Image: Objeto encontrado: la fascinante vida de Antonio Pérez

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Cine

Objeto encontrado: la fascinante vida de Antonio Pérez

Miquel Barceló, Juan Marsé, Caballero Bonald, Luis Gordillo... glosan en un documental su inclasificable trayectoria vinculada al arte

16 enero, 2012 01:00

Fotograma de Objeto encontrado

Desconocido para la mayoría, Antonio Pérez es un personaje sobresaliente: artista, coleccionista, figura social, editor, inspirador de grandes artistas... Objeto encontrado, un documental sobrio y muy bien hecho de César Martínez Herrada, nos traslada al universo de un señor de Sigüenza que ha estado siempre muy cerca de lo más interesante e importante que ha sucedido en el arte español de las últimas décadas. La lista de participantes/amigos dispuestos a la hagiografía del inclasificable Pérez da buena fe de ello: Miquel Barceló, Juan Marsé, Caballero Bonald, Luis Gordillo o Ángeles Saura, de cuyo hermano Antonio nuestro protagonista fue amigo íntimo durante muchos años. A la hora de glosarle la unanimidad es absoluta: Pérez ha sido fundamental para la cultura española en cualquiera de sus facetas. El adjetivo más utilizado al final es el de poeta, otra de sus pasiones y que también ha cultivado como autor.

Son tantas sus facetas que quizá lo mejor es establecer un cierto orden. Como artista, Pérez ha sido un sucesor de Marcel Duchamp y sus objets trouvés, o esas atípicas obras de arte consistentes en dar un significado y sentido nuevos a objetos encontrados al azar, bien en el vertedero de basura o en una ferretería. Surge la eterna cuestión: ¿puede ser arte una obra no creada sino "simplemente" recontextualizada? ángeles Saura lo tiene claro y Miquel Barceló se muestra como un partidario fervoroso. Quien quiera juzgarlo por sí mismo, lo mejor es que vaya a su museo en Cuenca, ciudad donde reside Pérez desde hace muchos años, o incluso a su propia casa, que Andrés Trapiello considera su obra magna y es un lugar para la fantasía en el que se desboca la creatividad de ese curioso artista "encontrador" que es Pérez, un poeta en cuanto sabe encontrar la belleza en los lugares más insospechados.

En la Fundación de Cuenca, también podrá admirarse la otra faceta más notable de Pérez, la de coleccionista, muy relacionada con su bonhomía y su don de gentes ya que la mayoría de las obras han sido regalos de las muchas personas que le aprecian. La colección es asombrosa y uno puede encontrar pinturas de Barceló, Saura o Gordillo, ya mencionados, u otros como Hernández Pijuán, Ráfols Casamada, Canogar o Warhol, Michaud y Matta. Es curioso, por cierto, como algunos de sus amigos, sin embargo, cuestionan a esa Fundación. Trapiello considera que el musero es excesivo y Barceló le reprocha que mezclar "objetos encontrados" con obras de arte tradicionales desvirtúa su acérrima defensa de que ambas cosas tienen la misma jerarquía.

La relación de Pérez con el mundo de los libros también es crucial. Amante de la literatura, el anecdotario de las letras españolas no puede obviar que fue él quien inventó el canónico nombre de Pijoaparte, protagonista de la novela de Marsé Últimas tardes con Teresa. Marsé, a su vez, lo bautizó con el apodo de "anda-ríos" por su afición a dar largos paseos siguiendo la ribera de un cauce. Menos anecdótico es su papel como librero en París, donde fue buque insignia del mítico establecimiento de François Masperó, lugar de peregrinaje para toda una generación de intelectuales españoles ya que allí se encontraban los libros prohibidos por el franquismo. La pasión por leer y la pintura se fundieron en la colección que fundó y dirigió Antojos, en la que grandes artistas ilustraban obras fundamentales de la literatura española, o en la editorial Ruedo Ibérico, lugar de refugio para la inteligencia en pleno franquismo.

Objeto encontrado es la tercera película de César Martínez Herralda, hasta la fecha conocido por sus películas de ficción Cuando todo esté en orden (2002) y Arena en los bolsillos (2006). En este trabajo, el realizador opta por un documental sencillo y efectivo que se corresponde con el carácter afable y poco estridente de su protagonista. Además, está mejor rodado de lo que parece. También es un acierto su estructura retrospectiva en la que primero conocemos la vejez de Pérez y poco a poco vamos retrocediendo hasta llegar a su infancia en Sigüenza, hijo menor de una familia de clase media que tuvo doce hijos en la que se llamaba de usted a los padres. Por todo ello, vale la pena ver este documental y conocer la figura del encantador Antonio Pérez.