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Luisa Fernanda a la conquista de Los Ángeles. Kavakos, color griego a Chaikovski. Les Cenci, Battistelli pone música a Artaud. La última sensación de nuestro jazz

31 mayo, 2007 02:00

Foto: Javier del Real

Publicado el 31 de mayo de 2007

Luisa Fernanda a la conquista de Los ángeles
Luisa Fernanda, de Federico Moreno Torroba, se estrenó en el Teatro Calderón de Madrid el 22 de marzo de 1932. Tuvo 158 representaciones. Sobre un cuidado libreto de Romero y Fernández Shaw, bien versificado, aunque no exento de lunares, el músico plasmó una partitura muy bien orquestada, ordenada, elegante, de refinada instrumentación e inspirada melodía. Nada original, pero resultona y de relativa calidad dramática.

La obra recogía los sucesos políticos surgidos alrededor del derrocamiento de Isabel II en 1868, que actúan como telón de fondo de la anécdota amorosa vivida por Luisa Fernanda, Javier y Vidal. Todo se baña en un costumbrismo facilón, aunque se manejan con destreza elementos tradicionales del género.

Plácido Domingo es muy aficionado a la obra, que gusta de cantar el papel de barítono, asumiendo el rol de Vidal. Lo cantó no hace mucho tiempo en el Teatro Real -y antes en la Scala milanesa- en la producción de Emilio Sagi que viaja ahora hasta el Dorothy Chandler Pavillion de Los ángeles, donde estará en cartel entre los próximos 3 y 16 de junio.

Lo secundan como protagonistas, la mezzo lírica de amplio aliento María José Montiel y el muy lírico tenor Antonio Gandía. Cantan también, De la Merced, Guzmán, Gallar y Lanchas, y dirige musicalmente un experto en estos menesteres, Miguel Roa. por A. Reverter

Kavakos, color griego a Chaikovski
A pesar de querer permanecer siempre al margen del circuito de genios precoces, lo cierto que es que el violinista Leonidas Kavakos (Atenas, 1967) pertenece a esos contados nombres que realzan la no muy destacada tradición musical clásica con acento griego.

Ahora, a punto de celebrar los 25 años de su primer concierto en solitario, y con una carrera brillante que lo sitúa como uno de los solistas internacionales de primera línea, Kavakos regresa a España, un país por el que no suele prodigarse con frecuencia, para actuar el próximo miércoles en el Auditorio Baluarte de Pamplona y un día más tarde, en el Teatro Principal de Vitoria. En ambas citas estará acompañado por la Orquesta de Euskadi, en plena celebración estos días de su 25º aniversario, bajo la batuta de su titular, Christian Mandeal.

En esta ocasión, Leonidas Kavakos interpretará el Concierto para violín y orquesta en re mayor, Op. 35, compuesta por Chaikovski (1840-1893) en una época en la que el creador ruso se sintió muy atraído por las piezas de los músicos franceses del momento. Aunque le cuesta prescindir de algunos autores, a la hora de elegir su repertorio, Kavakos intenta variar de obras con gran frecuencia. "Si se fija en mi agenda de conciertos, verá que cada semana cambio las obras. No puedo entender cómo hay solistas que tocan sesenta veces al año las mismas piezas... Cuanto más amplio es mi repertorio, más crece mi visión como músico", reconoce.

Del mismo modo, denuncia el olvido que sufre el violín en la composición actual. "Es un hecho que refleja las peculiaridades de nuestro tiempo, dominado por el ruido, el correo electrónico y la extrema fascinación por la rapidez", apunta Kavakos, al que le une juventud y talento con la también violinista Julia Fischer (Munich, 1983), con quien comparte escenarios estos días.

Esta alemana de belleza serena y tímida, alumna de la prestigiosa Anna Chumachenko, lleva más de un lustro desfilando por las más prestigiosas salas de todo el mundo y el próximo sábado culminará su gira española en el Palau de la Música de Valencia con el Concierto para violín n. 5 de Mozart, junto a la Orquesta de Valencia y Yakov Kreizberg, como director. Por su parte, la misma formación ofrecerá la Undécima de Dmitri Shostakovich (1906-1975), considerada como una de las obras más ambiciosas de su catálogo. Por María Jesús Molina

Les Cenci, Battistelli pone música a Artaud.
Uno de los compositores italianos más pujantes en casi todos los terrenos de la actualidad es Giorgio Battisttelli (Albano Laziale, 1953). Este alumno de Stockhausen y Kagel, colaboró también con Jean Pierre Drouet y Gaston Sylvestre en París, incitándole a dedicarse al teatro musical. Cuenta con un catálogo considerable de obras que le han dado un prestigio más allá de su país. Dentro del ciclo Operadhoy recala este fin de semana en el Teatro Albéniz de Madrid con su obra Les Cenci, que procede de la obra homónima de Antonin Artaud. Narra la historia de la célebre y sanguinaria familia renacentista. Escrita en 2005, llega a nuestro país en una propuesta escénica de George Lauvadant, con Luca Pfaff como director y André Wilms, Dany Kogan, Astrid Bas y Gilles Arbona, como actores.

La última sensación de nuestro jazz
Llibert Fortuny no ha parado desde que en 2000 regresara a nuestro país tras graduarse en el reputado Berklee College of Music de Boston. Este joven altosaxofonista catalán nacido en Canarias saluda ahora su cuarta entrega discográfica, Double Step (Emarcy/Universal), con el que ejerce de nuevo su incontestable liderazgo sobre el jazz español. La frescura de sus ideas, el audaz empleo de la tecnología y la expresividad de su soplo electrificado acreditan a un nuevo talento que vuelve a rodearse aquí de su quinteto y el "hacker" sonoro Quim Puigtió. Los ocho temas siguen la pauta estética plasmada en sus anteriores registros y serán presentados el 5 de junio en PalauJazz XXI de Barcelona. Por P.Sanz