Gus Van Sant. Foto: Bruno Simao

Gus Van Sant. Foto: Bruno Simao

Escenarios

Gus Van Sant debuta en escena con un musical sobre Warhol: “Todo artista arrastra a sus detractores ”

El director estadounidense, icono del cine 'indie', estrena en el Teatro Calderón de Valladolid 'Trouble', sobre el líder del pop art

12 febrero, 2022 03:56

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Resulta llamativo ver en la cartelera del Teatro Calderón de Valladolid un musical sobre Warhol titulado Trouble. Una propuesta a priori jugosa, cuyo interés se acrecienta al comprobar que el director es Gus Van Sant (Louisville, Kentucky, 1952). Nada menos. El cineasta estadounidense, icono indie gracias a películas como Drugstore Cowboy (1989) y Mi Idaho privado (1991) y autor asimismo de masivos y oscarizados éxitos como El indomable Will Hunting (1997), se adentra por primera vez en el universo escénico. Un territorio virgen para un creador propenso a las reinvenciones de estilos y registros que, por cierto, iba para pintor pero, imbuido del espíritu de su tiempo, terminó por colocarse detrás de la cámara para reflejar desde esa perspectiva sus obsesiones: la forja de la personalidad durante la adolescencia, el reverso suburbial del sueño americano, la lucha por los derechos civiles…
Su novedosa incursión en las tablas la propició el encargo warholiano de la Bienal de Arte Contemporáneo de Lisboa. Dudó de entrada sobre el molde qué le quería aplicar al biopic (la trama se centra en los inicios de la carrera del gurú del pop art) pero no parece haberse arrepentido de la elección final. Más bien lo contrario, como nos confiesa –vía Zoom– desde su casa en Palm Spring.
Pregunta. El musical se circunscribe a los años 60. Va desde que era un desconocido
hasta los comienzos de su celebridad. ¿Por qué escogió este periodo?
Respuesta. Porque es muy significativo. Es cuando empieza a hacerse famoso con las pinturas de las latas de sopa. Warhol era ya publicista pero tenía dificultades para hacerse un nombre en el ámbito de las bellas artes. Sin embargo, en cuestión de un año, gracias a este trabajo, pasa a ser el mascarón de proa del pop art, un movimiento que genera un choque en la sociedad. Muchos se mofan de él. Hay otros momentos muy interesantes en su carrera pero este es particularmente estimulante.
P. Hacia el final del musical también se refleja su decisión de abandonar la pintura por el cine. ¿Qué le empujó a dar ese bandazo?
R. Fue un salto muy común en aquella época. Hay unos cuantos cineastas experimentales que procedían de la pintura. También novelistas. No es extraño. Digamos que esa inclinación estaba en la atmósfera que respiraban porque los medios audiovisuales y la televisión van acaparando cada vez más atención. Eso les predispuso a dar el salto. Pero en su caso no funcionó demasiado. El cine resultó más duro de lo que él pensaba.
P. Usted, en cierto modo, tomó una decisión similar a la de Warhol, ¿no?
R. Bueno, podría parecer pero no es igual. Yo no era un pintor establecido como él cuando decidí hacer películas. Yo simplemente era una especie de alevín de pintor, estaba formándome. Por eso no lo veo equiparable.
P. ¿Es Warhol en cualquier caso una figura que le haya influido en sus concepciones artísticas e incluso vitales?
R. [Piensa unos segundos] No estoy muy seguro. Diría que no mucho. Warhol es un referente en la combinación de técnicas y medios expresivos. Esa tendencia era muy influyente cuando yo era un artista junior y por supuesto también caló en mí. Pero no se debió tanto a Warhol como al espíritu de aquel tiempo, del que él también estaba empapado.

"Warhol tuvo una intución que no tuvieron otros: vio la publicidad como arte"


P. Sigue siendo una figura muy controvertida. Con muchos fans, adoradores incluso, pero también con pertinaces detractores. ¿Cómo describiría su importancia en la historia del arte?
R. Tuvo una intuición que no tuvieron otros: vio la publicidad como arte. Supo manejar como muy pocos ese código. Y empezó a hacer algo que hoy es una rutina en las redes sociales. Lo suyo recuerda mucho a este fenómeno. Las críticas se deben sobre todo a la manera de ‘producir’ su obra, como objetos de una fábrica. Pero, bueno, todo artista arrastra sus detractores, es algo consustancial a la creación.
P. Truman Capote, que fue amigo de Warhol, aparece en el musical. ¿Qué papel juega?
R. Es uno de los personajes principales. Para el Warhol juvenil Capote era una especie de sueño. Un escritor gay y famoso, que estaba en todas las revistas y en las mejores fiestas, con un don para las relaciones sociales. Encarnaba muchas cosas que le atraían. Y Capote, por su parte, empezó a ver en Warhol su alma perdida. Con el tiempo, Capote empezó a declinar mientras la celebridad de Warhol se disparaba.

P. ¿Por qué la tituló Trouble?
R. Fue un apodo de Warhol en los 80, en los tiempos de la revista Interview. Al final opté por este en lugar de titularla Andy.
P. ¿Y el formato musical fue la idea original desde el principio?
R. Consideré otras opciones pero me decanté por el musical porque pensé que la música podía capturar mejor una historia tan escurridiza.
P. Es su primer musical, un territorio desconocido para usted por tanto. ¿Se sintió extraño en los primeros ensayos?
R. Bueno, de entrada no vi tantas diferencias con el proceso de hacer una película. Luego sí empecé a darme cuenta de aspectos de la maquinaria escénica que desconocía y que tuve que aprender para que el musical, que tiene muchas escenas, fluyera a mayor velocidad al pasar de unas a otras.
P. ¿Cuál diría entonces que es la diferencia esencial?
R. El teatro es increíble porque la vida está sobre el escenario. Es una combinación muy atractiva de actuación en vivo y el arte de contar una historia. En el cine tú empaquetas esa historia y la exhibes en un contexto que carece de esa vitalidad en presente.
P. ¿Entonces le gustaría repetir de nuevo?
R. Sí, sí, por supuesto. De hecho, ahora me lamento de no haber empezado antes en este mundo.

30 años tras Warhol

Gus Van Sant trabajó en 1990 en un guion cinematográfico sobre Warhol. Entró en contacto con antiguos colaboradores del artista en su día, como Vincent Fremont, pero el proyecto no cuajó. Tres décadas después se le presentó de nuevo la oportunidad de contar su fascinante historia de la mano de la Bienal de Arte Contemporáneo de Lisboa, que impulsó el musical con la colaboración de algunas instituciones escénicas europeas como el Teatro Calderón de Valladolid. Esa génesis explica que buena parte del elenco sea de origen luso