Image: Anna Netrebko: La ópera debe aprender a contagiar su locura

Image: Anna Netrebko: "La ópera debe aprender a contagiar su locura"

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Anna Netrebko: "La ópera debe aprender a contagiar su locura"

11 noviembre, 2016 01:00

Anna Netrebko. Foto: Harald Hoffman

Más dramática, más grave y más honda. La soprano rusa, absoluta prima donna del planeta lírico, certifica su mutación vocal en el disco Verismo, en el que da cuenta de una completa compilación de arias de este estilo. Puccini, Cilea, Leoncavallo y Boito son los compositores sobre los que estampa su nuevo sello.

En el timbre penumbroso de Anna Netrebko (Krasnodar, 1971) se podía intuir un potencial intacto. Cuando ejercía como soprano más ligera, se advertía en ese detalle una capacidad latente para encararse con personajes de mayor fuste dramático. Sin embargo, la cantante rusa, la más codiciada actualmente por los principales teatros del orbe operístico, esperó paciente (y sabia) antes de probarse en esos terrenos más oscuros, que demandan mayor potencia, volumen y graves bien asentados, amén de un descenso hacia una en una espiral de emociones extremas. El momento para demostrar que daba la talla se lo ha reservado para su último disco, Verismo (Deutsche de Gramophone), un golpe de autoridad de la en su día apodada como ‘ruiseñor de San Petersburgo'. Netrebko, que analiza su mutación canora en esta entrevista con El Cultural, acredita su solvencia y confianza en la nueva tesitura dando cuenta de una completa sucesión de arias de la sustanciosa cosecha verista: Cilea, Giordano, Puccini, Leoncavallo, Catalani, Boito y Ponchielli.

Pregunta.- Ha hecho una inmersión total en el verismo, un reto para su voz. ¿Cómo se ha preparado para afrontarlo?
Respuesta.- Cierto, cantar este repertorio es un verdadero desafío, pero sabía que ya estaba preparada. He dedicado mucho tiempo con mi maestro a desarrollar mi técnica y a estudiar los roles compás a compás. Además, aparte de los aspectos vocales, estas obras exigen mucho en términos dramáticos: los personajes son muy complejos y ricos psíquicamente.

P.- ¿Recuerda el momento en que se dio cuenta de que podía ‘asaltar' estos personajes?
R.- Sí, fue cuando estaba cantando Romeo y Julieta (en concreto el aria del veneno), sentí que podía aspirar a más, que tenía dentro más poder y sonido. Comprobé que si trabajaba duro y sentaba las bases adecuadas, sería capaz de adentrarme con garantías en el verismo.

P.- ¿Se siente especialmente satisfecha por haber cantado alguna de las arias del álbum, alguna que pensaba que no podría cantar nunca?
R.- Adoro todas ellas: las impactantes líneas de Io son l'umile ancella, el drama de La mamma morta... La lista continuaría. El aria de Liu de Turandot, Tu che di gel sei cinta, es muy especial para mí y por eso la hemos incluido como una ‘propina' en la versión de lujo del disco.

P.- ¿Hay alguna cantante histórica que haya tenido como modelo en este proyecto?
R.- Todas las prime donne han cantado este repertorio. Por supuesto, conozco y he escuchado las grabaciones más populares pero he evitado estar en contacto con ellas cuando estuve preparando el álbum. Sólo quiero sonar proyectando mi propia personalidad y hacer mi propio camino.

De los roles escogidos sólo ha cantado en un montaje escenificado el de Manon Lescaut, de la ópera homónina de Puccini. Pero Netrebko advierte que su intención es ir encarnando en los próximos años algunos más de los que ha sacado a relucir en esta compilación verista. “Quiero cantar Tosca, Maddalena en Andrea Chénier y Adriana Lecouvreur muy pronto. Y quizá, algún día, Turandot”. Esa enumeración trasluce que su aspiración última es cantar como una soprano dramática en sentido esctricto. Tan empecinada está que ha renunciado a su físico bien torneado. Hoy luce un volumen anatómico que le permite ampliar sus resonancias.

Confiesa Netrebko también que pretende frecuentar a Wagner, un compositor que ha mantenido fuera de su radar, dicen que por su inseguridad frente a los fonemas germanos. Aunque su naturaleza ambiciosa e irredenta le han impulsado a batirse con esa asignatura pendiente. Y salir airosa: la primavera pasada, en la Semperoper de Dresde, se metió en la piel de la Elsa de Lohengrin. “Me encantaría seguir perseverando en Wagner”, afirma, demostrando que le ha perdido el miedo, si es que se lo tuvo alguna vez.

No me asusta que cantar en esta tesitura acorte mi carrera. Sé que no debo encarnar estos papeles"

Para grabar este disco Netrebko ha querido rodearse de cómplices muy cercanos. El primero es su marido, el tenor azerí Yusif Eyvazov, con el que se casó hace un año, tras romper con el bajo-barítono uruguayo Erwin Schrott, padre de su hijo. Se conocieron precisamente cantando Manon Lescaut en Roma, a las órdenes de Riccardo Mutti. “Incluir esta ópera en el álbum agranda su dimensión personal”, señala la soprano, que se esfuerza ahora en planificar sus giras y sus grabaciones manteniendo en su órbita a Eyvazov. La otra figura que consideraba crucial para lanzarse a esta aventura era Antonio Pappano, que ‘aporta' su Orchestra dell'Accademia Nazionale de Santa Cecilia, muy habituada a tratar con las divinidades del planeta lírico (Jonas Kaufmann, por ejemplo, suele echar mano de esta formación y su titular para sus proyectos discográficos).

P.- ¿Por qué quería a toda costa grabarlo con Pappano?
R.- Hemos trabajado juntos muchas veces y tenemos una magnífica relacion profesional, por eso cuando nos unimos la música brota muy rápido. Él, además, es un maestro en este repertorio. Tenerle como guía en este viaje es un privilegio.

P.- Dicen que la fórmula idónea para acometer el verismo es estar a punto de perder el control de las emociones pero no traspasar la frontera, para evitar el ridículo. ¿Cómo trabaja psíquicamente estas arias?
R.- Lo primero que hago es profundizar en la personalidad de los personajes leyendo los libretos o la obras literarias originales. Entonces pienso cómo puedo acercarme a su estado emocional y cómo arrimar el rol a mi propio terreno. Lleva tiempo asimilar ese trayecto, pero cuando llega la función o el momento de grabar, ya sólo me dejo llevar y me sumerjo hasta el fondo en la historia.

P.- Sostiene Pappano que a pesar de ser rusa posee una musicalidad latina que parece congénita. ¿Tiene alguna idea de dónde puede venir?
R.- Entiendo que se refiere a que me encanta acompasarme con la orquesta y el director. En la ópera, todos debemos ‘danzar' juntos si queremos construir algún momento de belleza.

P.- ¿Le preocupa el hecho de que asentarse en esta nueva tesitura puede acortar su carrera?
R.- No me asusta porque soy cauta. Sé perfectamente que tengo que cantar siempre siguiendo a rajatabla la técnica aprendida y que no debo encarnar estos roles todos los días.

P.- ¿Cómo puede ganarse la ópera a un público con una saturada oferta cultural?
R.- Por supuesto la calidad del canto y de los montajes debe ser mantenida, pero nuestro sector debe tener un talante más abierto, algo que se debe transmitir en el ámbito de las redes sociales y también en políticas de precios más asequibles. Tenemos que apredender a contagiar la locura y la diversión de este arte.

@albertoojeda77