Josep Maria Pou es Roald Dahl en 'Gigante'. Foto: David Ruano

Josep Maria Pou es Roald Dahl en 'Gigante'. Foto: David Ruano

Teatro

Josep Maria Pou es un Roald Dahl sin filtros e incorrecto en un juicio sobre el antisemitismo y la libertad

El actor interpreta al escritor en 'Gigante', la premiada obra de Mark Rosenblatt, que llega al Teatre Romea de Barcelona dirigida por Josep Maria Mestres.

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En 1983, una incendiaria reseña de un libro en la que Roald Dahl criticaba ácidamente la invasión de Israel al Líbano de 1982 levantó la liebre. ¿Era el autor de Matilda o Charlie y la fábrica de chocolate antisemita? Aquel mismo verano sus editores se reunieron con él para obtener una disculpa pública que frenara las consecuencias imprevisibles de aquellas declaraciones, políticamente incorrectas, en su reputación.

La historia de aquella reunión, un almuerzo imaginario que parte de ese hecho real para profundizar en dos temas de absoluta actualidad como son el conflicto palestino-israe y los límites de la libertad de expresión, la contó el director de cine Mark Rosenblatt en su primera obra de teatro, Gigante, con la que ha cosechado tres premios Laurence Olivier en Inglaterra, incluido el de Mejor Espectáculo de 2025.

Adaptada ahora al catalán y dirigida por Josep Maria Mestres (Calaf, 1959), la obra protagonizada por Josep Maria Pou, director artístico del Teatre Romea, podrá verse desde este sábado, 5 de julio, al 3 de agosto en este mismo espacio, en coproducción con el Festival Grec de Barcelona.

Pero volvamos al verano de 1983, época en la que está ambientada Gigante. Dahl, a punto de pu-blicar Las brujas, atraviesa un momento de transición sentimental. “Se acaba de separar de la célebre actriz Patricia Neal y ha empezado a vivir en público la relación que había mantenido durante varios años a escondidas con su representante, Felicity ‘Liccy’ Crossland (Victòria Pagès), una mujer de éxito empresarial que es diseñadora de interiores”.

En medio de una casa en obras, como metáfora del momento vital del escritor, es entonces cuando sucede este encuentro con su editor, Tom Maschler (Pep Planas) –un hombre de gran prestigio en el mundo editorial de Londres de los años 70 y 80–, y con Jessie Stone (Clàudia Benito) –una editora americana ficticia–.

"Lo interesante de 'Gigante' es que no está escrita en términos binarios, sino que deja hablar a todas las partes y con muchos matices". Josep Maria Mestres

“Aunque la reseña de Dahl se publica en una revista que podía ser de poco alcance, la maquinaria del marketing va a intentar que se retracte o, como mínimo, matice su opinión. Rosenblatt imagina este encuentro en el que pueden pasar muchas cosas, algo que hoy podríamos ver en muchas casas, bares o tertulias al hablar del conflicto entre Israel y Palestina”.

Gigante fue escrita por Rosenblatt antes del 7 de octubre de 2023, pero funciona inevitablemente como un espejo de la realidad actual. “Aunque trate sobre los acontecimientos de 1982, el conflicto empezó mucho antes, con la creación del Estado de Israel y la violencia que ha ido generando, cada vez mayor. Los hechos del 7-O han puesto el conflicto en primera línea internacional. Ha sido casualidad, pero no es algo que estuviera resuelto tampoco en el momento que se escribió la obra, sino que siempre ha estado ahí y no se solucionará hasta que se tome una decisión que valga a los dos Estados”.

Pero lo interesante de la obra Rosenblatt, continúa, es que “no está escrita en términos binarios, no es blanco o negro, sino que deja hablar a todas las partes de una manera apasionada y con muchos matices. Se está actualizando día a día en nuestras mentes. Vamos a ensayar después de leer el periódico, dar un paseo por las redes o ver las noticias en la televisión. ¿Qué está pasando? ¿Qué están haciendo en Gaza?”, se cuestiona.

“Estamos normalizando la violencia de una manera espeluznante. Todos tenemos nuestra opinión sobre esto y es algo muy complicado, pero es muy bueno escuchar a las dos partes y eso precisamente es lo que hacemos”.

A Mestres, desde luego, le van las historias complejas. A principios de año estrenaba su colosal La herencia, una obra de seis horas que conquistó a crítica y público. En esta nueva adaptación, otro veterano de nuestro teatro como Josep Maria Pou es su Roald Dahl. “Es un personaje escrito para él, porque se necesita un actor de unas características que pocos tienen. Como mínimo, tener 1,90 de altura, además de su presencia en escena”.

Ya solo el título hace referencia a ese gigante de las letras, “pero también en otros sentidos, los gigantes pueden ser maravillosos o dar miedo”. Y alguien como Dahl, uno de los autores más importantes y más vendidos de la literatura inglesa, era un poco ambas. “Es un personaje muy poliédrico y sin filtro”, reconoce.

La obra de Rosenblatt está llena de matices también en ese sentido. “Es de una teatralidad enorme. Hay emoción, hay discurso, hay pensamiento. Es impresionante desde el sitio en que está escrita”. Evidentemente, plantea el sempiterno conflicto entre el producto y el artista. “Ahí están sus obras que son fantásticas. Yo si tuviera un hijo le daría a leer Roald Dahl, sin duda, porque es maravilloso como aprendizaje de vida, de cultura, de literatura... Otra cosa es el pensamiento que tenía, muy cargado de prejuicios, por decirlo suavemente, hacia el pueblo israelí, por ejemplo”.

Es por eso que otro pilar fundamental de Gigante gira en torno a la libertad de expresión.“Dahl tiene una responsabilidad añadida. Evidentemente, todos somos responsables de lo que decimos y hacemos. Sabemos la importancia de los micrófonos que se nos ponen delante y es muy distinto dar una opinión ponderada y racional que declaraciones llenas de prejuicios. Ahí, creo yo, está la diferencia”.

Políticamente incorrecto, al escritor le persigue la polémica. Hace un par de años una de las editoriales de sus libros anunció que en las nuevas ediciones se eliminarían algunos adjetivos como gordo, feo o negro.

“Dahl tiene una actitud gamberra como autor y lo digo como algo muy positivo –defiende Mestres–. En esto es muy heredero de los cuentos clásicos, en ese punto incorrecto y gamberro que da armas a los niños para enfrentarse al mundo. Esa cosa de ver que en la vida hay problemas que a veces se pueden solucionar y otras no. En eso me parece un autor muy potente. Pero no sé si hoy hubiera salido incólume de toda esta polémica”, concluye Mestres.

Destellos de un genio

Con prólogos de Elvira Lindo y de Miqui Otero, Alfaguara acaba de publicar los Cuentos completos de Dahl en una edición que incluye ocho relatos inéditos en castellano. Ordenados por fecha de escritura, en ellos resplandece el invencible sentido del humor del escritor inglés, su mirada cargada de ironía y soledad ante una realidad que le desagradaba profundamente. Como explica Lindo, “no son historias para moralistas ni para pazguatos”, y sí para lectores audaces dispuestos a reírse de sí mismos en primer lugar.