Ignacio Amestoy

Ignacio Amestoy Daniel Hidalgo

Teatro

Ignacio Amestoy: “El confort de la sociedad de consumo es un cáncer”

Pocos nombres de la cultura ofrecen tanta sabiduría como Ignacio Amestoy, que acaba de publicar Te quiero, Miguel, Aquiles tiene un problema y La confesión de Loyola

16 julio, 2022 02:53

¿Qué libro tiene entre manos?

Sin tiempo para el adiós. Exiliados y emigrados en la literatura del siglo XX, de Mercedes Monmany.

¿Qué le hace abandonar la lectura de un libro?

Soy fiel al libro elegido. Aunque comparta su lectura con visitantes oportunos, incluso inoportunos.

¿Con qué personaje le gustaría tomar un café mañana?

Con Odiseo, y en su defecto con un sosias de García Gual.

¿Recuerda el primer libro que leyó?

Una edición infantil de Robinson Crusoe, de Defoe, de Sopena, de 1935, que estaba en casa, y conservo. Los inquietantes grabados me llevaron a la minuciosa lectura.

¿Cómo le gusta leer, cuáles son sus hábitos de lectura?

En silencio. En cualquier momento. Movido por algún aguijón. Un viaje a Estambul me hace releer El castillo blanco, de Pamuk, y buscar Nieve, El museo de la inocencia...

Cuéntenos una experiencia cultural que cambió su manera de ver el mundo.

Siendo un joven bachiller, ver Los 400 golpes, de Truffaut. ¡Existía otro mundo! Luego, Al este del Edén, con Elia Kazan y James Dean, me descubrió el Actors Studio. ¡Antes de la pantalla estaba el teatro!

En cuestión de un mes ha publicado tres obras de teatro. ¿Diría que está en un momento de particular inspiración?

Al cabo de los años, uno tiene muchas asignaturas pendientes. Y hay que aprobarlas de dos en dos o de tres en tres.

El amor de Miguel Hernández por Josefina, epicentro de Te quiero, Miguel, fue casi platónico por culpa de la guerra y la cárcel. ¿Qué quería subrayar al reconstruirlo?

Que ellos, con sus palabras, nos contasen su agonía, la agonía de una España. Teatro documento.

En Aquiles tiene un problema apunta a los jóvenes incapaces de afrontar las responsabilidades de la vida adulta. ¿Es un problema que va a peor?

El confort de la sociedad de consumo –¡los “gineceos” de Esciros!– es un cáncer.

¿Qué ejemplo ofrece a la sociedad de hoy la ‘confesión’ de San Ignacio?

El “conócete a ti mismo”.

En los Veranos de la Villa se verá Lope y sus Doroteas. ¿Qué visión del Fénix quería dar en esta obra?

Al final de su vida, Lope se siente frustrado porque le quedan por hacer su única tragedia, “al estilo español”, El castigo sin venganza, y una Celestina, su Dorotea. Y se enamora, como padre, de su hija Antoñita, a la que raptará Cristóbal Tenorio. Fui guiado por Ainhoa Amestoy, mi hija, que dirige, y bien, la pieza. ¡Ella me raptó a mí!

¿Le importa la crítica, le sirve de algo?

Es imprescindible. Goethe diría: “¡Crítica! ¡Más crítica!”

¿Cuál es la última exposición que ha visitado?

Viaje de invierno, de Carlos García-Alix, en el Círculo de Bellas Artes, un renacer. Y una muestra de dibujos de Antonio Garrigues Walker, en la galería Gaudí, poesía.

¿Qué obra teatral le ha impactado últimamente?

Ladies Football Club, de Massini, dirigida por Sergio Peris-Mencheta. También, Juana de Arco en la hoguera, de Claudel-Honegger-Ollé... y la Cotillard.

¿Qué película ha visto más veces?

Lawrence de Arabia, de David Lean. El día de su estreno la vi en sesión de tarde y de noche. Y los días siguientes... No me ha vuelto a pasar. Peter O’Toole, la magia del actor.

¿Se ha enganchado a alguna serie?

A una francesa sobre Luis XIV. Esperaba ver a Molière, que al final no salió. Las series...

¿Le gusta España? Denos sus razones.

Me gusta la historia de España, la historia de estos pueblos en choque con romanos, con musulmanes, con franceses y con ellos mismos...

Una idea para mejorar la situación cultural del país.

Un buen bachillerato. Como el que viví. Tuve de profesor de matemáticas a don Pedro Puig Adam. Que además de matemático e ingeniero, era compositor, pintor y
poeta. Y así, los demás “cátedros” de aquel Instituto de San Isidro en Madrid.