Teatro

Fantasmas y travestidos

Calderón desconocido

5 julio, 2000 02:00

El IV Centenario de Calderón está propiciando la difusión de obras desconocidas del autor. Esta semana se estrena en Almagro El monstruo de los jardines, comedia mitológica que plantea un caso de travestismo, mientras en Madrid sube a escena El galán fantasma.

días 10 y 11 una comedia de la que no se tiene noticia de que haya sido representada en los últimos cien años: El monstruo de los jardines. Por otro, la Muralla árabe de Madrid estrena el día 11, dentro de los Veranos de la Villa, una de las obras más deliciosas del dramaturgo, olvidada durante siglos: El galán fantasma. Pieza que, junto con La dama duende y El encanto sin encanto, conforman lo que se ha llamado la Trilogía de los amantes misteriosos.

Dirigida por David Bello, El galán fantasma es en su opinión un buen ejemplo del teatro calderoniano: "Es una comedia de capa y espada, que desarrolla un intriga muy original pues se carga, de entrada, a su protagonista. En ella, además, se dan cita esas fuerzas que mueven a los personajes en nuestro teatro barroco: el amor, los celos y la honra".

Planteamiento original

Desde luego, la pieza destaca por su planteamiento: el Duque Federico siente una pasión loca por Julia, que está enamorada de Astolfo. Ambos son sorprendidos por el duque, quien rabioso por los celo, mata a Astolfo, o al menos así lo cree él. Desde entonces, el muerto aparece todas las noches en el jardín, haciendo creer al resto de los personajes, que no al público, su condición de fantasma.

La romántica intriga que desarrolla Calderón para explicar su relato es tan enrevesada y rocambolesca que resulta más cómodo creer en las razones sobrenaturales que se narran. El autor idea un triángulo amoroso, una pareja secundaria con la anterior, un gracioso que se convierte en ciertos momentos en motor fundamental de ciertas situaciones, criadas desleales, y un circuito de minas y pasadizos en desuso que permiten al fantasma aparecer y desaparecer.

Además, en la pieza se mantiene una de las tendencias del teatro del Siglo de Oro, la de salvar o enaltecer la condición del humilde frente al poderoso o del cortesano frente al rey. Muchos desmanes debían cometerse contra los derechos de los súbditos, y de ahí ese interés de enseñar al público su posición.

Por otro lado, Bello considera que esta pieza está a un nivel de calidad similar a La dama duende, obra que él montó hace dos años: "El galán ...es una obra desconocida. Los directores siempre han preferido montar La dama ... porque la protagonista es una mujer, que tiene mayores atractivos".

En esta producción actores veteranos del teatro clásico como Francisco Lahoz, Paloma Paso Jardiel, Antonio Vico o Francisco Piquer comparten cartel con otros que se estrenan por primera vez en la tablas como Carmen Morales o Eva Cobos.

La representación, que dura dos horas, se intercala en el intermedio con la puesta en escena de un entremés de Calderón poco conocido, El Dragoncillo, y de algunos fragmentos de El Alcalde de Zalamea.

De muy distinto signo es El monstruo de los jardines. Se trata de una comedia mitológica cuya historia recuerda Noche de Reyes de Shakespeare, ya que como en la obra del inglés se da un caso de travestismo: Aquiles, para evitar luchar en la guerra de Troya donde una profecía le ha vaticinado la muerte, acepta el consejo de su madre y se viste de mujer. Y enmascarado de esta manera entra a formar parte de la corte del rey Gnido enamorándose de la infanta Deidamia. Un enredo que permite a Calderón idear escenas con un componente lésbico evidente y que exigen un actor/actriz capaz de asumir el personaje masculino de Aquiles que luego se desvela mujer. En este caso, como en la época de Calderón, es interpretado por una mujer, Nerea Moreno.

Una isla como escenario

La comedia también remite a La Tempestad o a Sueño de una noche de verano, ya que la acción transcurre en una isla mágica poblada de ninfas, un jardín mítico en el que el espacio muta y cambia, donde gracias a los elementos fantásticos todo se tolera y se comprende.

Ernesto Caballero dirige esta producción para la compañía José Estruch de la Real Escuela Superior de Arte Dramático (RESAD). Se trata de una formación, con cinco años de existencia, integrada por titulados en Arte Dramático de toda España que durante dos años estudian en el Aula de Teatro Clásico de la RESAD. El amplio elenco, unos quince actores, cuenta con Manuel Belmonte, Javier Mejía, Cristina Pons, Olivia Martín, Natalia Hernández, Vicente Colmenar y Antonio Peregrín, entre otros. Junto con el director, han colaborado desinteresadamente en el proyecto Juan Mayorga, autor de la versión, y Gerardo Trotti, que se ha ocupado de la escenografía.

Teatro musical

La comedia, explica el director, está concebida como teatro con incursiones musicales. ángel Botia ha reescrito la partitura musical original a partir de las formas de la época para hacer una derivación a músicas más contemporáneas. "Hemos intentado integrar la acción en la parte musical, lo que no ha resultado dificultoso ya que la música recae en las ninfas y en las damas, encargadas de propiciar el ambiente festivo en el que se desarrolla la obra".

Caballero añade que ha escogido esta obra porque, "en primer lugar, soy muy aficionado al género mitológico de Calderón (ya dirigió Eco y Narciso), y por otro, creo que ofrece una visión muy desenfadada de los grandes dioses. La obra habla del amor y de la guerra con gran ironía. Es muy barroca en el sentido de que todo está en un inestable equilibrio y rescata lo que más me atrae del Barroco, que diluye los límites".

Puesto que Aquiles huye de la guerra de Troya, ¿hay una pretensión antimilitarista en la obra? Caballero prefiere matizar y, tras señalar que es una historia de amor la que se cuenta, sí sostiene como otros estudiosos que en muchas obras de Calderón se daban mensajes a la Corte: "Sus obras tenían un componente político, en algunos casos con alusiones directas al rey. Esta obra se estrenó cuando España, a causa de la guerra con Francia, sufría una depresión económica. Parece como si Calderón indicase que era más aconsejable dedicarse al amor y a los placeres y olvidarse de la guerra".