Jaime Chávarri en 'El último arrebato'

Jaime Chávarri en 'El último arrebato'

Cine

'El último arrebato', un documental mutante que rescata la cámara vampiro de Iván Zulueta

La periodista Marta Medina y el productor Enrique López Lavigne recuperan la memoria del cineasta con la colaboración de Eusebio Poncela, Cecilia Roth y Jaime Chávarri.

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En los primeros compases de El último arrebato, la periodista Marta Medina y el productor Enrique López Lavigne entrevistan al crítico de cine Carlos F. Heredero, que nos da unas valiosas claves del objeto de estudio del documental: “Arrebato (1979) es una síntesis muy deslumbrante del universo de Iván Zulueta, de su procedencia, de sus referencias cinematográficas, del estado anímico y emocional en el que se encuentra, de su relación con el cine y el mundo”, y añade que “es la obra más avanzada, más arriesgada y más audaz que aparece en España como hija de la modernidad”.

Esta entrevista quizá sea lo más ortodoxo de un documental que trata de atrapar esa energía posmoderna, fragmentaria e intrépida del filme de Zulueta, un director maldito que rodó la que probablemente sea la película española más importante de la Transición, aunque en aquel momento prácticamente nadie se diera cuenta de ello.

Su estreno fue un fracaso, a pesar de recibir críticas positivas, y estuvo olvidada durante décadas. El propio Zulueta también desapareció, consumido por su adicción a la heroína, uno de los temas principales de su visceral obra. En los albores del nuevo milenio, comenzó a hacerse justicia, y tanto el filme como el director –que murió en 2009– fueron merecidamente reivindicados, ocupando ya ambos un lugar destacado en nuestra cinematografía.

Medina y López Lavigne, que ejercen de directores de El último arrebato, han creado un artefacto mutante en pos de recuperar la memoria de Zulueta. Para ello, invitan a jugar a algunos de los implicados en el filme, como los intérpretes Eusebio Poncela –en una de sus últimas intervenciones frente a la cámara antes de su muerte–, Cecilia Roth y Marta Fernández Muro, que no ejercen de cabezas parlantes sino que reviven el misterio de Arrebato.

Todo está construido en torno a una especie de ficción en la que el cineasta Jaime Chávarri, que mantuvo una íntima relación personal con Zulueta en los 70, juega un papel fundamental. Él no solo reconstruye a través de sus álbumes de fotos la trayectoria vital de Zulueta previa a Arrebato, sino que supuestamente posee la cámara original que en el filme vampiriza a Pedro (Will More) y a José Sirgado (Eusebio Poncela). En su interior hay una misteriosa cinta y, en un momento dado, Medina y López Lavigne también son arrebatados por ella y desaparecen del metraje.

Chávarri, en el último tercio, asume el protagonismo. Va al encuentro de Virginia Montenegro, la mejor amiga del director y legataria de toda su obra. Ahí aparece uno de los momentos de mayor emoción, cuando expone sus remordimientos por haber abandonado a su amigo durante la enfermedad.

El otro pertenece a Carlos Astiárraga, quien fuera pareja de Zulueta y primer ayudante de dirección en Arrebato, que relata en primer plano su relación y su sentimiento de culpa por no haber podido ayudar al director a lidiar con su adicción. Son esos arrebatos de sinceridad lo que elevan un documental algo disperso, pero que atrapa por su atrevimiento.

El último arrebato

Dirección: Marta Medina, Enrique López Lavigne.

Guion: Marta Medina, Jaime Chávarri.

Año: 2025.

Estreno: 27 de noviembre