
Laura Weissmahr en 'Salve Maria'.
Laura Weissmahr, la gran favorita de los Goya por su perturbadora mirada a la maternidad en 'Salve María'
La victoria de la gaditana, nominada a Mejor Actriz revelación por su papel en la película de Mar Coll, es una de las pocas quinielas seguras de una gala incierta.
Más información: 'Salve María', el 'thriller' psicológico de Mar Coll: cuando el instinto maternal se convierte en asesino
Laura Weissmahr (Cádiz, 1993) ha sido una de las grandes revelaciones del año. Su papel en Salve María, tercer largometraje de Mar Coll, la ha erigido como la gran favorita para llevarse este sábado el Goya a Mejor actriz revelación, un reconocimiento que ya obtuvo en los premios Gaudí del pasado enero, así como el premio a Mejor Actriz en la Seminci de Valladolid.
Competirá por el galardón con Zoe Bonafonte (El 47), Mariela Caravajal (La estrella azul), Marina Guerola (Los destellos) y Lucía Veiga por (Soy Nevenka). Sin embargo, su victoria es de las pocas quinielas seguras de una gala incierta, que bailará entre la reivindicación charnega de El 47 (14 nominaciones), el sólido thriller La infiltrada (13) y la afilada comedia Casa en llamas (8).
Este es el primer papel protagonista de Weissmahr, tras debutar en la ópera prima de Elena Martín Gimeno Júlia ist (2017) y varios cameos en series brillantes como La Ruta o Cardo. De padre suizo y madre italiana, Weissmahr nació en Tarifa de casualidad. Afincada en Barcelona, donde estudió interpretación, la actriz también se ha labrado una reputación en el teatro, colaborando con dramaturgos catalanes como Nao Albet y Marcel Borràs —en cuya obra Falseftuff. La muerte de las musas Weissmahr sacó a relucir su impresionante poliglotía—, Carlota Subirós y Ferran Dordal.
Esta vez ha colaborado con Coll, "madre del cine catalán", con un thriller atrevido y brillante que adapta libremente el libro Las madres no de Katixa Agirre, donde relata la fascinación macabra de una madre primeriza sobre un infanticidio. El filme se sostiene en la forma en la que Weissmahr consigue trasladar la pulsión magnética y terrorífica a la pantalla sin necesidad de diálogo.
La protagonista de Salve María, agotada tanto física como mentalmente, es casi incapaz de verbalizar el arrepentimiento y la culpa que siente por ver cómo su instinto maternal se convierte en asesino. El proceso de casting para encontrar a la actriz protagonista fue largo y meticuloso. Mar Coll y su equipo sabían que necesitaban una intérprete capaz de sostener el peso de la película prácticamente en solitario.
En un principio buscaron actrices más experimentadas (y que pudiesen financiar el proyecto), pero Coll se decantó desde el principio por Weissmahr. "Había algo en su rostro... sabíamos que queríamos hacer una película de género, estilizada, y ella era capaz de comunicar con muy poco toda esa grieta y esa angustia", explicó la directora en un encuentro en la Academia de Cine.
De ahí que la clave de su interpretación haya sido la contención, confiando en la fuerza de sus expresiones—Weissmahr llegó a decir que fueron sus ojeras por las que consiguió el papel—. Tanto la actriz como Coll trabajaron en el papel "tres meses antes de que nacieran los bebés de la película", contó la actriz en el mismo encuentro. Un papel complejo y todo un desafío para la gaditana. "Me asustó un poco al principio, porque no soy madre y no sabía cómo abordar esto. Pero, en el fondo, esas dudas ayudar muchísimo también, porque estaba viviendo todo como una madre primeriza".
En la película, Coll construye una puesta en escena perturbadora que cuestiona la maternidad desde una óptica que roza el terror psicológico. A través de una narrativa expresiva y minimalista, la película nos sumerge en el calvario de una mujer que experimenta un miedo atroz a que a su bebé le pueda suceder algo, incluso que pueda ser ella misma quien le haga daño.
En su tercer largometraje, la catalana utiliza con astucia la simbología habitualmente asociada al mal: el cuervo negro, que se cuela en su casa y en su cabeza repetidamente, o la cabra satánica, encarnada por esa infanticida que parece haberse apoderado del cuerpo de María, a la que Weissmahr da vida como una suerte de Mia Farrow extenuada en La semilla del diablo (1968).
Reducir Salve María a ser una película sobre la maternidad no sería del todo justo. No solo se acerca al todavía polémico arrepentimiento postparto, sino también a esos recovecos monstruosos (y humanos) a los que preferimos no mirar, convirtiéndose en una atrevida película de género.
La película consiguió una Mención Especial del Jurado en el festival de Locarno 2024 y fue la sorpresa de la noche de los Feroz, al conseguir el premio de Mejor Película Dramática, imponiéndose a La estrella azul, La habitación de al lado, La virgen roja y Los destellos. En los Goya la película está nominada a Mejor guion adaptado para Mar Coll y Valentina Viso, y Mejor actriz revelación para Weissmahr. Si finalmente el Goya lleva su nombre, no sería ninguna sorpresa.