Cine

Javier Fesser y Borja Cobeaga

Cara a cara con sus cortos en Hollywood

22 febrero, 2007 01:00

Javier Fesser y Borja Cobeaga

El primero es un veterano. El segundo, un debutante. Ambos están nominados al Oscar al Mejor Cortometraje, un hito para el cine español. Fesser viaja a Hollwyood con la fábula africana Binta y la gran idea y Cobeaga con la sátira social Éramos pocos. Los reunimos para saber si el doblete es un milagro o un síntoma.

Forman una atípica pareja. Uno vasco; el otro, madrileño. Los dos, locos por el cine. Borja Cobeaga nació en Donosti y a sus 29 años ya lleva un buen recorrido. Nominado al Goya por su primer corto, La primera vez, forma parte del colectivo de jóvenes cineastas reunidos en torno a Arsénico Producciones, en el que se encuentra Nacho Vigalondo (nominado también al Oscar en 2004 y actualmente montando su primer largometraje, Los cronocrímenes) o Koldo Serra, que acaba de estrenar su ópera prima, Bosque de sombras. Javier Fesser (Madrid, 1964), por su parte, es un hombre muy ligado al mundo del corto. Director del Notodofilmfest (certamen de que se desarrolla a través de Internet) es de los pocos que ha continuado ejercitando el género tras triunfar con sus largometrajes.

Fesser es amante de una estética guiñolesca y el humor absurdo, suyos son filmes como El milagro de P. Tinto o el taquillazo La gran aventura de Mortadelo y Filemón. Sin embargo, poco de eso hay en el corto que le ha dado su primera nominación al Oscar. Binta y la gran idea trata, con humor y poesía pero con realismo, los graves problemas de áfrica. La pieza forma parte de la película patrocinada por UNICEF En el mundo a cada rato. Cobeaga también apuesta por un tema de fuerte impacto social, como es el abandono de las personas mayores en Occidente. Pero si Fesser utiliza los elementos cómicos para matizar una realidad muy dura, Cobeaga opta por el sarcasmo para denunciar lo que muchas veces permanece oculto.

-Señor Fesser, ¿Qué opina del corto de Borja Coebaga?
-Javier Fesser: Conozco a Borja, conozco Eramos Pocos, y me siento privilegiado por estar compitiendo con un trabajo de semejante calidad. Ambos estamos deseando acudir a la proyección de los cinco cortos el dia 20 en el Samuel Goldwing Theater de Los Angeles para comprobar que nos enfrentamos a tres obras maestras que provienen de Autralia, Dinamarca y EEUU.

Brillante y optimista
-Y usted, señor Cobeaga. ¿Ha visto el corto de Fesser?
-Borja Cobeaga: Me parece brillante. Es tan optimista que sales de la sala con una gran sonrisa. Y eso me parece su gran mérito. Tratar un tema muy dramático pero desde un punto de vista alegre y vitalista. Eso es lo maravilloso del cine.

-¿Cambiará su vida profesional tras esta nominación?
-B.C.: Espero vivir de hacer largos y entremedias hacer cortos. Y que mis películas tengan un presupuesto decente y pueda trabajar a gusto. Eso es lo que quiero.
-J.F.: En mi caso no creo que cambie nada, o no a corto plazo. Reconozco que soy poco ambicioso y que cuando alguien me dice que es una oportunidad para meter la nariz en Hollywood yo me agobio.

-¿Tiene el mismo reconocimiento triunfar con un corto que una película?
-J.F.: A parte de la duración, que es anecdótica, ¿que otra diferencia hay entre un corto y un largo? Binta es de todas formas un caso especial. Aun con un presupuesto diminuto, en el rodaje tuvimos la sensación permanente de estar metidos en una superproducción. En Africa se te quita la tontería en cinco minutos. Respecto a su recepción, percibo que se ven con más cariño pero nadie paga por verlos.
-B.C.: Sinceramente, hacer una película me parece mucho más complicado. Un corto se basa en una idea o dos, una película en cuarenta. Eso no quita que se merezcan un gran respeto. No es de recibo que los tres Goyas de los cortos se repartieran al estilo trilero. Por desgracia, éstos sólo nos importan a quienes los hacemos y a nuestras familias. Aunque eso está cambiando gracias al éxito de Nacho Vigalondo, álex Pastor con La ruta natural, o Daniel Sánchez Arévalo, que después de debutar en el largo, está haciendo un corto.

