La actriz Irene Escolar.

La actriz Irene Escolar. Nieves Díaz.

Teatro

Irene Escolar, actriz total: "En España se cataloga a los actores, pero podemos hacer de todo"

Antes de que acabe el año, la intérprete madrileña estrena obra en el Teatro Español, película con Lois Patiño en diciembre, y serie, 'La Ruta'.

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Irene Escolar (Madrid, 1988) se subió al escenario con 17 años y no ha querido bajarse desde entonces. Han pasado dos décadas, pero la actriz madrileña ha conseguido mantener intacta la curiosidad por el oficio con el que ha crecido y al que ha visto crecer.

Algo tiene que ver esa pulsión vital que la lleva a ponerse a prueba con cada papel. Salir de su zona de confort es el motivo que le ha llevado a protagonizar Personas, lugares y cosas, dirigida por el hispanoargentino Pablo Messiez. “Me apetecía que fuera algo que no hubiera hecho hasta ahora. Era una intuición muy animal, pero sentía que tenía que romper con algo”, nos cuenta en una cafetería de La Latina.

Escolar encarna a Emma, una actriz y adicta, con ecos de Gena Rowlands en Noche de estreno (John Cassavetes, 1977), que entra en una clínica de desintoxicación.

Irene Escolar en la obra 'Personas, lugares y cosas' en el Teatro Español.

Irene Escolar en la obra 'Personas, lugares y cosas' en el Teatro Español.

“Mira, ya están poniendo la escenografía”, dice con ilusión, mientras enseña una de las fotos del montaje dos semanas antes del estreno, el 25 de noviembre. “Muy pocas veces se habrá visto el Teatro Español así”, advierte.

Una obra contemporánea, escrita por el innovador dramaturgo Duncan Macmillan, en el teatro más antiguo de Madrid. Siempre entre la naturalidad y la osadía, Escolar lleva años transitando el teatro, el cine y la televisión.

Ganó un Goya (a mejor actriz revelación en 2016) y ha actuado bajo las órdenes de cineastas como José Luis Cuerda y Carlos Saura, con la misma versatilidad y magnetismo que en manos de directores de escena como Àlex Rigola o Pascal Rambert.

En televisión, tiene un olfato muy desarrollado para perseguir proyectos que se salgan de la norma, como la recién estrenada segunda temporada de La Ruta, una serie que “hace unos años hubiera sido impensable que apostaran por ella”, asegura. En ella, interpreta a una madre y a una hija, hippies en la Ibiza de los 70 y los 90.

Escolar está orgullosa de haberse curtido en el método de ensayo y error constante de las tablas, pero hace tiempo que la etiqueta de actriz de teatro le queda pequeña. Y lo demuestra.

Antes de que acabe el año estrena obra, película (Ariel, dirigida por Lois Patiño, en diciembre) y serie. Entusiasta y generosa, Escolar nos cuenta, visiblemente emocionada, que tiene muy en mente algo que le dijo hace poco su tía abuela, la veterana actriz Julia Gutiérrez Caba: que ganarse la vida con esto ya es un triunfo.

Pregunta. ¿Cómo está siendo trabajar por primera vez con Pablo Messiez, que es un sueño para muchos actores?

Respuesta. Pablo es de las mejores personas que me he cruzado. Tiene una humanidad increíble y el ambiente que genera en la sala de ensayo solo propicia que salgan cosas buenas, inesperadas. Tiene una inteligencia emocional como he visto en pocas personas. Repetiría siempre que él quisiera porque es de las mejores cosas que me han pasado trabajando como actriz. Le gustan mucho los actores, sabe vernos muy bien. Él me está ayudando a atravesar límites en los que necesitas a alguien desde fuera para poder hacerlo. No es tan habitual que los directores conozcan tanto el trabajo de los actores.

P. Lleva un tiempo investigando sobre las adicciones, yendo a grupos de terapia conjuntos. ¿Qué ha descubierto sobre sí misma en este proceso?

