Tomás Grau al frente de la Franz Schubert Filharmonia en un concierto. Foto: Franz Schubert Filharmonia

Tomás Grau al frente de la Franz Schubert Filharmonia en un concierto. Foto: Franz Schubert Filharmonia

Música

La Franz Schubert Filharmonia y la Simón Bolívar unen fuerzas para elevar a Mahler al pedestal

Ambos conjuntos interpretarán en el Auditorio Nacional (14 de noviembre) una sola obra del austrohúngaro: la monumental 'Sinfonía n.º 2'. En el foso, Tomás Grau.

Más información: Gustavo Gimeno, director de orquesta: "Mi integración en el Teatro Real está siendo muy orgánica"

Publicada
Actualizada

El mismo día (14 de noviembre) que la Nacional, con Fabio Luisi al frente, interpreta El libro de los siete sellos de Franz Schmidt, el propio Auditorio Nacional recibe, pero por la noche, a la Franz Schubert Filharmonia dirigida por su titular, Tomás Grau.

En esta ocasión al conjunto catalán se unen la Orquesta Simón Bolívar y el Coro Nacional de Colombia. Una sola, pero inmensa obra, en los atriles: la Sinfonía nº 2, Resurrección, de Mahler, que será interpretada asimismo en otros lugares: Tarragona, Barcelona y Lérida. Las dos buenas y jóvenes solistas vocales serán la soprano Katia Maderer y la mezzo Martina Baroni.

Anotemos que la Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela fue creada en 1975 por el célebre José Antonio Abreu y que está al mando del famoso Gustavo Dudamel. Y que el Coro Nacional de Colombia, nacido en 2023, cuenta con 80 integrantes seleccionados de todas las regiones del país. Buena base para que el concierto que anunciamos discurra por los mejores senderos.

Grau, que frecuenta desde hace tiempo en Caracas a los dos conjuntos venezolanos, es ya un buen conocedor de la literatura mahleriana y un maestro, todavía joven (Barcelona, 1979), que tiene ya un apreciable dominio de su métier a partir de una base muy sólida labrada en un principio con Jordi Mora, aventajado discípulo del gran Sergiu Celibidache.

Estamos ante un director serio, de brazos bien abiertos y acompasados, que sabe subdividir cuando a mano viene, de dibujo elegante y sugerente, y que conoce el secreto de dejar fluir la música sin constreñirla, la delinea con cuidado y controla con habilidad la distribución de dinámicas y de un discreto rubato.

La Schubert Filharmonia durante un concierto: Orquesta Franz Schubert Filharmonia

La Schubert Filharmonia durante un concierto: Orquesta Franz Schubert Filharmonia

Y algo muy interesante e importante: sabe calibrar volúmenes, administrar y estratificar planos cuidando el balance y dejando abierta la posibilidad de que las voces se escuchen y las texturas se suelden sin apelmazarse.

No hay duda de que el director circula por sendas muy sólidas y movido por un criterio musical muy lógico, que sin duda sabrá aplicar a la interpretación de la compleja Sinfonía mahleriana que, según nos comenta, hacía años que quería programar con su orquesta.

"Es una sinfonía maravillosa —nos dice— a la vez que compleja, por supuesto, así que la hemos preparado muy bien. Creo que resume en una sola obra tanto la evolución del sinfonismo romántico desde Beethoven como todo el universo Mahler. Es también muy compleja, por supuesto, así que la hemos preparado muy bien".

A lo que también añade: "Creo que resume en una sola obra tanto la evolución del sinfonismo romántico desde Beethoven como todo el universo Mahler, y la Franz Schubert Filharmonia está en un momento muy dulce donde podrá mostrar, en unión de los conjuntos venezolanos, toda su calidad y su emoción interpretativa".

Grau se formó también en la escuela vienesa de Hans Swarowsky, "complementando y forjando" su identidad artística, para lo cual, apostilla: "es muy importante la comprensión de la forma musical; y la gestualidad, que, a la hora de liderar una orquesta, ayuda mucho al músico, aparte que te da margen para trabajar otro tipo de detalles en los ensayos, como por ejemplo el balance, los colores, la afinación... y tantos otros aspectos que requieren de tiempo. Para mí la batuta es imprescindible en orquestas grandes, dada la distancia entre los primeros atriles y los últimos, sobre todo en movimientos rápidos y precisos; para orquestas de cámara o movimientos más líricos y lentos la uso menos".