
José Sacristán y Mario Vargas Llosa durante el rodaje de 'Pantaleón y las visitadoras'. Foto: www.mvargasllosa.com
Vargas Llosa y el cine: una catastrófica experiencia
Repasamos la relación con la gran pantalla del escritor, que dirigió una adaptación de 'Pantaleón y las visitadoras' y vio cómo se estrenaban varios filmes a partir de sus novelas, aunque no demasiado inspirados.
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En 2008 Mario Vargas Llosa (Arequipa, 1936-Madrid, 2023) ejerció de presidente del jurado del Festival de Cine de Lima. En un hilarante encuentro con el público, recordaba su experiencia como codirector, junto al español José María Gutiérrez Santos, de la adaptación de su propia novela Pantaleón y las visitadoras, que se estrenó en 1975, con José Sacristán como protagonista.
“El resultado fue una gran catástrofe, pero no creo que la adaptación no fuera buena sino que mi inexperiencia era total”, aseguraba el premio Nobel. “Fue un disparate que me mostró que el cine carece completamente de seriedad, ¿cómo si no iba a terminar yo codirigiendo una película?”.
El escritor se encontraba en México cuando sonó el teléfono. Era un directivo de la Paramount al que habían contratado para promover el cine en español, que le ofreció dirigir una adaptación de su propia novela. “Yo le dije que estaba loco, que no sabía absolutamente nada de cine, que mi única experiencia con el mundo visual hasta ese momento era haberle pedido a un amigo fotógrafo con el que trabajaba en una revista que me diera su pase para entrar en una corrida de toros”, recordaba Vargas Llosa.
El directivo de la Paramount le respondió que era muy difícil hacer una película y que cuando surge la posibilidad se hace aunque sea una insensatez. Más aún cuando la iniciativa era del dueño de la compañía en aquellos tiempos, al que le habían contado el libro en un viaje de avión. Entusiasmado, había decidido adaptarla y que debía hacerla el propio Vargas Llosa porque quería una película de autor.
“Me ofrecieron un montón de dinero y con el contrato me regalaron un manual”, decía el escritor en el Festival de Lima. “Creo que es el único caso en la historia del cine en el que el director estudiaba por la noche y ponía en práctica por la mañana con actores de verdad y con toda una infraestructura lo que había aprendido”.
El tifón Katy Jurado
El rodaje en la República Dominicana fue todo lo accidentado que uno se puede imaginar, con un tifón que destrozó todo el decorado y otro tifón llamado Katy Jurado, la actriz mexicana, que destrozó el presupuesto. “La contraté porque en Nueva York vi que actuaba en una obra de teatro con Ernest Borgnine”, explicaba Vargas Llosa. “Pero resulta que duró menos de una semana en cartel porque acabaron a ‘puñetes’ sobre el escenario".
La actriz llegó simpática, con regalos para todo el mundo, y a los pocos días estaba pidiendo un avión que la llevara a Santo Domingo, un barco de recreo, guardaespaldas porque aseguraba que se habían metido guerrilleros en su cuarto, exigió que uno de los dos baños que había construido la productora fuera para ella… "Dio unos problemas tan espantosos que a la quinta semana la eché", comentaba el autor de Lituma en los Andes. "Ella, sin embargo, dio una rueda de prensa en la que dijo que había renunciado porque el señor Vargas Llosa había pretendido que tuviera escenas de malos tocamientos con un enano. La sustituimos con la esposa de un mayor del ejército dominicano, que aparecía siempre de espaldas o oculta por una sombrilla”.

Katy Jurado y José Sacristán en'Pantaleón y las visitadoras'
La accidentada experiencia acabó con la trayectoria en el cine del escritor, que solo participaría en los guiones de dos documentales posteriores: La odisea de los Andes (Perú, 1976), de Álvaro J. Covacevich, que relata la historia del famoso accidente de aviación de unos deportistas uruguayos en los Andes, y Sepa: Nuestro Señor de los Milagros (RFA, 1987), de Walter Saxer, que retrata a una colonia penal experimental al aire libre en la Amazonia peruana.
“Decidí que nunca más adaptaría una novela mía y que el cine, que es una cosa muy bonita y muy entretenida, no había que tomarlo en serio porque detrás hay una forma de locura muy especial”. En otros momentos, Vargas Llosa ha explicado que con el cine le pasa algo curioso: “Normalmente en el cine suelen gustarme cosas que en la literatura detesto, como por ejemplo el wéstern y me pasó lo mismo con las películas policíacas”.
Una obra literaria sin mucha suerte en el cine
Más allá de esta catastrófica autoadaptación, lo cierto es que Vargas Llosa no ha tenido demasiada suerte con los filmes que han partido de sus novelas. Él mismo, que ha asegurado que prefiere mantenerse al margen y no condicionar los proyectos, reflexiona sobre el tema: “No hay fórmula alguna. Buñuel hizo grandes películas de novelas de segundo orden, pero otros cineastas han hecho grandes películas de grandes novelas. A mí me hubiera parecido imposible adaptar al cine una novela de Kafka y, sin embargo, Orson Welles lo consiguió con El proceso (1962), una maravillosa película, muy libre, pero muy fiel en espíritu a la opresión del mundo y a las angustias del autor”.
Muchos de las mejores novelas de Mario Vargas Llosa, quizá por la complejidad de su forma o la ambición de sus historias, permanecen vírgenes en la gran pantalla. Es el caso de La casa verde, Conversación en La Catedral o La guerra del fin del mundo (aunque el cineasta portugués Miguel Gomes lleva un tiempo intentando rodar un filme sobre el conflicto que retrata Vargas Llosa en este libro). Sin embargo, otras de sus obras han llegado a la gran pantalla por partida doble.
De Pantaleón y las visitadoras, tras el fiasco del filme de los 70, el peruano Francisco J. Lombardi realizó otra versión que se estrenó en 1999, con Angie Cepeda, Salvador del Solar y Pilar Bardem en el reparto. La película, en la que el capitán del ejército peruano Pantaleón Pantoja tiene la misión de montar un burdel en plena selva amazónica, logró una nominación al premio Goya a la mejor película extranjera de habla hispana.

Angie Cepeda en 'Pantaleón y las visitadoras'
No era el primer filme de Lombardi que adaptaba a Vargas Llosa ya que, en 1985, llevó a la gran pantalla, con guion de José Watanabe, la novela de formación La ciudad y los perros, logrando la Concha de Plata a la mejor dirección en el Festival de San Sebastián. El chileno Sebastián Alarcón, con producción de la URSS, estrenaría un año más tarde una versión libre de la misma novela titulada Yaguar. Antes, el mexicano Jorge Fons había llevado a las salas, en 1973, Los cachorros, uno de los primeros relatos de Vargas Llosa, que abordaba la emasculación de un muchacho por el ataque de un perro.
Hollywood tan solo ha pergeñado una película a partir de la obra del escritor peruano, Realidad y ficción (1990), en la que Jon Amiel -director de La trampa (1999) o El núcleo (2003)- buceaba en La tía Julia y el escribidor para narrar las primeras experiencias de un joven que quiere ser escritor y que, al mismo tiempo, vive un tórrido romance con una tía suya, con Keanu Reeves, Barbara Hershey y Peter Falk en el reparto. Por último, en 2006, Lluis Llosa, primo del escritor, afrontó La fiesta del chivo, con Isabella Rossellini y Juan Diego Botto como protagonistas, una adaptación que gustó especialmente al escritor.