R. Muchísimas cosas. No esperaba tener la suerte de que me dejaran formar parte. Empecé yendo hace cuatro meses y para mí todo quedaba muy lejano. Aunque yo no tenga un consumo problemático con ninguna sustancia, sí que me veía muy reflejada en muchas de las cosas que contaban o cómo habían llegado a consumir. Porque tiene mucho que ver con los vacíos existenciales. Me sentía muy bien yendo dos horas y media todas las semanas a escuchar. Incluso cuando ya entendí de qué iba, seguía yendo. Son espacios donde uno está en paz con su propio cuerpo, porque todo es de verdad y no puedes mentir a gente que está pasando por lo mismo que tú.

P. Sus interpretaciones siempre transmiten una energía intensa, muy física.

R. Soy muy consciente de mi cuerpo y en la obra paso por tres estados físicos completamente diferentes: intoxicación, desintoxicación y finalmente la aceptación. Ha sido mucho trabajo de insistencia de Pablo y mucho mío de registrarlo, para poder olvidar esos lugares donde uno sabe que funciona e ir hacia otro sitio, a uno donde no me siento tan segura, pero que es justamente el lugar del personaje.

P. ¿No teme tomar riesgos?

R. Elegí hacer esta pieza precisamente por el riesgo, porque necesitaba que hubiera algo que me diera miedo, ver hasta dónde puedo llegar. Si no afrontas ese proceso con humildad, resulta difícil cruzar los límites y avanzar más allá. Para mí, este era el momento de buscar otros caminos nuevos.

Irene Escolar.

Irene Escolar. Nieves Díaz

P. ¿Creía que su carrera lo necesitaba?

R. Soy bastante curiosa y he hecho muchas cosas diferentes, pero hacía ya casi tres años que no trabajaba en teatro y me apetecía que fuera ese tipo de personaje extremo. Sentía que tenía que romper con algo, era una intuición muy animal.

P. Emma es una actriz y una adicta que trata de redefinirse a sí misma. ¿Hay algo de la Gena Rowlands de Cassavetes en este personaje?

R. Hemos visto y hablado mucho de Noche de estreno. Hay un momento en el que Rowlands sale intoxicada a actuar y Emma, mi personaje, también. Hay algo de esta doble que va viendo, que es ella misma, que también está muy presente en esta función. Tiene bastantes ecos, siendo muy diferente, porque ambos personajes están pasando por crisis vitales. Hay algo muy presente en las dos: son actrices y están siendo atravesadas por algo.

P. En la obra comparte escenario con Blanca Javaloy, directora de casting de La Ruta. ¿Cómo ha sido trabajar en este proyecto?

R. La Ruta ha sido de las cosas más divertidas y maravillosas que he hecho. Me encantó la primera temporada. Hice las pruebas y me ofrecieron estos dos personajes, madre e hija. Me pareció precioso porque es un juego más habitual en el teatro, pero es muy raro en una serie ver a un actor o actriz haciendo dos papeles. Me parecía algo que no había hecho nunca y que no creo que me vayan a ofrecer más.

P. Contaba Lois Patiño en una entrevista con El Cultural que trabajar con usted y con Agustina Muñoz en Ariel había sido un gusto porque son autoras por sí mismas. ¿Qué significa para usted ser autora desde la interpretación?

R. Eso es una cosa muy bonita que también dice Jonás Trueba. Simplemente es una manera de poder generar una conversación en torno al material que hay. Los personajes son palabras, están escritos y un actor les pone alma. En el caso de Ariel, era la primera vez que Lois trabajaba con actores profesionales y simplemente pusimos a su servicio nuestro lenguaje. Pero también para eso necesita alguien que le apetezca escuchar, que se sienta bien con los actores opinando. No todo el mundo es tan valiente.

“El teatro tiene algo de esencial, no tiene que ver con el dinero ni con la fama”

P. Alterna con naturalidad proyectos en el teatro, cine o televisión. ¿Cambia su manera de enfrentarse a los papeles?

R. Sí, pero no tanto por el formato, sino por el proyecto en sí mismo. Ensayar en audiovisual es muy raro. Noto que hay actores y directores a los que esto ya no les da tanto miedo. Por ejemplo, Emma Stone contaba que para preparar Pobres criaturas con Yorgos Lanthimos estuvieron un mes haciendo los mismos ejercicios que hacemos para un espectáculo de teatro y le resultó muy útil para armar el personaje. Es una pena que no se haga tan a menudo, y no se hace porque hay jerarquías rígidas que hay que mover. Pero la mayoría de los actores, a los que nos gusta esto, vamos a querer ensayar y probar, porque es donde tú das la vida.

