El Cultural

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Discos

El sueño cantado de Raquel Lojendio

La soprano viaja a Brasil y Argentina en el disco 'P'ra Você', en el que desgrana canciones de Villalobos, Ginastera y Guastavino

8 mayo, 2020 08:07

Bajo el conciso epígrafe P’ra Você (IBS), se esconde todo un sabroso mundo vocal en el que se dan cita algunos de los más significativos compositores suramericanos de canciones, tan hábiles para adaptar a la pieza de concierto los sones populares circundantes y para, con los aditamentos correspondientes, respetar su aire melódico sin perder por ello la naturalidad del canto, en procedimiento liberador de unas esencias que dan vida a lo que, muy poéticamente, bautiza como "sueño cantado" en sus ilustrativas notas Raúl Asenjo.

Ese sueño está en la voz madura de la canaria Raquel Lojendio, una soprano lírico-ligera de timbre cristalino, espejeante, y vibrátil, fácil en al agudo, homogénea de color, matizada al límite, con unos pianísimos de gran clase y una aplicación excelente del efecto messa di voce, como demuestra en Melodía sentimental de Villalobos. Sabe filar, adelgazar el sonido sin perder esmalte y posición, lo que queda plasmado en su recreación de Arrorró de Ginastera; respira inteligentemente, con lo que maneja un legato de libro y facilita la construcción de largas frases sostenidas por un buen fiato, así en el Sampedrino de Guastavino, donde hace gala también del empleo de un expresivo portamento. Su sentido del ritmo queda claramente evidenciado en varias de las canciones, como en la balanceante La Tempranera del propio músico de Santa Fe.

Pieza destacada de Guastavino es, por supuesto, Se equivocó la paloma, con su repetido soniquete “Se equivocaba”, que Lojendio recrea con suma exquisitez incluso mejorando una dicción que no aparece tan nítida en otras canciones, como en las firmadas por Ginastera, entre ellas Triste, Zamba y la citada Arrorró, ejemplo áureo de lo que se ha dado en llamar nacionalismo objetivo del autor, que encuentran en todo caso la justa cadencia en la voz de nuestra cantante, que, como en todo el recital, tiene el sutil y musical soporte desde el teclado de la magnífica colaboradora que es Chiky Martín.

Junto a estos dos autores argentinos capitales el disco nos da breves muestras de cuatro compositores brasileños de relieve. El primero el ya citado Villalobos, con tres páginas de fluida y cadenciosa musicalidad, la mencionada Melodía sentimental, Cançao do Marinheiro y la más enérgica Lundu Da Marqueza de Santos. Jaime Ovalle, con Modinha y Azulao (sensualmente desgranada por Lojendio), Óscar Lorenzo Fernández, con Tonada pra voce, y Carlos Pagluchi (nacido en la Toscana), con A Casinha Pequenina, completan el valioso CD.