Teatro

Escena radical

El Ciclo Autor estrena en España tres obras de Elfriede Jelinek

1 febrero, 2007 01:00

Elfriede Jelinek. Foto: EPA

El festival Escena Contemporánea cede su casa del Ciclo Autor a la Nobel Elfriede Jelinek, en lo que supone prácticamente su estreno teatral en España. Del 6 al 18 de febrero, el festival acogerá la representación de tres obras de la escritora austriaca y conferencias sobre una autora radical e incómoda en su país.

Heiner Möller creía firmemente que la única manera posible de evitar la catástrofe era mostrarla. Y Vicente León, creador y director del Ciclo Autor del festival Escena Contemporánea, que ha ofrecido este año su casa a Elfriede Jelinek, considera el espacio teatral como "el mejor sitio para denunciar lo que ocurre a nuestro alrededor porque el teatro es algo vivo. La pantalla de cine vomita al mundo pero no te mancha, el teatro sí. Puedes bajar la mirada pero la sangre que emana del teatro y su catástrofe es mucho más eficaz. En otros espacios o medios todo es mucho más aséptico mientras que en el teatro las cosas duelen más".

Bajo esta premisa, León ha convertido su casa del Ciclo Autor en un espacio que viene siendo referente a la hora de hablar de dramaturgia contemporánea en Madrid, por el que han pasado autores como Heiner Möller y Bernard- Marie Koltès; Michel Azama y Caryl Churchill; además de Samuel Beckett o Harold Pinter, todos grandes creadores cuyo aporte a la renovación de la estética teatral -y la idea misma de la noción de "teatralidad"- ha sido uno de los ejes centrales de su aparato creativo. Según este perfil, la premio Nobel austriaca conecta a la perfección con la filosofía del ciclo. "Por sus características y personalidad, no creo que haya otro espacio mejor para ella", asegura León, que cree que "difícilmente podrá ocupar otros espacios". Incluso el director considera que "programar a Jelinek es una decisión muy acertada para el ciclo al mismo tiempo que incómoda", debido a lo "incómoda que puede ser su misma escritura".

Fracaso feminista
Las obras de Jelinek han sido desde el principio un auténtico mazazo para la sociedad austriaca que, según la escritora, está dominada por la hipocresía de la clase pequeñoburguesa y no ha conseguido superar todavía su pasado nazi. Este planteamiento hizo que fuera calificada por los críticos de su país -con los que, como el resto de la prensa, no se lleva nada bien- de feminista radical, una etiqueta con la que la autora se declara a gusto afirmando que tan sólo reivindica la potestad de poner de relieve los mecanismos de dominación masculina a los que todavía, insiste, está sometida la mujer. "Lo que Elfriede nos viene a decir es que, hasta cierto punto, el feminismo ha fracasado en cuanto a que lo que ha permitido a la mujer desprenderse del poder masculino y entrar a formar parte de la sociedad capitalista es, precisamente, el uso de las mismas estrategias de poder que el hombre ha venido utilizando en la sociedad occidental para dominar a la mujer", asegura León.

Críticas sin tapujos
En cualquier caso nos encontramos ante una escritora de enorme lucidez que ha criticado sin tapujos todas las hipocresías y patologías -como ejemplo basta recordar a Isabel Huppert en el papel principal de la versión cinematográfica de La profesora de piano- de la sociedad vienesa, en particular, y del mundo occidental en general.

La radicalidad de Jelinek como autora, por el contrario, permite un gran juego a los dramaturgos, directores y actores que montan sus obras. Los textos conducen a los creadores artísticos al atrayente reino de la paradoja, por donde pueden transitar por un rico campo en el que el carácter narrativo se impone, la posibilidad de conflicto y diálogo se diluyen, y predomina el carácter musical y rítmico de la palabra frente a su dramaticidad.

