios de otros países —entre los que se encuentran Xi Jinping, Nicolás Maduro y Lula da Silva— Volodímir Zelenski ha advertido que no puede asegurar la seguridad de los dirigentes. "Ucrania ha demostrado que tiene capacidades militares de sobra para deslucir el acto, ya han atacado aeródromos importantes desde los que sale la aviación del desfile", sentencia Marginedas.