Juana Acosta. Ilustración: Daniel Hidalgo

Juana Acosta. Ilustración: Daniel Hidalgo

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Juana Acosta: “El escenario se vuelve adictivo”

En el Teatro Bellas Artes, hibrida danza y teatro con 'El perdón', su trabajo más íntimo porque arraiga en el asesinato de su padre. Además, Juana Acosta (Cali, 1976) estrenará en el cine 'Llegaron de noche', de Imanol Uribe

18 enero, 2022 01:58

¿Qué libro tiene entre manos?

Acabo de terminar Las noches habitadas de Alma Delia Murillo y ahora estoy con La casa de la belleza de Melba Escobar, estoy descubriendo grandes voces femeninas latinoamericanas.

¿Qué le hace abandonar la lectura de un libro?

Empezar a pensar en otras cosas porque desconecto de la historia y sus personajes.

¿Con qué personaje cultural le gustaría tomar un café?

Con las madres de Casas vacías de Brenda Navarro o con el autor de El olvido que seremos, Héctor Abad Faciolince.

¿Recuerda el primer libro que leyó?

En español El diario de Ana Frank y en el Liceo Francés descubrí autores como Molière y Stendhal desde pequeña.

¿Cómo le gusta leer, cuáles son sus hábitos de lectura?

Sobre todo en las mañanas cuando estoy más despejada y también aprovecho las horas de espera en los rodajes. Siempre adoré leer pero desde que constituí la productora Calité Films con mi hermana Valentina estamos leyendo más que nunca.

¿Qué persona o acontecimiento cultural le hizo cambiar su manera de ver el mundo?

No podría decir qué cambió mi manera de ver el mundo pero me encantó el juego que propone El hilo de Ariadna, en donde para ver hay que cerrar los ojos.

¿Es El perdón el trabajo donde más expone su alma?

Lo es. No interpreto un personaje. El movimiento [dirige Chevi Muraday] me sirve de vehículo para hablar de dolor y muerte pero también de resiliencia, esperanza y vida.

¿Perdonar le permitió ‘resucitar’ tras el asesinato de su padre?

Me permitió ir hacia la vida y no quedarme anclada en la rabia y la ira; avanzar, realizarme como mujer y como artista.

¿Qué le aporta el escenario que no le den las pantallas?

La inmediatez del público, la adrenalina y el vértigo que supone cada función. Nunca me había sentido tan viva. El escenario se vuelve adictivo.

¿Cómo ve Colombia, un país que se esfuerza por asentar la paz en su territorio?

El diálogo para cortar el círculo de la violencia y no perpetuarla debería ser la prioridad. En el último acuerdo de paz, 15.000 personas pudieron entrar a la legalidad pero todavía hay mucha gente que no lo valora ni lo entiende. Por eso es tan importante hablar de perdón en sociedades tan polarizadas por las diferencias ideológicas.

¿Le importa la crítica, le sirve para algo?

Creo que hay que aprender a leerlas sin dejarse afectar demasiado ni por las buenas ni por las malas.

¿Cuál es la última exposición que ha visitado?

La de Magritte en el Museo Thyssen.

¿Qué obra teatral le ha impactado últimamente?

Me volvió loca Peeping Tom, que tuve la oportunidad de ver en el Canal. Me pareció una bestialidad el juego escénico que proponen entre la danza y el teatro.

¿Qué película ha visto más veces?

Al final de la escapada de Godard.

¿Se ha enganchado a alguna serie?

La última extrajera que me enganchó fue Mare Of Easttown con Kate Winslet y la española Cardo me pareció una apuesta muy valiente.

¿Le gusta España?

Muchísimo, soy una enamorada de España. De la gente, la pulsión de sus ciudades, sus zonas rurales, sus islas, sus playas, su comida, su oferta cultural… Adoro este país que me adoptó y me está permitiendo desarrollarme a todos los niveles.

Una idea para mejorar la situación cultural del país.

Empezar a incentivar la cultura desde que los niños son pequeños; esto se puede hacer desde los hogares pero es fundamental tener el apoyo de los colegios e instituciones. Se necesitan mayores presupuestos para el cine, para la danza... No hay soporte económico y en esta época de pandemia lo último que se mira es nuestro sector siendo fundamental para nuestra sociedad. Sin cultura no hay identidad ni futuro.