Image: Ira Sachs: La intimidad es un riesgo

Image: Ira Sachs: "La intimidad es un riesgo"

Cine

Ira Sachs: "La intimidad es un riesgo"

7 noviembre, 2014 01:00

Ira Sachs

Ira Sachs (Tenessee, 1965) es uno de los más sobresalientes directores del cine independiente de Estados Unidos. Ganador del gran premio del Jurado en Sundance con Forty Shades of Blue (1995), hace pocos meses vimos en nuestras pantallas Keep the Lights On, en la que narraba de forma autobiográfica su tortuosa relación con un ejecutivo editorial. Su nuevo filme, El amor es extraño, tiene a John Lithgow y Alfred Molina como protagonistas, una venerable pareja de maduros gays que tras toda una vida en común debe separarse cuando la crisis arrecia y son deshauciados. Se convierten entonces en "okupas" en casas de sus amigos, poniendo a prueba una relación de muchos años y sacando a relucir las miserias de la miseria. Esto lo cuenta Sachs con un filme sutil y delicado en el que destaca su mirada humanista.

- ¿Surge esta película de su intención de reflejar la crisis económica?
- ¿Qué es una historia sin una crisis? El dinero es un asunto importante pero de lo que tenía ganas es de hablar sobre el amor y reflejar mis propios sentimientos al respecto. Hablar del amor desde el punto de vista romántico pero también del amor familiar. ¿Qué pasa entre la gente en su intimidad? Y de forma más concreta, en sus hogares, que es el espacio fundamental de la intimidad, donde crecemos, donde formamos una familia, biológica o escogida. Específicamente quería hacer una película que honrara a una generación, este caso a través de una pareja a la que también vemos como dos individuos que no pierden su independencia.

- ¿Cambia mucho nuestra forma de amar a medida que pasan los años?
- Desde luego cambia muchísimo. Creo que nos define como seres humanos la manera en que respondemos al conflicto. La mayoría de nosotros aprendemos, probablemente no nos transformamos pero sí cambiamos. Quizá hay un momento en el que sabemos vivir en esa posición en la que solo somos ligeramente desgraciados.

- La idea del sacrificio está muy presente, ¿hasta dónde debemos aguantar por mantener una pareja?
- Siempre existe esa tensión entre el individuo y la pareja. Lo que quería mostrar es este matrimonio de 35 años que ha superado varias etapas, casi se puede hablar de que han tenido cuatro o cinco matrimonios distintos. No hay ninguna visión sentimental como ellos tampoco la tienen, eso la hace muy auténtica, muy real.

- La película desprende una gran compasión por todos los personajes.
- Creo que este es mi trabajo, como director y como artista, sentir empatía por los personajes. Hasta cierto punto se parece al trabajo de un terapeuta, debo tener una cierta comprensión de por qué suceden las cosas y empatía con los problemas de los personajes. Como he dicho, uno de los grandes temas es el dinero, porque no puedes separar la vida de una persona del dinero. Tu situación económica marca tu vida. Mis películas tienen mucho de literario en el sentido de que las novelas siempre han sido las grandes retratadoras de personajes, me interesa llegar hasta el fondo de mis personajes y como decía Janes Austen, al final todas las historias tratan sobre amor y dinero.

Fotograma de El amor es extraño, de Ira Sachs

- Cuando esa pareja se queda sin casa y se instalan en casa de unos amigos vemos la dificultad de introducirse en la intimidad ajena. En castellano existe ese refrán que dice que "a los tres días, los invitados huelen".
- Me parece sabio. En Nueva York eso se acentúa porque es una ciudad muy callejera en la que se hace mucha vida en bares y lugares de reunión y el hogar no es un lugar abierto, además los alquileres son muy altos y las casas suelen ser pequeñas. Al mismo tiempo, te sigues encontrando a ese gente con espíritu samaritano muy acogedora, eso también es muy Nueva York. En cualquier caso todos sabemos lo difícil que es compartir nuestra intimidad con alguien. Cuando vienen tus padres de visita siempre es un reto porque la intimidad es riesgo.

- Esa idea de la intimidad es muy interesante, ¿cambiamos mucho en privado que en público?
- Mucho. Recuerdo con Maggie Chan cuando preparaba Forty Shades of Blue, nos reunimos en París cuando le ofrecí que protagonizara la película. La reunión se había terminado y me despedí de ella. Me invitó a tomar un té a su casa y allí cambió todo porque se establece otro tipo de comunicación, es cuando puedes sentir si realmente vas a llevarte bien con esa persona.

- Vemos a una pareja gay de larga duración que finalmente consigue casarse porque la ley lo permite, ¿cree que el matrimonio en sí mismo cambia mucho una relación tan estable?
- Sí lo creo. El impacto del cambio de leyes se refleja en vidas individuales. Yo mismo sentí ese impacto cuando me casé con mi pareja. De repente sientes que tu relación está menos escondida, mi vida interior se ve reflejada en mi vida exterior. Para la gente homosexual, esto ha sido un largo proceso. También supone un gran reto porque significa que hay otras perspectivas. Eso no quita que el impacto de la represión y la vergüenza acumulada durante siglos siga muy presente. La ley ayuda a cambiar las cosas y tiene un gran valor simbólico, pero la verdadera equidad aún costará bastante tiempo pero desde luego ha habido un gran avance. Ahora los gays sentimos menos vergüenza, eso es el concepto clave.

- La amistad surge como otro gran tema del filme. Se habla poco de la amistad.
- Mi siguiente película trata sobre eso. Es un tema que últimamente me tiene muy preocupado, hace poco perdí a uno de mis mejores amigos, nos distanciamos y nos dejamos de ver, y noto ese vacío. Aunque no haya sexo, hay algo de romance en una amistad.