El director de escena estadounidense Bob Wilson en el Teatre del Liceu el 11 de marzo de 2024. Foto: EFE/Andreu Dalmau

El director de escena estadounidense Bob Wilson en el Teatre del Liceu el 11 de marzo de 2024. Foto: EFE/Andreu Dalmau

Teatro

Muere la leyenda del teatro experimental Bob Wilson a los 83 años

Según el Watermill Center, que fundó él mismo, el dramaturgo ha fallecido después de haber sufrido una enfermedad "breve pero aguda".

Más información: Bob Wilson muestra una nueva cara de 'El Mesías' de Haendel

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La leyenda del teatro experimental Robert (Bob) Wilson (Waco, Texas, 1941) ha fallecido este jueves 31 de julio a los 83 años en Water Mill, Nueva York después de una enfermedad "breve pero aguda".

Aunque eran ampliamente conocidos trabajos como dramaturgo y director de escena teatral y operística, era también arquitecto, artista visual y diseñador de luz y sonido, pintor y coreógrafo.

La noticia se ha podido conocer por medio del Watermill Center, un centro de artes y humanidades interdisciplinario ubicado en Long Island. "Aunque enfrentó su diagnóstico con claridad y determinación, aún sentía la necesidad de seguir trabajando y creando hasta el final. Sus obras escénicas, en papel, esculturas y retratos en video, así como The Watermill Center, perdurarán como el legado artístico de Robert Wilson", reza el comunicado.

Robert Wilson es principalmente conocido por su colaboración con Philip Glass y Lucinda Childs en la innovadora ópera Einstein on the Beach. También mantuvo una relación creativa constante con el músico Tom Waits, con quien desarrolló varios proyectos escénicos.

En 1991, Wilson fundó The Watermill Center, espacio que él mismo definió como "un laboratorio para la performance". Desde allí trabajó de manera habitual con compañías de ópera y teatro, además de participar activamente en festivales culturales de todo el mundo.

A lo largo de su carrera, Wilson se consolidó como una figura clave del arte de vanguardia, especialmente en Europa. Su obra dialogó con las búsquedas más modernas del continente, y se presentó en los principales centros culturales: galerías, museos, teatros, casas de ópera y festivales internacionales.

Vinculación con España

Habitual de los escenarios españoles, en 2024 dirigió en el Liceu una nueva versión de El Mesías, la obra maestra de Haendel. Unos años antes, en 2018, moldeó Turandot a la manera de "un extraño cuento de hadas" en una producción para el Teatro Real de Madrid.

Con motivo de aquel trabajo, declaró a El Cultural: "En los 53 años que llevo haciendo teatro jamás le he dicho a un cantante o a un actor lo que debe pensar. Uno debe tener confianza en el texto y en la música y establecer cierta distancia. Sólo así es posible dejar un espacio para que el público saque sus propias conclusiones. Ni los compositores ni los directores deben imponer sus ideas, las situaciones han de quedar abiertas".

Wilson era un gran admirador de Montserrat Caballé, a quien dedicó aquellas funciones de Turandot. Sentía un inmenso afecto por ella y la dirigió en La Scala, en una producción de Salomé. "Yo me ponía siempre sus discos cuando fumaba porros y bebía vodka", confesaba también el director en aquella entrevista.

"Caballé me cambió la vida con su sentido del humor. Y con su manera de cantar. Lo hacía pianísimo, que es la manera más difícil. El director le pedía que subiera el volumen pero ella decía que no, que bastaba con un 80% de su potencial para que el resto lo completara el público". Aquella filosofía le marcó.

Nacido en Waco en 1941, Wilson tuvo una juventud complicada siendo el hijo homosexual de una familia conservadora. Después de estudiar administración de empresas en la Universidad de Texas, se trasladó a Brooklyn, donde daría inició a su actividad creativa. Allí estudió arte y arquitectura, y se sintió atraído por los trabajos de los coreógrafos George Balanchine, Merce Cunningham y Martha Graham.

En 1968 fundó la compañía de performance experimental Byrd Hoffman School of Byrds (llamada así en honor a un maestro que le ayudó a manejar su tartamudez durante la adolescencia). Con esta compañía dirigió sus primeras obras importantes, comenzando con The King of Spain y The Life and Times of Sigmund Freud en 1969.

A principios de los años 70 comenzó a trabajar en ópera, creando Einstein on the Beach junto al compositor Philip Glass y la coreógrafa Lucinda Childs. Esta obra les otorgó un reconocimiento mundial a los artistas.

Tras Einstein, Wilson colaboró cada vez más con importantes teatros y casas de ópera europeas. Cosa que no le fue tan fácil lograr en su propio país: para el debut neoyorquino de su primera ópera, el Metropolitan Opera le permitió alquilar la sala un domingo, cuando no tenían producción en cartel, pero no accedieron a producir la obra.

A partir de entonces, la trayectoria del dramaturgo y director norteamericano ha estado plagada de éxitos, entre los que se encuentran Deafman Glance (1970), The CIVIL warS (1984), The Black Rider (1990), Woyzeck (2000) y, más recientemente, El Mesías (2020), con la que visitó el Liceu el pasado año.

En todas ellas, Wilson ha dejado patente su inigualable e innovador sello artístico, en el que la experimentación visual, el uso preciso de la luz y el movimiento lento y relajado entraban en sintonía en una danza inmaculada.