Santiago Segura en la presentación de 'Padre no hay más que uno 5'. Foto: Rodrigo Jiménez

Santiago Segura en la presentación de 'Padre no hay más que uno 5'. Foto: Rodrigo Jiménez

Cine

Santiago Segura: "Muchas de las tramas de mi película podrían estar en un guion de Ken Loach"

La familia más popular de España, que el propio actor define como "edulcorada", regresa en su ¿último? capítulo entre pullas y ternura.

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En Padre no hay más que uno 5 se sueltan barbaridades los unos a los otros sin perder la compostura y esa es parte de la gracia. En la familia más exitosa de España (todos los años es la película más taquillera del año, la última ganó 14 millones y fueron al cine a verla más de dos millones de personas) el cariño existe porque se quieren todos mucho, pero también están hartos los unos de los otros. También es que son muchos.

Nido repleto se titula esta quinta parte que la promoción anuncia como el final de la saga (en los títulos de crédito se recuperan escenas de las cuatro anteriores como dando esa idea conclusión), pero Segura, como Tom Cruise con su Misión imposible, se muestra más ambiguo. De momento, parece que por lo menos no habrá otra el año que viene, cuando Segura regrese con Torrente.

Si la boda (doble) de Segura con su esposa Marisa (Toni Acosta) y de la hija Sara (Martina D’Antiochia) con Ocho (Diego García, El Cejas) impulsaba la cuarta parte, ahora el leit motiv es que el padre está harto de vivir en una casa llena de gente.

Porque además de su mujer, su hija mayor y su marido, también convive con la madre de Ocho (Neus Asensi, muy graciosa como "bruja"), la muy católica abuela Milagros (Loles León), el abuelo (Carlos Iglesias), la hija folclórica Rocío (Luna Fulgencio), además de la intelectual y seria Carlota (Calma Segura), que en la película se hace "swifter".

El niño, Dani (Carlos G. Morollón), que cree que rezando consigue patinetes y play stations, Paula (Sirena Segura), que se enamora por primera vez, sin olvidar a la más pequeña, Luna (Blanca Ramírez). Menos mal que la asistenta (Wendy Ramos) es un bastión, pero se echa novio.

Pregunta. En Padre no hay más que uno 5 se quieren casi tanto como se detestan. ¿Todos vivimos en la tensión entre necesitar a los demás y querer estar solos?

Respuesta. Desde luego toca algo que nos pasa a todos: vivimos en esa tensión permanente entre la necesidad de compañía y lo mucho que nos puede llegar a irritar la gente. Hay días en los que piensas: "Solo estoy mejor". Pero luego necesitas a los demás. La dificultad en la vida es encontrar el equilibrio. Y la familia, que es algo entrañable y maravilloso, también puede ser agotadora.

»Yo adoro a mis hijas. Pero a veces… Mira, me acuerdo de un día que llegué hecho polvo a casa y la pequeña me dijo: "Papi, ¿jugamos un rato con las Barbies?". Le dije: "Hija, estoy machacado". Y ella me contestó: "Ya te arrepentirás cuando seas mayor de no haber jugado conmigo". Eso es chantaje emocional en estado puro. Maltrato psicológico elevado a tortura. Pero ahí me ves, tirado en el suelo jugando, porque es uno de esos pequeños sacrificios que haces por amor.

"Cuanto más cruel es una situación, más graciosa puede ser"

P. ¿Convivir es sobre todo tolerar?

R. Exacto. Porque todos tenemos defectos. Empezando por uno mismo. Si ya cuesta soportarte a ti, imagínate a los demás. Es muy difícil. Y en esta película si analizas los diálogos, la gente es bastante borde. Pero la película es divertida. Es que la comedia, por desgracia, está muy unida a la crueldad. Cuanto más cruel es una situación, más graciosa puede ser.

