Image: El Alban Berg se despide

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Música

El Alban Berg se despide

La última gira del mítico cuarteto incluye España

1 mayo, 2008 02:00

Gerhard Schulz e Isabel Charisius. Foto: J. Tscharyiski

En junio el Cuarteto Alban Berg se despide de los escenarios. Habrá culminado una gira que incluye conciertos en el Auditorio de Zaragoza (el lunes) y Madrid (6 y 8 en el Auditorio Nacional). Haydn, Berg, Schubert y Beethoven formarán parte de un repertorio con el que ha hecho historia.

El que en breve será ya mítico Cuarteto Alban Berg anuncia su retirada para finales de junio. Hasta entonces, más de cuarenta conciertos en toda Europa y los Estados Unidos. La formación abandona en plenitud, en belleza. Desde luego, la mejor manera de decir adiós. El grupo nació en 1970 y se forjó poco antes en Cincinnati, a la sombra del experimentado Cuarteto Lasalle. Tras su presentación en Viena en junio de 1971 puso en evidencia una preparación y un equilibrio raros, una perfección de ataques sorprendente; tanto como su permanente servicio a la música del siglo XX, en especial a la nacida en su ciudad en torno a la llamada Escuela de Viena. Para los cuatro componentes del cuarteto no tienen por ello secretos los pentagramas de Schoenberg, Berg o Webern.

La acerada sonoridad, los contrastes dramático-poéticos, la enigmática interválica de estas músicas les dieron una solidez, un engarce y una firmeza únicos; que supieron muy pronto trasladar a otras composiciones de su tradición. Pocos Mozart tan alados y trascendentes, tan refinados y tan elegantes como el salido de sus arcos, capaces también de otorgar esa salubridad, ese aroma agreste y ese humor y, sobre todo, esa consistencia constructiva, a Haydn. Dos músicos sin los que Beethoven no habría llegado a los extremos de austeridad y desnudez, de serenidad y de modernidad a los que llegó y que los Berg asimilan y proyectan como nadie; sin perder nunca el norte de la implacable rítmica, el enjuto pero no seco fraseo, la encendida expresión que son patrimonio del Gran Sordo y al que ningún otro compositor pudo seguir. Quizá sólo Bartók, desde sus intensos y aristados presupuestos folclóricos, se instaló en parecida órbita de concentración dramática y de poesía desolada.

Dos veces grabó el Cuarteto la integral de Beethoven, la segunda en 1989, durante la interpretación del ciclo en el Konzerthaus de Viena. Hoy está disponible en CD y DVD. Todo un espectáculo seguir las evoluciones de sus arcadas, lo minucioso de sus planteamientos, lo atractivo de sus timbres, tan bien amalgamados, y su atención a resaltar las voces intermedias y los pasajes de transición, atributos que los han colocado en la cima. Siempre gusta comprobar cómo el pequeño Gönter Pichler, primer violín, continúa con su costumbre de levantarse del asiento y ponerse prácticamente de pie en pasajes de intensa emoción o de extrema dificultad.

Podremos confirmar de nuevo esa y otras características aquí en España, donde el conjunto ha tocado en múltiples ocasiones y donde se ha reservado tres conciertos en su despedida. El 5 de este mes en el Auditorio de Zaragoza, con un programa muy bello: L'Introduzione (de Las siete últimas palabras de Cristo en la Cruz) de Haydn, la Suite Lírica de Berg, un auténtico clásico, y el Cuarteto nº 15 en sol mayor de Schubert. Al día siguiente ofrecen en el Auditorio Nacional de Madrid las mismas obras; y el 8 el Cuarteto op. 77 nº 1 de Haydn, el Cuarteto op. 3 de Berg y el Cuarteto op. 132 de Beethoven. Dentro del ciclo Liceo de Cámara de la Fundación Caja de Madrid.

Es admirable cómo estos artistas han mantenido su calidad durante casi cuarenta años pese a los necesarios cambios. Pichler, ya lo hemos dicho, sigue desde la fundación; como el chelista, Valentin Erben. El segundo violín, Gerhard Schulz, sustituyó en 1978 a Klaus Mätzl. La viola ha sido el instrumentista más conflictivo. En la actualidad es Isabel Charisius quien la tañe tras reemplazar en 2005 al fallecido Thomas Kakuska, que había tomado en 1981 el relevo a Hatto Beyerle. Y no es menos resaltable la altura que el grupo ha alcanzado en sus numerosos registros fonográficos. EMI tiene en catálogo, aparte la de Beethoven, integrales de Brahms, Berg, Webern y Bartók, los postreros de Mozart y Haydn, de Dvorák, más otros de Schumann, Debussy, Ravel, von Einem o Haubenstock-Ramati, éstos últimos estrenados, cosa que hicieron asimismo con partituras de Wimberger, Urbanner, Leitermeyer o Rihm. De esa ingente actividad salieron diversos premios.