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Teatro

Versos amargos

El bailaor Rafael Amargo estrena Poeta en Nueva York el 5 de abril

3 abril, 2002 02:00

Rafael Amargo. Foto: Mercedes Rodríguez

Ha dejado de ser una joven promesa del baile flamenco para convertirse en uno de los valores más sólidos de la danza española en la actualidad. El bailaor y coreógrafo Rafael Amargo vuelve a las tablas con un nuevo y ambicioso montaje, Poeta en Nueva York, un homenaje a Lorca en clave flamenca con dirección escénica de Mario Gas. Amargo se sumerge en la metrópoli neoyorquina desde el escenario del teatro Lope de Vega de Madrid.

Rafael Amargo se encuentra en uno de sus mejores momentos profesionales. Bailaor codiciado que ha trabajado con algunos de los mejores artistas del flamenco, hace cinco años decidió formar compañía propia. El éxito de su montaje Amargo, por el que está nominado a los Premios Max de este año, no le ha estancado en el sueño de la autocomplacencia. Creador e intérprete inquieto, alterna sus producciones de gran formato con trabajos como Tablao, donde intenta recuperar la intimidad tan esencial para el flamenco. Ahora, a sus veintiséis años estrena Poeta en Nueva York. La obra de Lorca tiene una amplia representación dentro del mundo del flamenco pero curiosamente es la primera vez que Amargo la aborda. "Quería hacer una obra de Lorca pero tenía claro que debía ser cuando yo me sintiera preparado. Estoy en un momento in crescendo en mi carrera y me siento capaz de abordar un proyecto de esta envergadura, aunque no quería hacer con este autor lo que ya ha hecho todo el mundo".

Poeta en Nueva York es una producción ambiciosa que refleja las múltiples inquietudes artísticas del coreógrafo. Amargo confiesa que se identifica con Lorca por su rebeldía, por su inquietud de aprender y de involucrar a muchos tipos de artes. "Además yo también viví mi experiencia neoyorquina. Después de trabajar dos años en Tokyo me fui a Nueva York por seis meses. Allí impartí clases de flamenco mientras estudiaba en la escuela de Martha Graham. La ciudad me marcó. Ahora tenemos mas información pero imagínate a Lorca cuando llegó a Nueva York en 1929. ¡Se volvería loco!".

Impresiones lorquianas
Poeta en Nueva York no tiene personajes pero los poemas tienen una carga dramática muy fuerte. En el espectáculo hay doce cuadros o escenas. Cada uno corresponde a un poema seleccionado del libro para mantener las impresiones de Lorca. El montaje tiene cuatro vértices. "Está la llegada del poeta a la ciudad, su salida al campo, su vuelta a la ciudad después de esa etapa más bucólica y finalmente la huida de la ciudad hacia La habana".

En este esperado montaje cuya dirección escénica corre a cargo de Mario Gas están implicados unas sesenta personas entre equipo artístico y técnico, con un elenco de quince bailarines, siete músicos y cuatro cantaores. Cuenta además con la colaboración de Sybilla, que ha diseñado algunas piezas del vestuario. La compositora, cantante y pianista Edith Salazar se ha encargado de la dirección musical. Las escenas están vertebradas por los poemas que son recitados no en el escenario sino a través de audiovisuales. El cineasta Juan Estelrich se encarga del complejo trabajo audiovisual, que consiste en proyecciones sobre las nueve pantallas que forman un especie de skyline y que miden unos 9 por 16 metros. "En escena y acompañados de este despliegue tecnológico están los actores que recitan. Utilizamos imágenes que pueden sugerir sensaciones sin caer en tópicos o imágenes muy concretas" explica.

Más que flamenco
En el montaje también colabora Manuel Segovia, director de la compañía Ibérica de Danza, y Premio Nacional de Danza 2001. Experto en la investigación y escenificación actualizada de las danzas folklóricas españolas aporta dos piezas que reflejan el viaje del poeta al campo. "Hay un sueño, en Vermont, muy bucólico y Manuel ha hecho dos coreografías que le van a dar otro toque al espectáculo. La gente que viene a verme piensa que sólo van a ver flamenco, les va a encantar. A lo mejor no bailo tanto en esta producción que en las anteriores, pero estoy reflejado en toda la danza que se ve en el escenario. Es más, diría que en estos momentos estoy más contento creando que interpretando", afirma. "Queremos que sea una producción global, porque pretendemos involucrar muchas artes dentro de la danza. Por eso va a haber una exposición fotográfica, y también hemos grabado un disco de la música que presentaremos. Nuestra intención es llegar a Nueva York con la gira de este montaje, pero la verdad es que preferiría estar dentro de una programación de danza que un festival de Flamenco", especifica. Aunque este Poeta en Nueva York es una super producción, Amargo parece tener muy claro su relación con lo esencial del arte flamenco.

Escuela de maestros
Al bailaor le gusta reconocer influencias y referenvcias en sus trabajos: Mario Maya y Antonio Gades. "La suya es la estética de lo sencillo, de lo minimalista. Son cosas tan puras que nunca pasarán de moda. He estudiado con grandes maestros como Ciro o Alejandro Granados y me encanta la frescura de los jóvenes, que tienen un arte increíble. Aprendo cada vez que voy a ver un espectáculo. Me interesa que haya una estética, y ver cómo se mueve la gente por el espacio. La pintura y las formas también me inspiran".

En varias ocasiones Amargo ha comentado que no hay nada que inventar en el flamenco. En este sentido, asegura "que es pretencioso decir que estás innovando. Innovar no es sacar cosas nuevas, es mantenerlo sin quedarte atrás. Me dan miedo los jóvenes que dicen que están trabajando con la fusión. Mi padre ha sido un gran aficionado del cante flamenco. Por mi casa han pasado los mejores artistas andaluces. Empecé a bailar después de ver una película de Gades. Espero que lo que aporto sigue el legado que ha dejado los maestros. No sé si formo parte de una nueva generación de artistas de flamenco. Eso lo tiene que decir el público. Pertenezco a la gente que está haciendo cosas. Cuando empiezas te tienen como virtuoso. El tiempo dirá si lo que he creado tiene solera".