Avelina Prat, junto a Maria de Medeiros y Manolo Solo

Avelina Prat, junto a Maria de Medeiros y Manolo Solo

Cine

Avelina Prat estrena 'Una quinta portuguesa': “Portugal es un lugar en el que todavía se puede desaparecer”

La directora valenciana narra el viaje que emprende por el país luso un apocado profesor de geografía al que ha abandonado su mujer, con Manolo Solo y Maria de Medeiros en el reparto.

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Durante la presentación de Una quinta portuguesa en el Festival de Málaga, donde competía en la sección oficial, el actor Manolo Solo reflexionó sobre “el toque literario” que tiene la película. “Es como un cuento o una historia mitológica: a mi personaje le castigan los dioses y luego le ponen delante la posibilidad de redención”, aseguraba el actor. “Sí que tiene algo de Odisea, aunque no lo había pensado”, confirma ahora a El Cultural la directora del filme, Avelina Prat (Valencia, 1972).

Siguiendo este hilo, nuestro Ulises particular sería Fernando, a quien interpreta Solo, un apocado profesor de geografía que emprende un improvisado viaje cuando, sin mediar explicación, le abandona su mujer y su mundo se derrumba.

Llega a Portugal, donde entabla una amistad con un manitas que acaba también abandonándolo, aunque esta vez de manera involuntaria: fallo cardíaco fulminante. Fernando suplantará su identidad para marcharse a trabajar como jardinero a la preciosa quinta portuguesa de Amalia, a la que da vida una elegante Maria de Medeiros.

La directora valenciana da continuidad así a los temas y al estilo con los que convenció en su ópera prima, Vasil (2022), en la que nos narraba la emocionante relación entre un huraño jubilado interpretado por Karra Elejalde y un culto inmigrante búlgaro. En Una quinta portuguesa continúa abogando por un cine sencillo y empático, profundamente humanista.

Pregunta. ¿Tiene algún asidero real esta historia?

Respuesta. Sí, todo parte de una noticia. “Me llamo Ángel González y estoy vivo”, rezaba el titular. Trataba sobre un español que un día lo dejó todo y se marchó a Venezuela. Dejó de dar señales de vida y una hija que se había quedado en España lo declaró fallecido 20 años después. Sin embargo, este hombre sí estaba vivo e intentó volver, pero había perdido cualquier tipo de derecho al ser declarado muerto. Aunque esta historia no tiene relación directa con la película, me hizo pensar en lo que tiene que pasarle a alguien para dejarlo todo atrás. Pero ¿es posible cortar con todos tus lazos?

Abandonar tu identidad

P. ¿Quería reflexionar sobre la identidad?

R. Sí. En realidad, no creo que puedas abandonar tu identidad completamente, porque se conforma a partir de todo lo que te va sucediendo en la vida. Pero si te sitúas en otro contexto, en otro entorno, con otra gente y otro tipo de vida, salen cosas de nosotros que no conocemos.

P. Como en Vasil, aquí aparece también el tema de la inmigración. ¿Por qué le interesa el encuentro con el otro?

R. Me gusta el encuentro entre personas de distintas culturas y países, porque así se construye la realidad hoy. Miro a mi alrededor y veo a muchísima gente que han cambiado su país por motivos diversos, y detrás de cada uno de ellos hay una historia. Los relatos en los que no aparecen personas de distinta procedencia se quedan ya un poco limitados. Es cierto que, en nuestra vida cotidiana, estamos muy acomodados, vamos muy a lo nuestro, sobre todo si tienes cierta edad. Es muy difícil hacer el esfuerzo por conocer en profundidad a alguien nuevo y esto hace que nos perdamos muchas cosas positivas.

P. ¿Cómo construyó el personaje de Fernando?.

R. A partir de cosas que me pasan. Es un hombre común con el que cualquiera puede identificarse, que tiene su trabajo, su orden, sus rutinas… Una vida resuelta, que probablemente no va a dar más de sí, pero con la que él ya tiene bastante. Pero de repente la vida le trastoca los planes y lo que en principio es una huida desesperada acaba convirtiéndose en una búsqueda.

Maria de Medeiros y Manolo Solo, en 'Una quinta portuguesa'

Maria de Medeiros y Manolo Solo, en 'Una quinta portuguesa'

P. ¿Siempre tuvo en mente a Manolo Solo para el personaje?

R. Realmente, estaba escribiendo la historia para un actor más joven, pero me venía de manera recurrente a la cabeza Manolo Solo, con el que trabajé hace bastantes años en un cortometraje. Así que lo acabé adaptando para él y menos mal que le gustó el guion.

P. ¿Por qué llevó al protagonista a Portugal?

R. Es un lugar maravilloso. Lo curioso es que le damos la espalda a pesar de estar pegado a España. Si se trata de Europa, siempre miramos para otro lado, hacia Francia, Alemania, Italia o Bélgica. Pero me creo totalmente que uno puede desaparecer en Portugal aun estando tan cerca, por el tipo de país, de entorno, de gente… Es un lugar que además genera un misterio que le va muy bien a la película. Me gustaba la idea de que alguien hiciera un viaje no muy lejos y, sin embargo, desapareciera.

P. ¿Te ha inspirado de alguna manera el cine portugués?

R. Conocía a los directores más internacionales, como Miguel Gomes, pero sí que estuve buceando más y descubrí una cinematografía seria y estupenda, con películas increíbles y actores buenísimos. No he tratado de imitar el cine portugués, pero hay algo que al rodar allí se pega. Lo que no quería era dar el punto de vista de una persona extranjera, que es algo que se nota mucho en las películas de Hollywood.

La sofisticación de María

P. ¿Cómo ha sido trabajar con una actriz con la trayectoria de Maria de Medeiros?

R. Un lujo. Es encantadora. Entendió muy bien el personaje y se entregó a la película. Le aportó muchas cosas a Amalia que no estaban en el guion. Maria tiene una sofisticación y un carácter cosmopolita que es fácil que se transmita a sus personajes y, además, le iba muy bien a esta mujer que queríamos retratar.

La quinta de Amalia

La quinta de Amalia

P. ¿Cómo trabajó el apartado visual de la película?

R. Quería apostar por una naturalidad que no fuera pretenciosa, pero sin perjuicio para ese tono de fábula que tiene la historia.

P. ¿Qué espera del espectador?

R. Confío mucho en él, creo que es más inteligente de lo que se piensa en general. Y es bonito que tenga que hacer un pequeño esfuerzo para completar la película. Nosotros la contamos hasta un punto, pero luego cada uno la termina con sus propias vivencias y experiencias. Para eso hay que dejar espacio, para que a cada espectador le pueda evocar algo distinto.