Emma Stone, en 'Bugonia'

Emma Stone, en 'Bugonia'

Cine

'Bugonia': el desmadre a la americana de Yorgos Lanthimos con una deslumbrante Emma Stone

El director griego destapa la amenaza latente de la autodestrucción de Estados Unidos a manos de un poder desalmado y un pueblo desquiciado.

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Bugonia, el nuevo OVNI cinematográfico de Yorgos Lanthimos (Atenas, 1973), certifica en primer lugar el acomodo que ha encontrado el cineasta griego en el fértil panorama de un cine estadounidense cada vez más politizado.

De hecho, el filme aterriza en la cartelera española pocas semanas después de los estrenos de Una batalla tras otra, en la que Paul Thomas Anderson denuncia el maltrato que sufren los inmigrantes en los actuales Estados Unidos; The Mastermind, en la que Kelly Reichardt mira a las turbulencias sociopolíticas de los años 70 para meditar sobre el extravío ideológico del presente; y, echando la vista un poco más atrás, Eddington, en la que Ari Aster radiografía la crisis cultural y moral de una nación carcomida por la paranoia de su ciudadanía y la irresponsabilidad de sus dirigentes.

La figura de Aster es capital para comprender la forja de un proyecto como Bugonia, que propone una mirada entre surrealista e hiperrealista a un país abocado a la confrontación interna. Fue el director de Hereditary (2018) el que sugirió al guionista Will Tracy –fogueado en el programa de sátira política Last Week Tonight with John Oliver y en la serie Succession (Jesse Armstrong, 2018-2023)– que le echara un vistazo a una excéntrica película surcoreana de 2003 titulada Save The Green Planet! (Jang Joon-hwan).

Impactado por la premisa de aquella delirante fantasía apocalíptica –en la que un chico y su novia raptaban al alto ejecutivo de una gran corporación, convencidos de que se trataba de un líder alienígena–, Tracy aprovechó el encierro causado por la pandemia de Covid-19 para trasladar la acción a una América sumida en el desconcierto.

De las aportaciones realizadas por Tracy a Bugonia, vale la pena destacar el cambio de género de dos de los personajes del filme surcoreano. Por una parte, la pareja heterosexual de novios, responsables del secuestro, es sustituida por un dúo de primos bien avenidos, pero marcados por una jerarquía férrea, en cuanto que Teddy (un Jesse Plemons espléndido en su encarnación de un ensimismamiento trágico) extiende un manto paternalista sobre Don (Aidan Delbis), un chico con una discapacidad intelectual.

Tracy ha rebatido la idea de que los personajes de Teddy y Don sean unos avatares del movimiento íncel –de hecho, al inicio de la película, los primos se someten a una castración química voluntaria–; sin embargo, el guionista ha admitido que Bugonia atiende con preocupación a la “epidemia de hombres solitarios que azota América”.

Luego, la figura del alto ejecutivo varón es reemplazada por la deslumbrante presencia de Emma Stone, que más allá de confirmar su estatuto de musa y coautora de los filmes de Lanthimos ratifica aquí su condición de aguda observadora de los mecanismos de la hipocresía social.

Jesse Plemons, en el filme

Jesse Plemons, en el filme

Lejos quedan ya los tiempos en los que, en la piel de personajes adolescentes, Stone orientaba su virtuosismo actoral hacia una espontaneidad ilusoria. Hoy, tras sus colaboraciones con Lanthimos y con Nathan Fielder en la serie The Curse (2023), Stone ha perfeccionado su encarnación de una falsedad perenne y reveladora.

Con estos ingredientes narrativos y actorales, Yorgos Lanthimos aborda la dirección de Bugonia asordinando la cara más exuberante y artificiosa de su cine, y retratando con relativa austeridad el claustrofóbico enfrentamiento entre sus pobres criaturas.

Si no fuese porque el propio Lanthimos ya facturó sendos ejercicios de terror doméstico en Canino (2009) y El sacrificio de un ciervo sagrado (2017) –dos emblemas del cine de la crueldad contemporáneo–, se podrían apuntar, como referentes de Bugonia, la brutalidad esquizoide de Misery (1990), el sadismo absurdista de las obras más salvajes de los hermanos Coen o, en el mejor de los casos, el satírico abordaje a la lucha de clases de la memorable Cómo eliminar a su jefe (1980).

En términos estéticos, Lanthimos acierta al desmarcarse del barroquismo pop de Save The Green Planet!, apostando por una cierta sobriedad, arraigada en un trabajo de puesta en escena diáfano. Una parquedad estilística que, en todo caso, salta por los aires cuando la fantasía y la violencia se apoderan del relato.

Emma Stone, en el momento del secuestro.

Emma Stone, en el momento del secuestro.

Con la determinación de conquistar un estatuto icónico, Lanthimos perpetra una escena de tortura, ironizada por el bombardeo sonoro y la letra trastornada del tema Basket Case de Green Day, que bien podría sustituir, en el imaginario de la juventud cinéfila, lo que fue para la generación X el baile de la muerte de Reservoir Dogs (Quentin Tarantino, 1992).

El cine de Yorgos Lanthimos, tan proclive a la ambigüedad y la abstracción, suele beneficiarse del trabajo con contextos sociales y trasfondos ideológicos bien perfilados; quizá por eso La favorita (2018) sigue siendo su mejor película. En este sentido, Bugonia, con su reconocible escenario –la América profunda capitalizada por el trumpismo– y su marco temático perfectamente delineado –lucha de clases, debacle cultural y ecologismo–, cae del lado bueno de la filmografía del cineasta griego.

Además, en su aguda inmersión en las hostilidades de los Estados Unidos actuales, Bugonia destapa que, en el cénit de la confrontación social, no impera el choque entre progresismo y conservadurismo, sino la amenaza latente de la autodestrucción a manos un poder desalmado y un pueblo desquiciado.

Bugonia

Dirección: Yorgos Lanthimos.

Guion: Will Tracy, Jang Joon-hwan.

Intérpretes: Emma Stone, Jesse Plemons, Aidan Delbis, Alicia Silverstone, Stavros Halkias.

Año: 2025.

Estreno: 7 de noviembre.