Mike Leigh. Foto: Myrna Suarez
Mike Leigh estrena 'Mi única familia': “Para todo el mundo es muy difícil cambiar su 'statu quo'”
Gran representante del cine social británico, el ganador de la Palma de Oro por 'Secretos y mentiras' (1996) regresa a las salas este viernes.
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El kitchen sink realism (literalmente, realismo de fregadero de cocina) o Free Cinema sigue siendo crucial para entender el cine británico. Esta corriente, nacida en los años 50 al amparo de los jóvenes escritores conocidos como los “angry young men”, situaba a las clases populares en el centro de historias cotidianas para elaborar una crítica social. Algunos ejemplos fueron filmes como Sábado noche, domingo mañana (Karel Reisz, 1960) y La soledad del corredor de fondo (Tony Richardson, 1962), que marcaron a cineastas de la siguiente generación, liderada por Ken Loach y Mike Leigh (Brocket Hall, 1943).
Loach es el hombre del oído fino que sabe captar el universo del obrero para que el espectador empatice con él, descubriendo toda su belleza. Leigh no anda muy lejos, pero brilla más a la hora de captar los sentimientos, contradicciones e impulsos vitales de sus personajes. El testigo de ambos, en una tradición que no para de renovarse, lo ha cogido Andrea Arnold, como demuestra su reciente película Bird (2024).
Mike Leigh ganó la Palma de Oro en Cannes por Secretos y mentiras en 1996, pero su filmografía comprende otros títulos importantes como su debut, Naked (1993), sobre un personaje marginal en un Londres sórdido; El secreto de Vera Drake (2004), sobre los abortos clandestinos en los años 50; o Mr. Turner (2014), biopic del pintor J.M.W. Turner.
En Mi única familia, película que juego con los códigos de la comedia de situación televisiva, la protagonista es Pansy (Marianne Jeanne-Baptiste, actriz que ya aparecía en Secretos y mentiras), una mujer madura de raza negra de la clase media londinense, irritable e iracunda. Vive en una casa impoluta y asfixiante con un marido con el que ha dejado de comunicarse (David Webber) y un hijo veinteañero (Tuwaine Barrett) que se pasa la vida encerrado en su habitación. Frente a ella, como un espejo que revela su tristeza, la familia de su hermana, que destaca por su amor y comprensión mutua.
Como el cocinero que se niega a dar los detalles de su más famosa receta, Leigh no quiere explicar la forma en que logra interpretaciones tan realistas y detallistas. “Es un secreto”, dice.
Pregunta. Pansy es un personaje en apariencia muy antipático, borde y desagradable. Sin embargo, atisbamos en ella una conmovedora falta de amor. ¿La ira es una manifestación violenta de la tristeza?
Respuesta. La ira es propia del comportamiento humano y puede haber muchas causas para ella. Todos podemos estar enfadados un momento por algo que nos ha sucedido. El problema es la ira crónica. Por supuesto, una persona que está rodeada de amor todo el tiempo tendrá muchas menos posibilidades de ser alguien irritable. Vivo en el centro de Londres, donde hay muchos mendigos. El sentimiento de aislamiento, el descuido al que les somete la sociedad, la falta de acceso a todo tipo de cosas, provoca amargura, ira y cólera. Pansy necesita amor, pero también tiene el problema de que no sabe cómo recibirlo ni cómo darlo. Es una acumulación de muchas cosas.
P. ¿Sucede con frecuencia que la incomunicación se apodera de las familias?
R. En la película vemos a la familia de la hermana, que se comunican mucho. Eso también existe. Pero Pansy y los suyos han perdido la capacidad de hablar de asuntos importantes. Viven en una enfermedad de silencio brutal, que siempre ha existido y siempre existirá. La madre se siente totalmente aislada, desconectada y ya no es capaz de relacionarse con el mundo y con las personas que la rodean.
La dificultad de cambiar
P. ¿Es una conclusión demasiado sencilla decir que Pansy debe “liberarse” y huir de las cadenas que la aprisionan?
R. Esta cuestión se plantea en la película buscando la reflexión personal de cada espectador. Mi opinión es que es muy difícil que se libere, si no es directamente imposible de conseguir. ¿Aunque quién sabe? Lo que le pasa es algo endémico en la sociedad, para todo el mundo es muy difícil cambiar su statu quo a todos los niveles. El mundo está lleno de mujeres que no se han casado ni han tenido hijos, pero a las que les hubiera gustado. Las circunstancias les han impedido tomar decisiones que las hubieran conducido a ese camino. Pero es la naturaleza de la sociedad y de la vida.
P. ¿De qué manera logra unas interpretaciones tan realistas de sus actores?
R. En esta película no buscaba a unos actores que interpretaran a los personajes que ha escrito un tipo. Se trata de tener a unos actores dando vida a personas reales, que se comportan de una manera real, sintiendo lo que la gente real siente y actuando en consecuencia. No se pueden extraer esos sentimientos para mostrárselos al público de manera artificial. Todo tiene que ser orgánico, real y tridimensional, y ojalá relevante. ¿Y cómo conseguimos esas interpretaciones? Es un secreto.
Marianne Jeanne-Baptiste, a la izquierda, en 'Mi única familia'
P. Es conocido por construir sus personajes de manera muy meticulosa, creando para todos ellos amplias biografías. ¿Es como un proceso de investigación?
R. No parto de unos “temas”, no es así como funciono. Comenzamos a investigar a estos personajes, a hacer que se relacionen y vemos cómo crece la historia poco a poco. En ese proceso de comprender de lo que trata la película, me doy cuenta de que aparecen experiencias humanas y preocupaciones. La investigación nos llevó a ese lugar del comportamiento y la dinámica familiar.
P. ¿Se basa por tanto su método en la improvisación?
R. No hay nada que veas en pantalla que haya sido improvisado. Cuando propongo un personaje a un actor no le envío un guion, le pregunto si quiere formar parte y pueden decir que sí o que no. Una vez acepta, sabe que empieza un viaje en el que no tiene ni idea de a dónde llegará. Pero, entonces, comienza una conversación muy larga y profunda. Cuando llega la hora de rodar sí existe un guion cerrado.