Kleber Mendonça Filho

Kleber Mendonça Filho

Cine

Kleber Mendonça Filho, películas de barrio

Mas allá del wéstern distópico 'Bacurau', el cineasta brasileño ha alcanzado la fama internacional gracias a historias locales de la ciudad de Recife.

3 noviembre, 2023 02:15

Kleber Mendonça Filho recuerda haber visto en una sala de cine películas como Superman (Richard Donner, 1978), Encuentros en la tercera fase (Steven Spielberg, 1977) o The Blues Brothers (John Landis, 1980) cuando todavía no había cumplido diez años. El cine de entretenimiento de Hollywood de los 70 marcó la formación del que es hoy uno de los directores más prestigiosos de Brasil. Sin embargo, su talento se fue moldeando a fuego lento, dando algunos rodeos antes de estrenar su primer largometraje.

Nacido en 1968 en Recife, Mendonça Filho vivió en Inglaterra de los 13 a los 18 años mientras su madre cursaba un doctorado. Allí empezó a indagar en otros estilos cinematográficos, conoció el cine que se hacía en Australia o en la India y descubrió a Truffaut o Godard. A su vuelta a Brasil, se licenció en Periodismo en la Universidad Federal de Pernambuco y encaminó sus pasos hacia la crítica. Al tiempo, empezaba a trabajar como programador para la fundación Joaquim Nabuco.

Sin embargo, con una cámara de vídeo casera, comenzó a rodar películas en su barrio de Recife, en su mayoría thrillers y relatos de terror, con su apartamento familiar como principal escenario y reclutando a amigos y vecinos. A partir del año 2000, con la irrupción del cine digital, los cortometrajes fueron adquiriendo mayor empaque: el relato fantástico Vinyl Verde (2004) se proyecta en la Quincena de Cineastas de Cannes, o el impactante falso documental Recife frío (2009), que gana premios en festivales internacionales.

Su primer largometraje, Sonidos de barrio (2012), que lamentablemente permanece inédito en España, se convirtió en un enorme éxito de crítica y de público en Brasil y compitió en el Festival de Rotterdam. Historia coral, la película aborda lo que ocurre en el barrio de Recife cuando unos vecinos, que se sienten amenazados, contratan a una empresa de seguridad. Una apuesta por un realismo social alejado del cine brasileño más exportable, el de la violencia en las favelas o el costumbrismo del interior.

En la misma línea iba su segundo trabajo, Doña Clara (2016), rodado de nuevo en Recife, en el que Sônia Braga interpreta a una mujer que emprende una cruzada contra la constructora que la acosa para que venda su casa. Un estimulante estudio de personaje y denuncia de la especulación inmobiliaria que estuvo en Cannes.

Con Bacurau (2019), escrita y dirigida junto a Juliano Dornelles, Mendonça Filho cambiaba de tercio con un wéstern distópico que bebe de los directores de Hollywood que llevaron la serie b a los cines en los 70 (Brian de Palma, John Carpenter, David Cronenberg…) y que servía para captar el clima de tensión que se vivía en Brasil con la presidencia de Bolsonaro. El filme recibió el Premio del Jurado en Cannes.

Su última entrega, el ensayo fílmico Retratos fantasma, es un itinerario emocional por el centro de Recife, el que fuera el epicentro cultural y económico de la ciudad a mediados de los años cuarenta y que hoy ha sido condenado al olvido, con ese aire decadente y deprimido.