P. Al personaje de Neus Asensi, la "bruja" que hace tarot y es más bruta que un arado, su propio personaje del padre le suelta una barbaridad detrás de otra para que se vaya pero no se inmuta…

R. Tiene un caparazón a prueba de indirectas. Y mis indirectas no son precisamente sutiles. Pero le resbalan. Y eso hace gracia. Claro, si lees el guion sin ver la película, puedes pensar: "Menuda familia de imbéciles". Pero luego ves el cariño. Porque hay cariño. Las relaciones sinceras, con el tiempo, acaban siendo así de crudas. Cuanto más polite es todo, más superficial. La diplomacia es uno de los inventos más hipócritas de la humanidad.

P. ¿No nos es posible amar sin odiar como mínimo un rato?

R. Claro. A la gente que quieres también la odias a veces. Es parte del amor. Mis hijas, seguro, están hartas de mí a ratos. Pero eso no quiere decir que no me quieran. En la película, hay una escena en la que la niña dice: "Papá no es un hombre". Me hacía gracia porque para los hijos, los padres no son hombres ni mujeres, son padres. No los ves como iguales hasta que ya es demasiado tarde, hasta que tú también eres padre. Ahí empiezas a decir frases de padre, a tener preocupaciones de padre… y te das cuenta.

"'Padre no hay mas que uno' es una versión totalmente edulcorada de la realidad"

P. ¿Existen familias tan felices como la de su película?

R. No hay ninguna familia que sea idílica. Las familias son muy complicadas. Que tire la primera piedra el que esté libre de algún familiar que...  Padre no hay mas que uno es una versión totalmente edulcorada de la realidad. Y aún siendo cabroncete con los diálogos en el fondo hay un cariño y no hay un drama real. Y todas las familias siempre tienen un drama real.

»Eso hace que encuentres un cierto alivio en esas películas maravillosas como La gran familia (Fernando Palacios, 1962). Son once niños y todos eran amigos, todos se llevaban bien, los mayores cuidaban de los pequeños….  Yo decía: "Esto no existe en mi casa". Pero es que eso es el cine. El cine es la fábrica de los sueños. Hay cine social, cine realista... Esto es un cine para disfrutar

»O sea, no hago un producto que yo desprecie. Cuando veo a los detractores o la gente que piensa que es una cosa tan denostada, yo creo que realmente no han hecho el esfuerzo de verlo o entenderlo. Yo creo que la mayoría de haters no han visto la película

Santiago Segura durante el rodaje de 'Padre no hay más que uno 5'. Foto: Marina Caputo

Santiago Segura durante el rodaje de 'Padre no hay más que uno 5'. Foto: Marina Caputo

P. ¿Esta será la última película de la saga?

R. Eso me preguntan siempre. Yo ahora mismo quiero dejarlo aquí. Pero si dentro de unos años hay demanda popular… quién sabe. Es como lo que decía Tom Cruise de Misión Imposible. Que cerraban el ciclo, pero si tienen una buena idea, hacen otra. A mí me pasa igual. Si surge algo bueno, puede ser. Aunque también te digo: a veces es mejor irse que esperar a que te echen.

 "Yo ahora mismo quiero dejarlo aquí. Pero si dentro de unos años hay demanda popular… quién sabe"


P. Los coproductores de Sony ¿también quieren parar?

R. No. Me dicen: "¿Cómo vas a dejar una saga que cada año es la más taquillera?". Las cinco películas han funcionado muy bien. Pero hacerlas es un encaje de bolillos. Yo aviso con siete meses a los actores. Pero claro, estamos hablando de gente que tiene series, teatro, libros… Hay escenas que están rodadas con croma porque no coincidían en el rodaje. No estoy haciendo Los Vengadores, pero casi. Es muy difícil.

P. Existe el cliché del "juguete roto", niños actores exitosos que acabaron mal. En este caso, dos de las protagonistas infantiles son sus hijas. ¿Le preocupa lo que será de estos chavales en el futuro?

