
Una escena de 'Lo que son mujeres'. Foto: Hector Maroto
Morboria celebra 40 años de clásicos teatrales en color en el Festival de Almagro
La compañía recibe un homenaje y celebra este viernes sus cuatro décadas en la Iglesia de San Agustín de la ciudad manchega con una exposición y con la representación de 'Lo que son mujeres', de Rojas Zorrilla.
Más información: Lo mejor de los festivales de teatro clásico: los disidentes del Siglo de Oro toman el verano
No hay rincón donde Morboria no llegue. Teatros, calles, bosques, ruinas, castillos, mercados, cuevas... La agrupación capitaneada por Eva del Palacio y Fernando Aguado ha sido capaz de llenar de humor y belleza cualquier tipo de escenario durante estos cuarenta años.
Fundada en la década de los 80 por el matrimonio, Morboria nació del interés de ambos por hacer algo distinto. “Veíamos cómo trabajaban los demás y cómo queríamos hacerlo nosotros”, recuerda hoy Del Palacio a El Cultural. “Íbamos compaginando las contrataciones que teníamos individualmente con las obras de la compañía hasta que llegó un momento en que ganó Morboria y apostamos por ella”.
Convertida en una de las compañías familiares más longevas de nuestros escenarios, casi una especie en extinción, a lo largo de estos años Morboria ha ayudado a poner en valor el legado del teatro clásico del Siglo de Oro, sin dejar de lado los grandes eventos de calle, como carnavales o Reyes.
“Nunca hemos abandonado tampoco esa vertiente que también tiene Morboria. Toda esa parte de teatro histórico donde hemos podido utilizar carruajes antiguos y hacer montajes con hasta 80 actores. Y aparte hemos seguido con el taller de creación de vestuario y caracterización –hoy seña de identidad de la casa–, y, si ves los almacenes, realmente impresiona”, comenta.
A Almagro, donde este año recibe un homenaje por sus 40 años, llega, precisamente, con una exposición de estos trajes y decorados, tan importantes en su trayectoria, y con la representación de Lo que son mujeres, de Francisco de Rojas Zorrilla (este viernes y mañana, sábado), tras pasar por los festivales de Alcalá o Cáceres, entre otros.
“Rojas Zorrilla era un apasionado de Góngora y la obra tiene un lenguaje barroco que hoy en día no se ve". Eva del Palacio
“Queríamos hacer algo especial y recordé que Rafael González Cañal, que es hoy director de las jornadas de teatro clásico de Almagro, y a su vez es profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha, vino hace 20 años al camerino después de ver una antología de comedias de Rojas Zorrilla nuestra y dijo: 'Creo que esta obra os podría ir muy bien y además nadie se ha atrevido a hacerla desde el siglo XIX'. La obra, de paso, es un homenaje a los filólogos que hacen una labor fabulosa para preservar y cuidar todo el legado de teatro clásico español”.
Un título especial para la ocasión. Es la primera vez, tras 150 años, que esta peculiar comedia protagonizada por dos hermanas huérfanas, Serafina y Matea, se representa. “No es una obra al uso de la época ni sigue sus cánones –argumenta Del Palacio–. A una figura que no habíamos visto nunca, el alcahuete, que se presenta en casa de estas dos mujeres que son libres y tan solo tienen la obligación de casarse para heredar. Y allí llega este celestino proponiendo una serie de personajes, a cuál más impresentable, entre los que van a tener que elegir. Es lo mismo que vemos hoy en muchísimos programas de televisión, donde hay que buscar novio tipo Granjero busca esposa. Lo mismo, pero 400 años antes”.
Escrita en el siglo XVII, esta propuesta escénica nos presenta, además, a dos mujeres independientes que opinan con total libertad sobre todo. “Por encima de su belleza, está el intelecto. Ellas pondrán a los galanes una serie de pruebas que van a tener que sortear, como escribir sonetos o seguidillas. Además, Rojas Zorrilla era un apasionado de Góngora y la obra tiene un lenguaje barroco espectacular que hoy en día no se ve”.
Además del texto, destaca el impresionante vestuario que luce la compañía. “La lectura que hacemos no es ese teatro clásico que se pensaba hace 20 o 30 años que era aburrido. Los retratos son personajes que han salido de un tebeo”. Sobre un escenario acotado por el estrado de damas, los espejos, las telas, las flores y la indumentaria de los intérpretes, Del Palacio dirige, interpreta, adapta y diseña esta obra en la que “cada actor es su propia escenografía”.

Lo que son las mujeres, de Morboria. Foto: Héctor Maroto
Interpretada por ella misma, Fernando Aguado, Marina Andina, Virginia Sánchez, Luna Aguado, Paúl Hernández, Adolfo Pastor, Ana Belén Serrano, Vicente Aguado, Trajano del Palacio y Miguel Barón, "para estar en Morboria -dice-, hay que saber moverse, bailar, cantar y llevar un traje pesado con enaguas, y que todo eso –con narices, prótesis...-, no se note”. Hablamos de cuatro kilos o más encima. “O quince, como en el caso de Oberón en El sueño de una noche de verano, que era Fernando, y llevaba casi 20 kilos de peso encima”.
En este caso, también. La caracterización “es un exceso en cuanto al color, a las texturas de cada uno de los trajes, los pelucones, las narices, las orejas, los zapatos. El todo. Cada vez que sale uno de estos personajes se está llenando la escena y lo que no, lo llena la música”. Así, seguidillas, jotas, incluso un chotis –“con un soneto complicado donde los haya, alambicado a más no poder”-, toman el escenario y nos conducen a un final inesperado. Toda una fiesta propia de un aniversario.