Gustavo Gimeno. Foto: Anne Dokter.

Gustavo Gimeno. Foto: Anne Dokter.

Música Lo mejor de 2025

Música clásica, una escena en crecimiento para alimentar oídos insaciables

Contra lo que se cree, se está dando un progresivo rejuvenecimiento de la audiencia y llamativo es también el aumento de mujeres sobre el podio.

Más información: Lo mejor de la música en 2025: el 'Wozzeck' de Afkham y el triunfo de la ópera contemporánea española

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Es reconocible y comprobable el crecimiento de las actividades musicales de distinto signo en nuestro país (y en otros de la zona euro). Aquí por supuesto nos interesan las relacionadas con el género clásico.

El último Anuario de las artes escénicas, musicales y audiovisuales de la SGAE refleja una pérdida de espectadores en parcelas como las salas cinematográficas y teatrales o los programas de televisión.

Curiosamente, no sucede lo mismo con los referentes a la asistencia de convocatorias musicales, de signo concertístico o no.

Este hecho incide en las ventas de discos –aunque el vinilo se vuelve a revalorizar–, lo que se percibe desde hace años.

Por supuesto, el trasiego cada vez mayor en las redes sociales y el aumento de las actividades (el Auditorio Nacional y el Teatro Real, como ejemplos oficiales, tienen cada vez más actividad, prácticamente diaria en el primer caso) afecta de manera clara en todo ello.

Hay base, pues, para que la curva continúe creciendo, pues los programadores (preparados o no) siguen alimentando los oídos del respetable.

Esta temporada se han movido y removido muchas aguas en el dominio de la dirección de orquesta, tan unida a la forma y a la marcha de los conjuntos sinfónicos y camerísticos. Algunos ejemplos. David Afkham deja por fin la Nacional y se está despidiendo a lo grande, con estupendas comparecencias, como la de ‘su’ Wozzeck de Alban Berg (cien años de su estreno).

La próxima temporada llegará su sustituto, el norteamericano de origen japonés Kent Nagano, con muchos galones en su haber. En el Real inició su titularidad Gustavo Gimeno, de quien recordamos valiosas actuaciones (El ángel de fuego de Prokofiev, por ejemplo) y en el Palau de les Arts de Valencia se aposenta el británico Mark Elder.

En el Liceu, tras la excelente etapa de Josep Pons, llega el inglés Jonathan Nott, a quien no se suele relacionar con el género lírico. Siempre recordamos una de sus grandes especialidades: La consagración de la primavera de Stravinski.

En el Teatro de la Zarzuela volvió a triunfar la onírica producción de La tabernera del puerto de Sorozábal firmada por Mario Gas y se dio paso a la Pepita Giménez de Albéniz en la discutible versión del propio Sorozábal. Puesta en escena poco poética de Giancarlo del Monaco.

Allí fueron muy aplaudidos en el ciclo de lied Julia Kleiter o Konstantin Krimmel. Y lo fue en el Círculo de Bellas Artes Christian Gerhaher. Y en la Fundación March el doblete Gato por liebre y El vizconde de un desconocido Barbieri.

Del Real hay que aplaudir el vigoroso y político Mitridate mozartiano en la versión escénica de Claus Guth. Y La traviata de Verdi, en la conocida y rompedora en su día creación escénica de Willy Decker. Con una soberana actuación de Nadine Sierra y una memorable suplencia, con pocas horas de preparación, a cargo de Sabina Puértolas, que cosechó la más grande ovación de la temporada.

Muchos cambios en la dirección de orquestas: Afkham deja la OCNE, Gimeno inicia su titularidad en el Teatro Real y Nott llega al Liceu

Siguen su camino las otras escenas españolas. Destacó en el Liceu la presentación de Akhnaten, de Philip Glass, y el estreno de Benjamin a Portbou, de Ros-Marbà. Y, en sentido negativo, el Lohengrin ideado por la biznieta de Wagner, Katharina: puesta en escena demencial y traidora con la herencia del antepasado. El Fausto del Palau de les Arts dio que hablar.

Lo mismo que el Don Giovanni del Maestranza. Y, por supuesto, las actuaciones de algunos divos en distintos puntos de la geografía, Sondra Radvanovsky y Piotr Beczala entre ellos. Entre los fallecidos, recordemos a la mezzo Béatrice Uria-Monzon, a los tenores Luigi Alva y Giuseppe Giacomini y al barítono Franz Grundheber.

En el ámbito de la dirección de orquesta es de lamentar la pérdida de Christoph von Dohnányi (95 años) y la del mexicano Enrique Bátiz (a los 82).

Promotoras privadas como Ibermúsica continúan alimentando los deseos del público de escuchar a las más grandes formaciones del mundo.

En su programación se incluyeron este año, entre otras, Concertgebouw con Klaus Mäkelä, la Staatskapelle de Dresde con Daniele Gatti y la Sinfónica de la Radiodifusión de Baviera a las órdenes del siempre inspirado y eficaz Simon Rattle. Nada menos.