P. ¿Siente que hay más libertad en el teatro?

R. Siento que hay más procesos. En La Ruta, por ejemplo, ha sido genial porque con Borja [Soler] hemos ensayado muchísimo, con Clara Roquet [en Las largas sombras] también o con Lois. Creo que es algo generacional, pero sí, yo no cambiaría nunca este proceso que estoy viviendo por nada, porque son dos meses de estar en una búsqueda creativa maravillosa. Es un salto tan grande en el terreno actoral el que siento que puedo dar cada vez que me meto en un proyecto de teatro... En audiovisual es diferente.

P. Aun así, ¿cree que hacer tantos proyectos de teatro le ha encorsetado?

R. De alguna forma sí, porque aquí en España durante mucho tiempo se ha intentado catalogar a los actores según disciplinas, pero los actores, y así es en otros países de Europa, podemos, si tenemos la suerte, hacer de todo. Sandra Hüller [Anatomía de una caída], una actriz que me encanta, viene del teatro y también hace cine. Pero ahora voy a estar dos meses testándome con público todos los días y eso es bestial, te da conocimiento del oficio para luego hacer otras cosas en audiovisual.

“No me gusta opinar de todo, pero hay causas como Palestina que son evidentes”


P. El teatro despoja de artificio al actor, lo desacraliza de algún modo, ¿no?

R. Tiene algo de esencial. Ni tiene que ver con el dinero, ni con la fama. Lo que te pasa durante el directo en el cuerpo no lo vives de ninguna otra manera. En los rodajes se viven otras cosas, pero esa electricidad es increíble.

P. Al menos en Madrid, parece haber una fiebre por el teatro. Es imposible conseguir entradas sin meses de antelación. ¿Hay un verdadero interés por el teatro o es la necesidad de vivir la experiencia?

R. Pienso que tiene que ver con la experiencia. Con la pandemia hubo una toma de conciencia. Es maravilloso sentir que da igual la inteligencia artificial que venga, que esto es algo que no lo puede cambiar nada. Esa conexión, ese peligro de sentirnos vivos. Siempre se dice que en el teatro los actores son unos mentirosos, ¿y si en realidad es el único lugar donde uno puede decir la verdad? El teatro es político, pero no por la trama o el mensaje, sino porque genera una realidad paralela con la gente que está ahí y puede cambiar algo de ella.

P. Hoy todos nos vemos en la obligación de un posicionamiento ante causas sociales, pero se les exige más a las figuras públicas. ¿Cómo se enfrenta a ello?

R. A mí no me gusta estar opinando de todo, porque hay gente que tiene muchísima más información que yo. Hay otras causas, como Palestina, que son evidentes. Hay algo impulsivo, de estómago, que te lo pide. Con otras muchas cosas humildemente digo que no sé de ese tema, porque no tenemos por qué saber de todo y a veces dices cosas que provocan más caos.

P. ¿Cómo se mantiene entonces conectada con la realidad?

R. Me rodeo de gente normal, lista y curiosa, que me contradiga, con la que pueda conversar. Me gusta mucho estar con gente más inteligente que yo.

P. Es el relevo de una de las sagas de intérpretes más importantes de nuestro país. ¿Qué piensa cuando ve a sus tíos abuelos, que han estado trabajando hasta los 80 años? De hecho, Emilio Gutiérrez Caba dirigirá Los duelistas en el Fernán Gómez este diciembre. ¿Se ve a sí misma con esa edad encima del escenario?

R. El otro día estaba comiendo con mi tía Julia, que es muy mayor ya, y me dijo: “Que no se te olvide una cosa, todos nosotros hemos podido vivir solo trabajando de esto y eso ya es muchísimo”. Y es verdad, solamente el poder dedicar tu vida a algo, y más a una cosa creativa. No hay que olvidar que no es lo habitual. Lo normal es compaginarlo con otras cosas. Tiene algo esta profesión de lo que también habla mi personaje, Emma, que cuando estás en el escenario a veces sientes que eso es más real que las cosas que vives en tu vida. Incluso que en el escenario eres más persona que fuera. Es una cosa muy difícil de entender, pero cuando lo vives y lo sientes es muy mágico, muy inexplicable y no te apetece irte de ahí.