Ese camino hace que sus personajes queden reducidos a voces escindidas del pensamiento de la autora que planea sobre la escena. Y es ahí donde surge una nueva y mayor paradoja, la de que una escritora crítica con el autoritarismo ideológico que subyace bajo la sociedad occidental termine imponiéndose en lo que escribe. O lo que es lo mismo, cómo escribir sobre el autoritarismo del poder sin ejercer ese mismo autoritarismo sobre el objeto de creación.

Esta paradoja la podrá ver el público madrileño bajo distintos prismas, enfocados tanto desde España como Austria. Del país de Jelinek llegará a Madrid una embajada formada por Sigrid Lüffler, directora de la revista Literaturen, que inaugurará el ciclo con un conferencia sobre la obra de la autora el 6 de febrero en la Real Escuela de Arte Dramático.

Compañía vienesa
Posteriormente, el Burgtheater Vienna estrenará en España La muerte y la doncella IV- Jackie. La obra del teatro nacional austriaco, con dirección de Daniela Kranz, repasa la vida llena de brillo y glamour, deseo de poder y desesperación de Jacqueline Bouvier, más conocida por los apellidos Kennedy u Onassis, con "un montaje de pequeño formato donde aparecen personajes femeninos históricos que han marcado los elementos atávicos de todos los seres humanos, sobre todo los de la condición femenina". Para ello, la compañía remite al espacio de una conferencia de prensa para la que ha creado una escenografía con muy pocos elementos, excepto por el gran número de micrófonos presentes, delante de una pared de cristal en la que se proyectan sin parar imágenes de la actriz en su papel de Jackie y del propio personaje de la obra.

El resto del ciclo tiene sello español. La debutante Siglo XXI representará Clara S del 7 al 9 de febrero, mientras que Teatro de La Esquirla, la compañía de León, estrenará La muerte y la doncella V -La pared. La obra, al igual que la referida a Jackie Kennedy-Onassis, forma parte de los denominados ‘Dramas de las princesas’, que desgranan las principales contradicciones de la condición humana, según Jelinek. Estas son el conflicto realidad-deseo, la dolorosa capacidad de armonizar libertad con necesidad y la esclavitud que supone necesitar al otro, además de presentar el eterno duelo entre razón e instinto, por un lado, y el de poder y libertad, por el otro.

Una compañía para el Siglo XXI

EL casi estreno escénico de Elfriede Jelinek en España que supone el ciclo dedicado por Escena Contemporánea no es el único debut de estos días. La cita con la Nobel austriaca significa asimismo el bautismo de una nueva compañía, la Siglo XXI.

La formación acaba de ser creada por la Real Escuela de Arte Dramático de Madrid (RESAD), a través de la fundación que tiene el centro para abordar el teatro contemporáneo e investigar los nuevos lenguajes de la escena actual, para los que cuenta con jóvenes profesionales titulados en las diferentes ramas de la propia escuela, que acaba de celebrar 175 años de existencia.

La compañía debuta con Clara S. El montaje, dirigido por óscar Miranda, fábula el encuentro anacrónico entre Clara y Robert Schumann con Gabriele D’Anunzio, el hedonista poeta y héroe nacional italiano. Jelinek permite a la compositora Clara Schumann una oportunidad para actuar en circunstancias distintas a las que sucedieron en la realidad, como hizo también cuando montó una obra sobre qué paso con Nora, la protagonista de Casa de muñecas, después de dar el famoso portazo con el que abandonó el hogar. En la obra que estrenará en Madrid la nueva compañía, la abnegada Clara ha acudido con su marido, ya en total estado de demencia, a la villa de Gabrielle D’Anunzio en busca de dinero para cuidar del enfermo. El escritor italiano aparece dibujado como un viejo verde que vende su apoyo a cambio de favores que Clara no está dispuesta a ofrecer. Su existencia como artista se ha agotado en su labor de madre, pareja y cuerpo del genio, pero nunca como mujer. Pero no sabe, quizá Clara fuera feliz con esa triple condición de madre, pareja y cuerpo de Schumann.