Música

Antón García Abril: "Estrenar, estrena cualquiera"

Un monográfico recoge toda la obra para voz y piano del compositor, que recibirá este jueves un concierto-homenaje en el Real

28 octubre, 2011 02:00

El compositor Antón García Abril. Foto: Sergio Enríquez-Nistal.

Las Fundaciones Antón García Abril y BBVA presentan el jueves un monográfico que recoge toda la obra para voz y piano del compositor. Por la tarde, Ainhoa Arteta y José Bros, entre otras figuras del proyecto, ofrecerán un concierto-homenaje en el Teatro Real. El Cultural ha hablado con el gran defensor de la melodía.

  • Canal Spotify de El Cultural: escuche la música de este artículo

  • Adelantado siempre a su tiempo, Antón García Abril (Teruel, 1933) espera el momento de la entrevista en una cafetería frente al Teatro Real de Madrid. La visión le ensimisma. "Es la arquitectura de un sueño -explica entre sorbo y sorbo de café-, su magnetismo me atrapa y su imagen me conmueve, me llena de recuerdos...". El estreno allí, hace ya 14 años, de Divinas palabras le cambió la vida. Plácido Domingo calificó su ópera -la primera que se estrenaba en el recién inaugurado teatro- de "inconmensurable".

    Quizá por eso las Fundaciones Antón García Abril y BBVA se propusieron hace dos años reunir en cinco cedés sus obras completas para voz y piano. La grabación de Canción española de concierto (disponible, cada domingo desde el 6 de noviembre, en los quioscos) ha convocado a quince grandes nombres de la lírica española, que son también buenos amigos del compositor. "El verdadero denominador común de música son los intérpretes. Ellos son mi legado más valioso".

    Ainhoa Arteta, Gabriel Fernández, Nancy Fabiola Herrera, José Bros, Ana María Sánchez, Isabel Rey, José Manuel Zapata, María Bayo, Joan Martín-Royo, Ofelia Sala, María José Montiel, José Antonio López, Elena de la Merced, José Ferrero y Ángel Ódena participan en el monográfico acompañados por los pianistas Rubén Fernández Aguirre y Alejandro Zabala. "Me ha sorprendido la valentía de todos estos artistas. No es fácil encontrar figuras de este nivel que se entreguen sin condiciones, que compartan protagonismo con otros colegas y que no tengan miedo a los retos".

    El proyecto se presenta el jueves en la sede de la Fundación BBVA y lo celebran, por la tarde, con un concierto en el Teatro Real. A sus 78 años, García Abril no se queja de atención. Ni siquiera el "trancazo inoportuno" que le obliga a hablar pegado a la grabadora le priva de cierto optimismo. "A los compositores no nos queda otra. Sabemos que la música de creación ha estado siempre en crisis".

    -¿Se cobra con este recopilatorio una cuenta pendiente?
    -Quizá no tanto conmigo como con la sociedad. Me refiero a que mi música está estrechamente vinculada a los versos de Antonio Machado, Miguel Hernández, José Hierro, Ángel González... La poesía es un bien de primera necesidad. Y así lo entendieron mi hija Adriana y el pianista Rubén Fernández, que son los principales impulsores de este ambicioso proyecto.

    -¿Cuánto ha cambiado en los últimos años la composición para voz?
    -Apenas se hace nada ya. Por no hablar de ciertas teorías de escritura musical basadas en formularios matemáticos y estructuralistas que han enrarecido el sentido de la música. La voz necesita del canto, el canto de la melodía y la melodía tiene que enraizar con nuestro tiempo. Por suerte, algunos compositores están retomando esos valores humanistas.

    -¿Cambiaría hoy alguna coma de aquella Defensa de la melodía con la que ingresó en la Academia de Bellas Artes?
    -Mi música se articula en torno a la pirámide acordal, pero sigo siendo un defensor a ultranza de la melodía, de la parte reconocible de la partitura, de la memoria musical que todos compartimos. En 1983, cuando ingresé en la Academia, te miraban como a un pigmeo si usabas un intervalo melódico o cualquier cosa que sonara bien.

    -¿Y cómo está el panorama de la vanguardia hoy?
    -Lo cierto es que hay mucha más oferta de creación musical que demanda por parte de la sociedad. Los jóvenes desconocen por completo la música de los compositores de su generación. Ese décalage es lo que impide un equilibrio cultural en España.

    -¿Qué ha quedado de la Segunda Escuela de Viena, de Darmstadt, de los "ismos"...?
    -El tiempo ha demostrado que sus aportaciones no han conseguido penetrar en la sociedad. Muchos popes de la vanguardia tuvieron más de teóricos que de compositores. Afortunadamente, la dictadura, el experimento y el objeto sonoro han perdido fuelle. La gente ha entendido que no hay música más intelectual que la que es capaz de ordenar el caos y facilitar la comunicación. Al final se han replegado velas y lo único que ha sobrevivido en los programas es la capacidad de emocionar.

    Estrenar y reponer
    -¿El éxito consiste más en reponer que en estrenar?
    -Estrenar, créame, estrena cualquiera. Pero como a ese concierto inicial no le siga un segundo, un quinto y un décimo no merece la pena el esfuerzo.

    -¿Hasta qué punto compremete esa teoría la vigencia de Divinas palabras?
    -Confío en que vuelva a programarse y en que el estreno no sea póstumo. Soy consciente de que una ópera requiere de una gran infraestructura, económica y social. Sin embargo, el trabajo que desempeñan instituciones como la Fundación BBVA me llenan de esperanza. Sería un sueño que en Bilbao, Barcelona o Valencia pudiera programarse... También los intérpretes tienen mucho que decir. Porque en el mismo instante en que el compositor termina su obra, ésta deja de pertenecerle. Sólo si ellos la incorporan a su repertorio sobrevivirá.

    -¿Ha pensado alguna vez en repetir la experiencia operística?
    -Muchas veces. Lo que ocurre es que no he encontrado un texto en condiciones, que me atrape, que me anime a fusionar la profundidad del texto con la musicalidad de la palabra.

    -¿Qué ha sido lo último que ha compuesto?
    -Puedo decir que a mis 78 años y con siete nietos disfruto de uno de los momentos más prolíficos de mi carrera. Entre mis obras recientes se cuentan algunas de las canciones del recopilatorio, como las que dedico a Ángel González o a mi nieta María. Recientemente he compuesto también mi primer concierto para viola, que estrenará el García Abril Quartett, y un quinteto de viento para el Spanish Brass Luur Metalls.

    -Y en un mundo tan globalizado ¿cómo distinguir ya lo local de lo universal?
    -Hubo un tiempo en que lo que sonaba a España era eliminado del mapa. Nunca he compuesto a la manera nacionalista, pero sí he recurrido a las fuentes de la tradición. Creo que la creación debe expresarse desde la individualidad pero a través de procesos fluyentes de nuestra propia historia cultural.