R. No mucho. Van al colegio, ruedan solo en vacaciones. A mis hijas no las paran por la calle, salvo cuando van conmigo. Y la mayor ya ha dicho que quiere estudiar dirección de empresas o derecho. Yo encantado. La pequeña igual sí, pero yo le meto mucho en la cabeza lo difícil que es ser actriz. Siempre le digo: "Ser actriz es estar en casa esperando a que suene el teléfono". O ir a castings y que no te cojan. Es frustrante. Hay que tener un plan B. Y ella ya lo dice: "Yo primero sería profesora, y luego actriz". Así que estoy tranquilo.

P. Con tono siempre de comedia, se cuelan muchas preocupaciones actuales, de la vivienda al poder de las redes sociales. ¿Es todo más "serio" de lo que parece?

R. Sí. Si lo piensas, muchas de las tramas podrían estar en una película de Ken Loach. Pero nosotros lo llevamos a la comedia. La hija quiere ser famosa porque sí. El hijo reza para que se cumplan sus deseos. Y la llegada de la suegra —que no tiene dónde caerse muerta, aunque no lo diga— es el gran terremoto. Es la típica familia española: no se pueden ir de casa, no encuentran piso, pero tampoco están tan mal. A veces no te vas de casa porque en el fondo estás bien. Te tienen que echar. Hay gente que no soporta que sus padres rehagan su vida, sobre todo si afecta a su herencia. El egoísmo es muy gracioso… desde fuera.



P. En la película la familia hace una "hora sin wifi" para comunicarse entre ellos. ¿El móvil nos está aislando?

R. Yo intenté instaurar "la hora sin wifi" en casa. Duró dos días. Las redes generan dopamina. Son adictivas. Y muy tóxicas. Estás feliz, pero abres Instagram y ves a alguien comiendo langosta en un yate. Tú tienes acelgas. Y de repente ya no estás tan feliz. Todo el rato estamos comparándonos con vidas falsas. Y la IA… es otro tema. Yo la uso, claro. Pero ya hay estudios que dicen que está cambiando el cerebro. Vamos por detrás de la tecnología. Como con el tabaco, el azúcar, el vapeo…

P. ¿Y el futuro del cine?

R. Mal pinta. Hace poco los ejecutivos de una plataforma dijeron que las salas de cine serán inviables en 20 años. A mí me aterroriza. Aunque yo ya habré muerto para entonces, así que… Pero sí, estamos en la era TikTok. Contar una historia de 100 minutos sin que nadie saque el móvil en la sala es un reto. Cada vez la atención es más frágil.

"Contar una historia de 100 minutos sin que nadie saque el móvil en la sala es un reto"


P. ¿Santiago Segura puede salir a la calle tranquilo?

R. Sí. Voy con gorra, paso desapercibido. El problema es cuando hay mucha gente. En el estreno con escolares de zonas afectadas por la DANA, me sentí como un Beatle. Todos los niños querían una foto. Yo tengo callo. Pero mi hija pequeña se agobió. Me pidió irse antes. No quiero que le pase eso. Lo tengo muy presente.

P. Como productor en Bowfinger ha tenido otros éxitos importantes como La infiltrada, que fue un taquillazo y ganó el Goya a mejor película. ¿Cómo trabaja con su socia María Luisa Gutiérrez?

R. Mi faceta de productor es apoyar a mi socia, María Luisa Gutiérrez, que es un carácter. Es que es una tía, yo digo que si no existe, hay que inventarla. No he visto una persona con esa capacidad de trabajo. Es muy emprendedora, muy inquieta... La verdad es que, con aplaudirla, mi trabajo está hecho.

P. ¿Y su próximo proyecto? ¿Torrente Presidente?

R. Llevo cuatro años dándole vueltas. Quiero que tenga sentido. Igual un día me levanto y digo: "Ahora sí". Es como el informe de la UCO, existir existe, y ya veremos el contenido. Ahora estoy centrado en que esta película funcione.