De izquierda a derecha desde arriba: Javier Bardón, Paula Amor, Néstor López y María Herrera. Diseño: Rubén Vique

De izquierda a derecha desde arriba: Javier Bardón, Paula Amor, Néstor López y María Herrera. Diseño: Rubén Vique

Cine

El cine español en corto, un patio de juego donde conviven experimentación y precariedad

El Cultural entrevista a algunos de los cortometrajistas españoles más destacados de los últimos años: Néstor López, María Herrera, Javier Bardón y Paula Amor.

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Previo a la novela está el relato; antes del monumento, la caseta del árbol; un escultor no comienza por tallar el mármol, sino por moldear la plastilina; todo buen álbum nace de tres o cuatro acordes y un chapurreo que el artista decide llamar sencillo. El cine no es una excepción. La génesis de cualquier carrera cinematográfica pasa por el cortometraje, un lugar habitado por muchos y respetado por bastantes menos.

Para la Academia de Cine, un corto es toda pieza audiovisual con una duración inferior a 40 minutos. Con ello en mente, las últimas cifras del ICAA (Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales) reconocen que en 2023 se produjeron un total de 556 cortometrajes en España.

Eso sí, una gran parte de los cortometrajes que se realizan en nuestro país son producciones amateurs. El ADN de las películas cortas nacionales es el servir de trampolín para la profesionalización de creativos y técnicos en la industria, es por ello que las cifras oficiales no reflejan del todo la realidad de un sector donde lo más difícil es meter la cabeza.

Para arrojar luz sobre el tema, El Cultural entrevista a algunos de los protagonistas del cortometraje español de los últimos años. Entre ellos, tres cineastas: Néstor López –ganador del Goya a mejor cortometraje documental en 2025 por Semillas del Kivu–, Paula Amor –autora y productora de múltiples cortos como Casa Bonita–, María Herrera –directora de El cuento de una noche de verano– y Javier Bardón, director del Notodofilmfest.

Tras producir Arquitectura emocional 1959, el mejor corto de ficción de 2022, y Son de Marta Nieto, María Herrera sigue pensando que llevar a cabo un cortometraje es "como hacer un truco de magia" y afirma que le parece un milagro: "Hay tantas cosas que pueden salir mal".

Cada cineasta tiene su visión propia del cortometraje. Según Paula Amor, es un mundo donde lo más importante es la honestidad: "Cuando intentamos gustar a todos se diluye lo genuino". En su caso, la pulsión por el corto es más bien una tonificación artística: "Es el ensayo, la prueba, la investigación para poder hacer músculo y pasar al largo".

Entre los dirigidos y producidos, el nombre de Néstor López figura en más de 30 cortometrajes españoles. Algunos de ellos han viajado por todo el mundo: "Me he querido preparar muchísimo dentro del cortometraje para saltar luego al largometraje, saber abarcarlo artísticamente". Él mismo reconoce que se ha "graduado con honores" en el corto , pero no descarta volver al formato en un futuro.

Desde la fundación en 2001 del Notodofilmfest, a partir de una idea de Javier Fesser, el festival ha recibido una cantidad ingente de material audiovisual, unos 21.500 cortometrajes. Según Javier Bardón, "el cortometraje es el máximo reflejo de la primera etapa en el mundo de la creación, te enfrenta a los problemas, te impulsa a formar un equipo profesional preparado. Un equipo que reme contigo".

Aun así, dar el salto hacia el largometraje no significa necesariamente el abandono absoluto de la pieza audiovisual breve. Bardón destaca el ejemplo de Almodóvar o Sorogoyen, dos directores de renombre internacional con un cariño especial hacia este formato: "En muchas ocasiones cuando la carrera del cineasta sigue avanzando, el corto sigue siendo un lugar donde experimentar".

Una de las leyes no escritas del audiovisual es que uno es tan bueno como lo último que ha hecho. Por ello, cuando un autor hace el camino habitual a la inversa, retorna al corto desde el largo. Según Néstor López, la industria lo percibe como un paso hacia atrás. Una mancha en su trayectoria.

El cineasta de León opina que "lo más importante es la concepción cultural del corto, parece que cuando haces cortos eres más pequeño, la gente te toma menos en serio" y además cree que, si hubiese un cambio de mentalidad, "la situación sería mejor".