-¿Qué tipo de retos plantea contar una historia en poco tiempo?
-B.C.: A mí me gustan los cortos de idea. Prefiero que transcurran en una sola localización, casi en tiempo real... y que no duren mucho. Lo que pasa es que es un formato para probar cosas, para rodar, para practicar. éramos pocos es más largo que el anterior por la sencilla razón de que quería un rodaje de más días.
-J.F.: Ideas brillantes contadas con personalidad. Si un corto de tres minutos no te ha enganchado en los primeros veinte segundos, malo.

Amortizar el trabajo
-¿Es factible plantear un corto como un negocio?
-B.C.: Si eres listo hay maneras de amortizarlo. Lo que pasa es que cada año en España sólo hay unos cuantos que se consideren un éxito. Hay centenares de festivales, pero siempre estamos más o menos los mismos. Lo demencial es que un corto que no gana más de quince premios puede ser considerado ¡un fracaso! Es demencial.
-J. F.: Para mí, el verdadero negocio de un corto es el aprendizaje y la posibilidad de demostrar que tus historias o tu forma de contarlas puede darte de comer algún dia. Plantearlo en términos económicos me parece muy pobre.

No hay reglas
-¿Cómo es el universo en el que se mueven y funcionan los cortos? ¿Tiene sus propias reglas?
-J.F.: La única regla es que no hay reglas, aunque es verdad que las limitaciones aguzan el ingenio y te permiten aprender. Este año en el notodofilmfest hay una sección de películas azconianas, realizadas todas ellas partiendo de un pie de acto escrito por Rafael Azcona para el festival. Resultado: piezas maravillosas que parten de una historia que a priori limita tu libertad pero que finalmente no hace más que aumentarla y hacerte descubrir opciones que a uno solo no se le ocurre explorar.
-B.C.: Es un mundo bastante subterráneo, porque nos conocemos todos y no estamos muy relacionados con la profesión del cine; los que hacen largos, vamos. Pero eso lo hace muy divertido. Todos los fines de semana, en un festival de Murcia, Lleida o Rentería nos encontramos y salimos a divertirnos. Es endogámico, muchos nos hemos hecho amigos en festivales. Pero más subterráneo es el mundo de los cortos en video...

-¿Podría decirse que hay algunos elementos diferenciadores entre los cortos españoles y los del resto mundo?
-B.C.: No creo que haya mucha diferencia por lo que he visto fuera de España. Lo que tienen los cortos españoles es una técnica impecable y una variedad de temas que quizá falta en otros países. Los cortos españoles arrasan en los festivales de todo el mundo. Fíjate en los Oscar, dos de cinco nominados. No está nada mal.
-J.F.: La etiqueta nacional interesa poco. Creo que hay menos diferencias que en el mundo del largometraje, donde todo tiende a irse colocando en casilleros, ya sean de género, duración o país de origen. Eso no quita que los excelentes cortometrajes argentinos son casi todos psicológico-metafísico-reflexivos y nadie sabe por qué.

-¿Existen tendencias dentro del mundo de los cortos?
-J.F.: Tendencias, géneros, plagios, intrigas de palacio y actrices fetiche.. De todo. El género documental, por ejemplo, ha irrumpido en este formato demostrando que incluso en dos minutos se puede desmenuzar una realidad para hacernos comprender o conocer algo de lo que no sabemos nada. En la parte técnica es donde más asoman las tendencias e incluso visualmente aparecen con claridad ciertas modas de las que hay que huir y punto.
-B.C.: Desde luego. Existen rachas donde ves cómo una película ha impactado a toda una generación. Sale Pulp Fiction y al instante salen cien cortos que la imitan. Lo mismo ocurre con Amélie, Amores Perros y un sinfín de películas de culto que tienen hijos bastardos en el cortometraje español. También existe la corriente de cortos con niño o cortos con viejillos, movimiento en el que me enmarcan a mí, claro.