La violinista María Dueñas (Granada, 2002) es sin duda uno de los valores emergentes en la actualidad. Sus virtudes afloraron en primera instancia en Juventudes Musicales, donde ganó brillantemente la beca de estudios que tantos músicos españoles ha contribuido a lanzar. Luego fue ahormada por Vladimir Spivakov y otros maestros de la escuela rusa. Ahora, ya asentada, proyecta una suficiencia y un aplomo propios de una intérprete curtida. Algo que hace con su Guarneri del Gesù ‘Muntz’ de 1736, al que extrae un sonido angelical, y con el Stradivarius 1710 ‘Camposelice’ que le ha cedido recientemente la Nippon Music Foundation. Destaca en afinación, precisión y brillo. Todo formidable.

Frasea con gusto y calidez y muestra a sus años una plenitud tímbrica muy considerable, con especial amplitud y resonancia de la cuarta cuerda. Quizá en la zona aguda y sobreaguda ese equilibrio se pierda un tanto, no lo suficiente para romper el atractivo espectro. Exhibe dobles cuerdas de impresión y hermosos y sonoros armónicos.

Muestra por tanto un virtuosismo de la mejor ley. Cualidades que hay que esperar queden de nuevo expuestas en su anunciada interpretación del Concierto de Brahms, una partitura que exige un pulso muy especial en lo expresivo y en la reproducción de tantos pasajes de extremo lirismo. La cita es los días 13 y 14 en el Teatro Monumental de Madrid junto a la Orquesta de la RTVE. Radio Clásica lo emitirá en directo a partir de las 20 horas y Los Conciertos de La 2 lo hará el 29 de abril

El canto poético del segundo movimiento y el juego rítmico y preciso que hay que desplegar en el tercero son piedras de toque, como lo son las imponentes dificultades técnicas que presenta el amplio allegro non troppo inicial, en un efusivo Re mayor. De Dueñas podemos esperar que las supere con holgura. En esta ocasión con la asistencia en el podio del director norteamericano Joshua Weilerstein, hermano de la ya muy conocida violonchelista Alisa Weilerstein, que gobernará en la segunda parte la Sinfonía escocesa de Mendelssohn.

Coincide esta interesante cita sinfónica protagonizada por María Dueñas con la inminente aparición en el mercado de un CD en el que la violinista se explaya en la interpretación de otro concierto famoso, el de Beethoven, en este caso junto a la Orquesta Sinfónica de Viena dirigida por el eficiente Manfred Honeck. Marca la primera colaboración de la violinista con el sello Deutsche Grammophon.

Es una grabación tomada en la Musikverein de Viena e incluye las propias cadencias de la artista recién escritas para cada movimiento. El álbum incluye también una serie de piezas tanto populares como menos conocidas de Kreisler, Saint-Saëns, Spohr, Wieniawski e Ysaÿe. Lo curioso es que para acompañar estas obras y el Concierto, Dueñas ha grabado un disco complementario de cadencias para el primer movimiento de la obra de Beethoven de esos mismos cinco compositores.