Rodaje de 'La procesión va por dentro', dirigido por Paula Amor. Foto: Sendero Media

Rodaje de 'La procesión va por dentro', dirigido por Paula Amor. Foto: Sendero Media

El sector del cortometraje español se alimenta, para bien y para mal, de un combustible fósil: el concepto de lo colaborativo. El eufemismo de trabajar gratis. Un adjetivo que engrasa el motor, de forma casi ineludible, a todo rodaje que se prolonga más allá del mes.

Los productores precarizados y con un corto entre manos son casi siempre personas todoterreno. Sus condiciones suelen ser pobres y por extensión también las de su equipo. Lo colaborativo es una espiral que empieza en la falta de recursos. Amor y Herrera lamentan que es muy complicado conseguir ayudas económicas para la realización de cortometrajes en España.

La directora de El cuento de una noche de verano, por ejemplo, no obtuvo apenas subvenciones públicas a pesar de estar respaldada por Avalon, una de las productoras más potentes de España.

No existen estadísticas sobre qué porcentaje de los 556 cortometrajes oficiales del 2023 son rodajes colaborativos, pero Néstor López y Paula Amor coinciden en que es algo que, por ahora, no tiene remedio.

"El cortometraje es el máximo reflejo de la primera etapa en el mundo de la creación, te enfrenta a los problemas"

Javier Bardón, director del Notodofilmfest

"Si tú pagaras los sueldos que corresponden por convenio, no podrías hacerlo", apunta el director leonés. Según él, "todo es una negociación continua, todo es un desgaste continuo, los cortos se sacan porque la gente decide sacarlos adelante, pero no debería de ser así".

"Yo desde que me meto a un corto hasta que lo estreno estoy por encima de los dos años, menos de eso no es realista. Llega un momento en el que los cortos llevan lo mismo casi que un largometraje", explica López.

María Herrera denuncia que levantar un cortometraje en la actualidad es más difícil que hace 5 años, uno de los factores fundamentales parece ser la excesiva profesionalización del sector. "Noto un cambio en el ámbito del corto. Es posible que tenga que ver con el aumento de la formación y las escuelas de cine, cada vez hay más másteres y más cursos", opina..

Las grandes producciones que, a pesar de los presupuestos millonarios, se siguen rompiendo los dientes contra la taquilla demuestran que, de haber una fórmula secreta para el éxito, nadie la conoce. Pero ¿qué es el éxito?

Si pensamos en que el éxito de una producción se refiere, en cierto modo, a su recaudación y como dice Néstor López: "La industrialización de un corto es inexistente". La palabra éxito adquiere aun más ambigüedad de lo habitual.

Fotograma de 'El cuento de una noche de verano'.

Fotograma de 'El cuento de una noche de verano'.

Según Javier Bardón, director del Notodofilmfest, los criterios de evaluación del festival a la hora de decidir cuál es el mejor cortometraje no han cambiado apenas: "Se sigue premiando un equilibrio entre una magnífica historia que llegue, que emocione; una interpretación lo más magistral posible y también una buena producción que consiga la atmósfera que se pretende".

Durante los últimos años, Bardón ha detectado un cambio de tendencia en la manera en que los cineastas afrontan el cortometraje. Lo que en España comenzó como un formato casi exclusivamente dedicado al humor, se ha convertido en un medio más profundo. Los cortos ahora tienen más capas. Están más ligados a problemáticas sociales y tramas personales, los autores ven el medio como un lugar para desnudarse.

"Cuando intentamos gustar a todo el mundo se diluye lo genuino"

Paula Amor, directora.

Hacer un corto siempre es un acto osado, pero las expectativas y la proyección de cada pieza deberían de ser ajustadas a los propósitos. Dice Néstor López: "El éxito se marca en base al objetivo que uno se impone inicialmente. Yo como director he hecho cortometrajes con los que quería estar continuamente en el circuito, en muchos festivales. Mientras que en otros el propósito era competir en grandes festivales internacionales".

Para Paula Amor, la clave es que el corto debe enganchar desde el principio, ir al grano, "elementos como la provocación, aunque tampoco demasiada", le parecen fundamentales. En cambio, María Herrera subraya del cortometraje la capacidad para construir un grupo: "Un corto te da algo más familiar, te sabes el nombre de todo el equipo. Es un poco como un campamento de verano".