El conjunto Domus, que lleva ya unos años desbandado, fue de los pocos cuartetos con piano estables que han existido. Al principio, iban con la domus a cuestas, en plan caracol: llevaban una carpa móvil que acogía sus conciertos. En eso, quizá llevaban demasiado lejos la idea de la cámara, pero en su forma de tocar solían dar en el clavo: la belleza cercana del sonido, el intercambio de colores y sensibilidades, la expresión sin barreras, el matiz íntegro, y, en fin, todo aquello que nos hace hinchas de la música de cámara. Sobre la hermosa bañista de Degas, Virgin Classics vierte un deleitoso sonido Domus: un disco doble que reúne música checa y húngara grabada por el grupo entre 1992 y 1994. De Dvórak están las Bagatelas para trío de cuerda y armonio, que no son gran cosa, pero a cambio se nos da la estupenda Serenata para trío de cuerda de Ernü von Dohnányi, el Cuarteto op.1 de Suk y un bonito Intermezzo de Kodály. El segundo disco está dedicado entero a Martinu.
En este saco-reseña metemos otros dos discos del mismo sello y de parecido formato: son dobles CD y tienen material variado, a medio camino entre el popurrí y la integral. Las notas, telegráficas, son de Adélaïde de Place y las portadas, de Van Gogh y Gaugin. En el primero (5 61901 2), oímos a la Filarmónica de Bergen dirigida por Kitayenko. Se titula French and Russian Orchestral Favourites, pero no tuerzan el gesto aún: oigan antes el fantástico Bolero de Ravel, lento y tenso, que le da título. El mismo solista de flauta que lo pone en marcha se luce luego en un delicioso Fauno de Debussy. El segundo (5 61887 2) es un largo recital del violinista Dmitri Sitkovetski acompañado por Pavel Gililov. De Prokofiev toca las tres sonatas y Cinco melodías op. 35 b. Hay además una docena de propinas y arreglos: desde la Malagueña de Albéniz/Kreisler hasta la Danza del sable de Jachaturian/Heifetz.