Image: Greta Garbo

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Cine

Greta Garbo

Los cien de La Divina

15 septiembre, 2005 02:00

Greta Garbo

Greta Lovissa Gustavsson, Greta Garbo, La Divina, la actriz sueca que eternizó a Anna Karenina y a la Reina Cristina, uno de los rostros más amados por la gran pantalla, hubiera cumplido el próximo domingo cien años. El escritor Juan Bonilla la recuerda para El Cultural.

A veces veo a Greta Garbo en películas que ella no pudo hacer. La veo por ejemplo en el papel que hace Uma Thurman en Gattaca, la veo en el papel de la replicante Rachel de Blade Runner. Supongo que la técnica conseguirá algún día que podamos escoger nuestros propios repartos para todas las películas que se realicen. Si alcanzo ese día milagroso, veré a Greta Garbo en dos de cada tres películas, haciendo papeles para los que todos los especialistas del mundo dirían que no es la mujer adecuada.

Veré a Greta Garbo haciendo de Margot en una nueva versión de Risa en la Oscuridad, y la veré en La Mujer del Cuadro de Fritz Lang, y haciendo de ciega en Luces de la Ciudad de Chaplin. Y la veré por supuesto en las dos versiones de Solaris. La veré en todas las películas que no hizo porque decían que era gélida, y en las que no hizo porque se retiró a los treinta y pocos años, y en las que no pudo hacer porque se murió en el año 90. En Casablanca no, es una película tan boba que ni la presencia de Greta Garbo la podría arreglar. En cuanto a Lolita, tampoco le daría un papel: si Humbert Humbert se encontrara en una casa en la que la hija es Sue Lyon y la madre Greta Garbo, está claro que se curaría de su afición a las nínfulas y echaría a perder la historia. Greta Garbo era de familia humilde, y tuvo que ganarse la vida en unos grandes almacenes suecos donde el dueño, un adelantado, promocionaba su comercio con películas publicitarias. La escogió a ella de protagonista de algunos spots.

"Post-Greta"
Por cierto, que si la técnica llega a conseguir que se usen actores antiguos para películas modernas, también vería a Greta Garbo en dos de cada tres spots: la vería anunciando perfumes, y campañas contra la velocidad, y promociones del libro. Y la haría presentar el telediario, y sería la única concursante de Operación Triunfo. Creo que me estoy pasando y mi novia se va a enfadar. Más que yo, mucho más que yo, exagera Fernando Márquez en su libro Mary Ann, que termina con un Epílogo titulado "Post-Greta" en el que se lee: "Después de Greta vino el tedio y el desamor/el racionamiento de la fantasía/el sexo multiplicado por mil como esporas/las dicotomías y los análisis/ Después de Greta vino la Guerra/ Después de Greta vino la náusea/ Después de Greta vino la arcada del gordo aquel/ que vomitaba hamburguesas y blues mal digeridos/ Freud vino después de Greta porque/ ¿a quién le importaba Freud cuando se estreno Camille?

El título de la película está mal elegido, desde luego, porque Camille es del 37, y para entonces Freud estaba muy traducido. Debiera haber dicho El demonio y la carne que es la película que, en 1927, hizo indispensable a Greta Garbo y la que la convirtió en una mujer sin corazón, porque el hombre que la descubrió en Suecia, Mauritz Stiller, el que la llevó a Hollywood, tuvo que volverse a Europa sin ella: el éxito de la película de Clarence Brown la convenció de que su sitio estaba en América.

Seductora y enigmática
Yo no recuerdo ahora si El demonio y la Carne es una buena película o no, lo que no se me despintará mientras viva es la escena de la iglesia. Como seguro que recuerdan los que la hayan visto Greta hace el papel de mujer seductora y enigmática que se interpone entre dos oficiales del ejército austriaco -uno de ellos era John Gilbert, el actor favorito de Cernuda-. El éxito de la química entre Gilbert y Garbo llevó a los productores de Hollywood a confiar en esa pareja en varias películas más. Pero en una escena de El demonio y la carne, los amantes se acercan a comulgar. El cura le pasa el cáliz a él y él bebe. Luego gira el cáliz para que ella beba por el lado del borde que no han tocado los labios de Gilbert. Pero cuando Greta bebe gira el cáliz para que sus labios se posen sobre la huella de los labios de quien fue su amante.

De entre todos los personajes que llegó a encarnar, me quedo, más que con la bailarina suicida de Gran Hotel, o con la reina Cristina, o con la salaz Ninochtka, con esa mujer y ese gesto. En cuanto a todos los personajes que no llegó a encarnar, ya les digo, espero que algún día la técnica venga a socorrernos y a llenarnos las estanterías de películas protagonizadas por Greta Garbo.